2015.03.01 – Confíe en Dios
in SermonesConfíe en Dios
(Juan 14:1-7)
Dios
Desea ser glorificado.
Él
Envía su Palabra y la cumple sin falta, (Números 23:19)
Envió a Jesús y consumó su voluntad
Y envía al Espíritu Santo para dar testimonio de nuestra fe. (Juan 15:26)
Dios ama a sus santos
Y derramó todo su poder y amor para que tengan la vida eterna,
Esta es nuestra fe. (Juan 3:16)
Nosotros tenemos la fe con esperanza,
Y esta se encuentra en el Cielo.
Este mundo no es para la vida eterna,
Sino el camino de los peregrinos. (Hebreos 11:13-14)
Sin falta,
Debemos ser primeramente llenos de la certeza
Del lugar que el Señor Jesús está preparando. (Juan 14:1-3)
Aunque el Señor Jesús no se encuentra en el mundo,
Él se encuentra en el Cielo y no descansa,
Por esta razón
Debemos confiar en las obras que el Señor hace por el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es el Consolador que nos guía a la Verdad.
○ La fe es confiar en Dios.
Jesús murió por esto en la cruz.
Confiemos en Dios.
○ Jesús no se encuentra en el mundo,
No debemos desconfiar de Él,
Sino que debemos confiar que está haciendo su obra en el Cielo.
○ Aunque Jesús dejó el mundo,
Envió al Espíritu Santo, quien ahora se encuentra en nuestros corazones.
El Espíritu Santo es el Espíritu de Verdad.
※ Nuestra fe es real.
Debemos participar de las obras del Señor.
Comenzando desde el bautismo, debemos participar de todo.
Juan 14:1-7
1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
5 Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
Confíe en Dios
(Juan 14:1-7)
Los santos toman un camino diferente al mundo
Sería necio pretender que a alguien le irá bien si no tiene un propósito claro. De la misma forma, si no tenemos una dirección clara, todo el tiempo y la energía que usemos será en vano. Extrañamente, la gente en el mundo va por el mundo sin ningún propósito.
La gente quiere creer que se encuentra en el camino correcto. Pero en realidad, la mayoría de la gente está en busca del dinero. Todos luchan para que su cuerpo no sufra hambre o dificultades. La principal razón por la que los padres exhortan a que sus hijos estudien es para que puedan tener una gran carrera y salario. Doctores, abogados, ingenieros, entre otros, son algunas de las carreras más buscadas. Sin embargo, sólo un pequeño porcentaje de personas logra este objetivo, mientras que para el resto es un sueño. Por la fuerte competencia, incluso convertirse en un maestro, entrar a una gran compañía o hacerse exitoso a través de las artes finas, deportes o entretenimiento no es fácil.
Por esta razón, las personas creen que tienen que ser las primeras en la escuela. A veces, una persona que no tiene muchas capacidades académicas es despreciada. ¿A quien no le gustaría ser el mejor en la escuela? Cuando los adolescente pasan por la pubertad se incrementan las hormonas, esto no permite que sus corazones y mentes se concentren a la hora de estudiar. Igualmente, hay personas que no se pueden concentrar en sus estudios por diferentes circunstancias. A pesar de esto, las capacidades de una persona determinan el éxito de una persona en la sociedad. Como resultado de esto, muchas personas viven con profundas y duraderas cicatrices en sus corazones.
Para aquellas personas que no son académicas o particularmente talentosas, pero quieren hacer dinero para vivir cómodamente, existe la opción de crear su propio negocio. Sin embargo, comenzar un negocio requiere mucho dinero. Además, tener dinero no garantiza el éxito. El error financiero de un negocio exitoso puede hacer que una familia entera sufra toda su vida.
