2016.03.06 – Somos Bautistas
in SermonesSomos Bautistas
(Mateo 3:13-17)
Dios
Es el Padre único.
Si queremos ser sus hijos,
Debemos bautizarnos irrefutablemente. (Hechos 1:4-)
El bautismo no es un rito, sino una realidad.
El bautismo no fue creado por el hombre,
Sino la voluntad y mandamiento de Dios. (Mateo 3:13-15)
Aunque el Nazareno nació por el Espíritu Santo,
Su linaje era de David;
Sin embargo al bautizarse cumplió la justicia
Y fue reconocido como Hijo de Dios. (Romanos 1:3-4)
Jesucristo mandó: (Hechos 1:4-)
‘Serán bautizados en agua y en Espíritu Santo’.
Los que son bautizados
Son llamados Hijos de Dios.
El Espíritu Santo sella esto y da testimonio de ello. (2 Corintios 1:21-22)
Nuestra fe es una realidad que se experimenta (Hechos 19:1-5)
Que es garantizada por el Espíritu Santo.
Se entierra en el agua al hombre viejo
Y se debe renacer como un hombre nuevo.
Este es el verdadero bautismo.
○ El cuerpo no cambia por el bautismo,
Pero sí cambia la identidad,
Esta se santifica.
○ El bautismo sin arrepentimiento es un rito
Que no le interesa a Dios
Y no puede recibir el perdón de los pecados.
○ Las personas que se bautizan
Son de Jesucristo
Que pueden llamar Padre a Dios.
※ Los eventos que se experimentan en la congregación cristiana
No son un rito.
Debemos tener una fe espiritual.
Mateo 3:13-17
13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él.
14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?
15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.
16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.
17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.
Resumen
Somos hijos de Dios
Dios es el Padre único. Cualquiera tiene un padre corporal y unos antepasados. Algunas personas rinden ritos religiosos a sus ancestros muertos, rezando y pidiendo por su bendición. Sin embargo, no hay nada que un muerto pueda dar. Depender de un muerto es implantar la idolatría en uno y en conclusión se convierte en un odiado por Dios.
Dios está vivo. Él no solo creó toda la creación, sino que para que toda la creación pueda seguir viviendo ahora sigue obrando continuamente. Él, al hacer que el rocío y la lluvia desciendan a la tierra, hace crecer a las plantas, ellas en su debido tiempo florecen y dan frutos. La razón por la cual nosotros no nos entregamos al destino o dependemos de los ancestros muertos es porque Dios aún sigue obrando de esta misma manera ahora.
Creemos en Jesucristo y nos convertimos en hijos de Dios. No somos hijos de un ser muerto sino hijos de quien está vivo. Nosotros ahora estamos recibiendo su alimento, y estamos creyendo en la promesa de que vamos a heredar la gloria del Cielo al final. ¿Será que dentro de sus corazones está la dignidad de que son creyentes de Jesús? ¿En ustedes está el orgullo de la identidad de ser hijos de Dios?
Hemos recibido el bautismo
Al venir delante de Dios por primera vez, según la palabra de Dios nos arrepentimos y recibimos el bautismo. El arrepentimiento es volver. Como la persona que le da la espalda al sol, pero al darse la vuelta brilla su rostro. De la misma manera, volver a Dios es el arrepentimiento. Cualquier persona comete muchos errores. Dios no desea que nosotros enumeremos uno por uno esos pecados, sino que aceptemos la verdad de la identidad de que somos pecadores y volvamos a Dios.
Después del arrepentimiento recibimos el bautismo. Por medio del bautismo enterramos a la persona que pertenece a los deseos de la carne. Como el agua y la carne tienen la misma esencia, enterrar a la persona muerta en la tierra es enterrar al viejo yo que tiene el espíritu muerto dentro del agua. Y al subir del agua somos seres que se han unido con Cristo. Las personas que reciben el bautismo son seres que participan del Espíritu Santo, y se convierten en un verdadero cristiano. Aunque hayan personas que se decepcionan por el hecho de que sus personalidades no cambiaron aún cuando recibieron el bautismo, algo que debemos saber es que lo que cambia con el bautismo no es nuestro cuerpo sino que es la identidad espiritual.
