Servicio del Día del Señor del 28 de mayo del 2023

El Espíritu Santo condena al mundo

(Juan 16:1-11)

Pastor Sung Hyun Kim

El Espíritu Santo está con nosotros como el Consolador en Jesucristo. El Espíritu Santo no es Aquel que solo aparece cuando lo necesitamos y nos da el poder. Sino, para conocer la obra fundamental que hace el Espíritu Santo es necesario prestar atención como Jesús presenta al Espíritu Santo. En este sentido, el registro del Evangelio de Juan es muy importante. Cuando Jesús hablo a sus discípulos sobre las persecuciones que enfrentarían al predicar el Evangelio, ellos se preocuparon. En ese instante, el Señor les habló sobre el Consolador, el Espíritu Santo, quien estaría con ellos para que tuvieran la paz.

Según las palabras de Jesús, la obra más fundamental del Espíritu Santo como el Consolador es reprender el pecado y luchar con él. Cuando los discípulos prediquen el Evangelio, se encontrarán con oposición y persecución tanto por parte del mundo como de aquellos que se autodenominan como creyentes. En ese momento, la importante obra que hace el Espíritu Santo es ponerse de lado de los que obedecen a Jesús, revelando y reprendiendo el pecado de los que los odian. Cuando el Espíritu Santo juzga la actitud equivocada de las personas hacia el pecado, la justicia y el juicio, aquellos que sienten remordimiento por ello y los que se arrepienten recibirán la gracia. Sin embargo, aquellos que no tienen ningún remordimiento en la consciencia y no se arrepienten se alejarán de la salvación.

El Espíritu Santo nos enseña que no creer en Jesús es pecado. Creer en Jesús no se limita simplemente a asistir a la iglesia. Aquellos que sigue a Jesús son los que realmente creen Él. Si alguien afirma obedecer los mandamientos de Jesús, pero los selecciona según sus propios gustos y preferencias, entonces esa persona cree en sí misma en lugar de creer en Jesús. Creer en Jesús no se trata de una experiencia temporal, sino de la posición que tiene hacia Él. Para evitar la condenación del Espíritu Santo con respecto al pecado, uno debe reconocer que ha enterrado a su viejo ser y ha nacido de nuevo como seguidor de Jesús.

El Espíritu Santo también juzga al mundo acerca de la justicia. Las personas crucificaron a Jesús por considerarse a sí mismos como justos. Sin embargo, Dios al resucitar a Jesús, a quien ellos mataron, reveló que Él verdaderamente es quien manifiesta la justicia de Dios, y al mismo tiempo, reveló la injusticia del mundo que juzgó a Jesús a su antojo. Cuando el Espíritu Santo testifica que solo Jesús es la única justicia, aquellos que se dan cuenta de su maldad a través de esto buscarán esa única justicia que puede salvarlos.

Además, el Espíritu Santo condena al mundo con relación al juicio. Cuando Jesús murió en la cruz, el poder del gobernante de este mundo ya ha sido destruido. Aunque el mundo juzgo a Jesús, ese juicio fue completamente erróneo. De hecho, aquel que fue juzgado en la cruz fue Satanás, y Jesús al resucitar y ascender al cielo, confirma este hecho en todo el universo. Satanás incluso en el día de hoy actúa como si fuera el gobernante, nosotros, que hemos recibido el testimonio del Espíritu Santo, ya no caemos en su engaño. Ahora creemos que Jesús el justo ha destruido el poder de Satanás y ha pagado el precio de nuestros pecados, y también testificamos este hecho a aquellos que todavía están siendo esclavos del pecado. Aunque el mundo nos odie y nos persiga, el Consolador, el Espíritu Santo, está con nosotros y testifica personalmente este Evangelio.