La mayoría de las personas viven por su carne. Los estudiantes se esfuerzan por su carne, igualmente, muchas personas trabajan en campos que ni siquiera les interesa. No hay muchas personas que puedan decir que se sienten genuinamente felices y complacidas con sus vidas. A pesar de todo, la gente no puede cortar con este tipo de vida, porque tienen que velar por su vida y la de su familia. La gente joven de hoy en día tiende a posponer el matrimonio, del mismo modo, un número significativo de parejas no desea tener hijos, porque no tienen la confianza de ser capaces de darle a sus hijos el apoyo y la crianza que necesitan, pero también porque no quieren pasarle a la siguiente generación el dolor de cabeza que tienen. En medio de la dura realidad, algunos individuos pasan la línea de lo moral, engañan y hacen lo que es incorrecto.
Tal vez, es natural que todas las personas tengan este tipo de disposición o inclinación. El problema es que incluso los cristianos están siguiendo esta moda. Los cristianos no deben decepcionarse o desesperarse por las mismas cosas que los incrédulos. Las personas ricas y pobres eventualmente llegan al mismo punto antes de su muerte, la sensación de que todos los logros de su vida quedaron en el pasado y que hay cierta inferioridad con respecto a los más jóvenes. La gente trata de ir hacia delante sin conocer de lo que les espera al final.
En Roma hay cámaras subterráneas llamadas Catacumbas. Los primeros cristianos de Roma usaban estos lugares para esconderse y adorar. En ellas se encuentran numerosos caminos que recuerdan un laberinto, si alguien tomase el camino incorrecto podría estar atrapado el resto de su vida. Así es la vida, pero muchos no lo reconocen. La gente gasta su tiempo pensando en cosas triviales “¿Qué tipo de pomo debo ponerle a la puerta de mi habitación?” o “¿qué debo almorzar hoy?”. Su concentración se encuentra en las cosas que son terrenales, lo que es desde su nacimiento hasta su muerte.
Los incrédulos tienen una visión corta, ya que tienden a juzgarlo todo basado en los sentidos carnales. Claro está, le dedican tiempo a las actividades filosóficas que exploran la dimensión de lo invisible. Extrañamente, las actividades concernientes a la realidad espiritual las tratan como poco sanas. Como santos, no debemos seguir el camino del mundo. Nuestro punto de vista tiene que ser diferente al de ellos. Si los santos poseen esta proclividad, es porque no confían en las promesas de Dios. También demuestra que tienen dudas en sus mentes al escuchar la Palabra de Dios. Un número significativo de personas tiene fe en la salvación, pero no la fe en la vida eterna. Es difícil para estas personas ser sanadas de sus enfermedades, incluso cuando reciben oración y les son impuestas las manos.
Uno de los sentimientos comunes que todo el mundo tiene es el del temor a la muerte. Incluso la persona altiva no puede esconder su temor hacia la muerte. Por el contrario, los santos tienen una actitud diferente hacia la muerte. Este gran contraste entre la actitud de los santos y la de los no creyentes hacia la muerte es notable en los funerales. Los santos deben ser diferentes a los no creyentes, porque deben entender que el final de esta vida terrenal es el comienzo de la vida nueva.
Jesucristo, el camino, la verdad y la vida
Jesús nos dice: “Tú y yo tenemos al Padre”, y “¡Vamos al Padre!”. Si Dios es nuestro creador, entonces somos sus siervos. Un siervo no se atreve a poner sus ojos en lo que le pertenece a su maestro. Sin embargo, Jesús nos lleva al Padre y nos dice: “¡Dios es nuestro Padre!”. Él está diciendo: “Vamos a la casa del Padre”, y nos hace reconocer este derecho. No habrá llanto, ni muerte, ni dolor ni pesares en la casa del Padre. Las cosas viejas habrán pasado y no serán vistas nuevamente. Esta es la casa del Padre que estamos esperando.