El bautismo no es creado por la conciencia de las personas, sino que es un mandamiento de Dios. Jesucristo fue concebido por el Espíritu Santo y vino al mundo, es el Hijo de Dios. Por lo tanto, en Él no hay ningún pecado. Aún Él, para empezar la obra de Dios, tuvo que recibir el bautismo. Él, por medio del bautismo, enterró su identidad de la carne como descendiente de David. Jesús al subir de las aguas fue señalado, diciendo, “Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia.”, por medio de esas palabras se confirma la verdad que Él es el Hijo de Dios.
Recibir el bautismo es experimentar con nuestros sentidos que también vamos a resucitar como resucito el Señor. Por medio del bautismo nos convertimos en seres que saboreamos la resurrección, el poder que es después de la muerte. Nosotros que hemos recibido el bautismo, somos hijos de Dios. Algunas personas por la razón de que ellos sienten que todavía les hace falta la fe, niegan recibir el bautismo. Exteriormente esto se puede ver como una actitud humilde, pero en realidad es algo muy orgulloso. El que nosotros hayamos recibido el bautismo es por el hecho de que aceptamos que no tenemos ningún mérito propio para poder salvarnos a nosotros mismos. Las personas que quieren completar sus debilidades y ponerlas como condiciones para recibir el bautismo, son quienes no han atravesado por un arrepentimiento verdadero. Si uno ha confesado que es un pecador, inmediatamente tiene que recibir el bautismo. Lo que el bautismo significa es, “Yo no tengo ningún mérito. Por lo tanto, voy a revestirme de los méritos de Jesucristo”.
Somos justos
El hecho de que somos hijos de Dios está diciendo que nos convertimos en justos. Puede ser que una persona que normalmente comete muchos errores no pueda aceptar fácilmente la verdad de que es justo. Sin embargo, si es una persona que ha recibido el bautismo, a pesar de todo, tiene que aceptar que es justo. Alguien que ya es hijo de Dios no puede seguir teniendo la idea de que es un pecador. Aunque uno tenga muchos errores uno tiene que confesar diciendo, “Señor, gracias porque me has justificado.” Si uno no puede desechar el pensamiento de que aún sigue siendo pecador después de ser hijo de Dios, entonces el espíritu no podrá ser feliz. Si recibimos influencias de condenación otra vez por la ley y la consciencia, no tendrá más opción que ir al infierno. Por eso, debemos recibir la gracia. Tenemos que ser libres de la idea de que somos pecadores.
¿Jesús al orar alguna vez dijo, “Padre, soy pecador.”? Aún Él quien es sumamente humilde, no hablo jamás de esta manera. Esto tiene que ser lo mismo con nosotros. ¿Ha habido una ocasión en la cual Jesús nos dijo, “Ustedes son pecadores.”? Obviamente, nosotros también después de creer en Jesús cometemos pecados. Sin embargo, en esos casos nos arrepentimos. Y siempre al llevar un nuevo comienzo, siempre progresamos repetidamente. Aunque lea mucho la Biblia, pero si no ha podido tirar la idea de que es pecador entonces, ¿de que uso sería esto? Dios no es Padre de los pecadores, el de los justos.
Somos quienes recibimos al Señor que volverá otra vez
Debemos tener el orgullo de que somos bautistas. Las personas que todavía no han recibido el bautismo no deben pretender ser humildes y retrasarlo sino que tienen que recibir el bautismo pronto. El hecho de que somos justos no es porque desde el principio nacimos siendo justos sino que Jesucristo nos justificó. El hecho de que Jesucristo recibió el castigo en la cruz es porque el recibió el castigo en cambio de nosotros. Las personas que niegan esa obra y quieren tomar para si ese castigo, no tendrán más opción que ser destruidos.