¿Cómo podemos ir a la casa del Padre? Jesucristo dijo : “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6). Jesucristo es el único camino por el cual podemos ir al Padre. La Iglesia es como un tren que va por las vías y nosotros somos los pasajeros a bordo que están declarando: “¡Sí, seguiremos al Señor!” No seguimos el camino de Jesús irreflexivamente, sino que continuamos aprendido y practicando en la Iglesia. A través del Espíritu Santo, arrepentimiento, bautismo, adoración, santa comunión, oración, ofrenda, dedicación, servicio, comunidad, misión, evangelismo, imposición de manos, sanidades, entre otros, el Señor nutre a su rebaño. Si el Señor no hubiera sacrificado su vida, entonces este camino hacia no estaría abierto para nosotros. La Iglesia existe por el sacrificio del Señor, por lo tanto, la Iglesia necesita tener el poder para demostrar su valor. Vamos delante de Dios por el camino establecido por Jesucristo a través de la Iglesia.
Jesucristo es la verdad. Sin la verdad no podemos salir delante de Dios. Desde el principio, el hombre y Dios no podían estar conectados porque su existencia era diferente. El hombre no puede encontrarse con Dios a través de los sentidos carnales, ya que son fundamentalmente actividades cognitivas. No puede conocer a Dios a través de su poder mental. El hombre sólo puede conocer a Dios por el Hijo que vino a través de la luz y reveló la realidad espiritual. La luz es la verdad. Para el hombre, que tenía su espíritu muerto y estaba ciego, ahora es posible ver claramente el reino de Dios y entrar en él.
Hay un elemento que Dios nos ha revelado a través de las palabras y la vida de Jesús, que puede resumirse en: “Te ayudaré”. El hombre se acostumbró a los caminos del mundo, por esta razón se dirige a la destrucción, creyendo que no habrá nada más allá. La verdad es que la voluntad de Dios es salvar a toda la humanidad, su plan es darle libertad. Por la ley de este mundo, el muerto no puede resucitar. Sin embargo, la verdad dice: “Pongámonos de pie” De acuerdo a la ley de este mundo, es imposible que el hombre se encuentre con Dios. Sin embargo, la verdad dice: “Dios los amará así como amó al Hijo unigénito”. Debemos permanecer en la verdad.
Jesucristo es vida, es la vida que Dios nos entregó. Por lo tanto, todo el que tiene la vida del Hijo de Dios tiene vida y el que no tiene la vida del Hijo no tiene vida (1 Juan 5:12). Pronto, nuestra carne desaparecerá y cuando llegue el momento, la tierra en donde viven nuestros cuerpos desaparecerá. En otras palabras, el fundamento en donde el hombre ha puesto su confianza se esfumará eternamente; sin embargo, nosotros no lo haremos. Jesús nos prometió un lugar eterno donde habitar: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Juan 14:2-3)
El camino del Señor es el camino del justo
Hay un procedimiento que debemos seguir para ir a la casa del Padre que Jesús ha prometido, es la resurrección. Aunque hemos escapado del Hades, todavía nos falta entrar en la vida eterna. Esto permanece como una serie de pasos para dejar este cuerpo y entrar en la vida eterna. Jesús dijo: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.” (Juan 6:54). Jesús debe levantarnos para que podamos entrar en la vida eterna. Por esta estar razón, estamos comiendo el cuerpo de Jesús en la Iglesia.
Los incrédulos le temen a la muerte, ya que están no reconocen la realidad espiritual. Aunque dicen que todo termina cuando uno muere, todavía tienen la vaga noción de que estarán rondando en algún lugar luego de su muerte. Este tipo de actitud hacia la muerte es evidente en la forma en que se afligen por la muerte de algún familiar. A diferencia de los incrédulos, los santos tienen la promesa de la resurrección. Jesús dijo: “ Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:26), y también: “ De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.” (Juan 5:25-29). Todo el que confía en la promesa de resurrección del Señor será lleno de la esperanza de la resurrección.
Para aquellos que tienen la esperanza de la resurrección, hay algo que deben recordar y preparar. Jesús le dijo a sus discípulos que esperaran en Jerusalén (Hechos 1:4-5). ¿Dónde habrían ido los discípulos luego de la ascensión de Jesús? Podrían haber regresado a sus pueblos y pescar. Podrían haber seguido un camino incorrecto, vagar y estar atrapados en un laberinto subterráneo o el camino de la destrucción. Jesús frustró sus caminos y les mandó a que se bautizaran por el Espíritu Santo. Así como lo mandó, los discípulos recibieron al Espíritu Santo en el día de pentecostés. Es ese día 3000 personas fueron bautizadas y la Iglesia de Cristo nació.
El bautismo significa confesar que hemos sido redimidos a través de la muerte de Jesús. Públicamente profesamos determinación olvidarnos de nuestro pasado, seguir el camino de Jesús y cumplir la justicia de Dios. Es acerca de decidirse a seguir el camino de justicia desde ese punto. También significa liberarse espiritualmente del poder del Hades, aunque la carne siga en el mundo.
La Iglesia está formada por aquellos que esperan en la casa del Padre. El Espíritu Santo los guía a la Verdad (Juan 16:13). Sin la guía del Espíritu Santo uno no puede triunfar en el mundo y seguir al Señor, porque hay muchos factores que destruyen la fe y obstruyen la esperanza. La idea de seguir el camino del Señor mientras estamos hacemos nuestras cosas nunca funcionará. Debemos abandonar nuestras dudas acerca de las palabras del Señor y confiar en Él.
En el pasado solíamos seguir nuestros vacíos caminos. Sin embargo, hemos sido santificados como aquellos que han cumplido la justicia de Dios. No importa si somos estudiantes, trabajadores de oficina, maestros, servidores públicos o amas de casa, somos los santos de acuerdo a la voluntad del Espíritu Santo y el cumplimiento de la voluntad de Dios. Antes, trabajábamos para adquirir dinero para nuestro cuerpo. Pero ahora debemos considerar el Reino de Dios y ganar dinero con un propósito santo. Uno puede haber estudiado para su cuerpo, pero ahora debemos cumplir la justicia de Dios.
Carta de Simuón
Recuerdo haber dirigido avivamientos evangelísticos bajo una carpa desde la primavera de 1963. En ese momento los llamábamos: “Las Buenas Nuevas del Evangelio y Sanación”. Para poder dirigir un avivamiento evangelísticos, deben haber aproximadamente un staff de diez miembros o más para que sirvan. Sin embargo, solo había una persona graduada de secundaria entre el personal del avivamiento evangelístico. El resto del personal se habían graduado únicamente de la escuela elemental con pobres antecedentes académicos, trabajando como agricultores o mineros. Sin embargo, eran llenos del Espíritu Santo, oraban y estudiaban la Biblia diligentemente y sin cesar. Simplemente, eran jóvenes adultos que querían vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. Viajé con ellos a través de la nación por más de diez años y realizamos muchas obras evangelísticas.
Dios verdaderamente los uso. Aunque no poseían conocimiento del mundo, tenían autoridad y amor para todos. Por servir en obras evangelísticas por diez años, Dios los bendijo grandemente, a tal punto que pudieron continuar sus estudios y últimamente convertirse en Pastores de mega iglesias y catedráticos de universidad.
Sólo porque una persona carece de educación y conocimiento, no significa que no puede completar la labor de Señor. Así como lo hizo en el pasado, Dios puede obrar a través de aquellos que fueron llamados por Jesús para realizar su obra. Igualmente, Dios me llamó y he estado trabajando continuamente para cumplir esta obra.
¿Qué desea para convertirse en una persona con una misión y un llamado? ¿Cómo se está preparando? La oración diaria es su preparación y examinar la Biblia diariamente es obedecer a Dios. Dios desea a hombres humildes que puedan someterse a su obra. Él levanta y atesora a estas personas.
Esto es lo que he aprendido de la Biblia. La labor que es acompañada con la oración es igual a caminar con el Señor. Genuinamente, enseñaba a cualquiera sobre Jesucristo con toda mi alma y corazón. Debo recibir la ayuda de Dios.
Simuón
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación y traducción: Ministro Da Un Chung