Amen a Dios mucho más. Ahora vivan solo por Jesús y deseen ser usados en una obra mucho más grande. Aunque hayan cometido pecados, amen más a Dios. Si aman a Dios, también podrán amar al prójimo. Cuando el Señor descienda de nuevo, aunque los pecados deben recibir el juicio, los justos podrán recibir al Señor con gozo. ¿Usted dónde estará parado? Los justos amados por Dios no atenderán en el juicio sino que estarán delante del Salvador. Todo aquel que toma a Jesús como su salvador.
Carta de Simuón
¡Queridos miembros de Sungrak! Usted y yo nos estamos preparando el día de hoy con una fe firme en el Reino de nuestro Señor Jesús, mientras con ansias esperamos su regreso.
Aunque algunas iglesias y santos tienen entusiasmo, ellos no conocen ni tienen algún interés en cómo se originó su fe. Aun así, nosotros, las personas de Sungrak, somos distintas. Por más de medio siglo, hemos aprendido la voluntad de Dios y nuestra fe ha crecido de acuerdo a la voluntad de Dios. Durante ese tiempo, no nos hemos desviado ni a diestra ni a siniestra, sino que hemos crecido constante y fuertemente, sin que la inspiración de la Palabra de verdad que procede de Dios se haya debilitado en algún momento. Caminamos un solo camino, mientras mantuvimos toda nuestra vida el fervor y las experiencias espirituales del Pentecostés. Batallamos en contra del diablo y destruimos las obras de los demonios a través de una vida de fe poderosa. Aun más, los poderes del Espíritu Santos fueron manifestados mediante nosotros incesantemente y muchas señales y maravillas fueron manifestadas. Nuestra fe nunca se marchitó, así como un árbol viviente que está conectado desde la raíz hasta las ramas, finalmente dando flores y frutos. Después de perseverar a través de la helada y la fría tormenta de muchos inviernos, finalmente crecimos para convertirnos en el gran árbol que somos hoy.
Aunque ante los ojos de las personas parezca que la fe de todos es la misma, este no es el caso. Los libros de Berea son la prueba de que nuestra fe se ha estado alimentando para crecer en el gran árbol que es hoy. Y esto puede ser confirmado por los 260 libros que ya han sido impresos. Cada uno de estos libros es de nuestra iglesia, y testifican de la fe que tenemos. Mientras medite sobre los libros leídos en el pasado, será grandemente tocado por el hecho de que su fe ha crecido hasta hoy siendo alimentada con esta comida espiritual.
No hemos estado escuchando enseñanzas vacías, sino en realidad crecimos y maduramos mientras recibimos la inspiración de las sagradas palabras de Dios, la inspiración de la sangre, y la inspiración del Espíritu Santo. Las palabras más espirituales y sagradas de Dios han acompañado nuestras almas. Sin embargo, vemos como algunos han sido engañados por las mentiras y seducción de las personas que no podían ni tan siquiera mantener su propia fe firme por diez años, y como resultado, las raíces de su fe, la cuales ha sido cultivadas por más de 50 años se están pudriendo. Los diáconos ordenados son como las grandes raíces de nuestra iglesia que consistentemente han liderado sus vidas de fe. Estas raíces no crecieron de la noche a la mañana sino durante un periodo de 50 años. Por lo tanto no deben olvidar cuán grande son sus responsabilidades y deber.
Por esta razón, Dios tiene grandes expectativas de los Bereanos que han continuado en esta fe sin cambiar. No solo espere, pensando que hay mucho tiempo restante . Mientras todavía tiene la energía y la capacidad mental, por favor matricúlese en el curso de Supremos Líderes Espirituales (para los ancianos) en el Seminario Teológico Internacional de Berea, para que su fe sea firmemente establecida. ¡Gracias!
Columna de Adoración del Día del Señor
Pastor Ki-Dong Kim
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri