2014.11.16 – Escojamos la vida y la bendición

Escoja la vida y la bendición
Deuteronomio 30:15-20

Escoja la vida y la bendición
Todos desean bendición y longevidad. Sin embargo, esto no es algo que se obtenga, porque se desea. Igualmente, nadie quiere la muerte y la maldición, pero esto no es algo que alguien pueda prever. Muchas cosas no son como las deseamos. Encontramos a muchas personas dedicadas a vivir una vida honesta, pero que al final fracasan; pero también podemos encontrar a personas que tienen una vida moralmente mala, pero que viven en abundancia.

Como un piso de baldosas con un patrón blanco y negro, como si fuera un tablero de ajedrez, la vida tiene los siguientes elementos, vida, bendición, muerte y maldición. Encontramos personas que a pesar de no vivir inmoralmente enfrentan grandes dificultades, y otras personas que sin ningún esfuerzo logran grandes cosas. Podríamos decir que algunas personas están en las baldosas blancas y otras en las negras, y que simplemente están transitando por cada una de ellas.

Deuteronomio 30:15-20 dice,“Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.”

Lo anterior lo podemos parafrasear así: “Pongo delante de ti la vida y la bendición, la muerte y la maldición. Ama al Señor, anda en sus caminos, y sigues sus mandamientos, estatutos y decretos. En otras palabras, guarda la Palabra de Dios, las leyes que tiene para su pueblo y los estatutos para la convivencia del pueblo. De esta manera vivirás y serás multiplicado y bendecido. Si no haces esto encontrarás destrucción. Y no podrás prolongar tus días sobre la tierra. ¡Escoge! Escoge la vida. Si haces esto tu descendencia y tu estarán bien. Recibirán la bendición y disfrutarán la vida.

Israel, el pueblo que experimento el cumplimiento de la Palabra
Israel no despreció estas palabras, sino que las guardó con toda devoción. El pueblo judío es el pueblo que recibió estas palabras. Antes de aprender el idioma, los niños son educados acerca de Dios. Durante su educación los niños aprenden acerca del sufrimiento que vivieron sus ancestros y cómo fueron guiados por Dios.

Los israelitas no recibieron la guía del Espíritu Santo. Ellos siguieron las leyes para el cuerpo y a través de ellas conocieron a Dios, y por ello recibieron la vida y la bendición que sólo se pueden disfrutar con el cuerpo. Incluso, al comparar a los judíos y a los cristianos, podríamos ver que los primeros son más devotos.

Los judíos, un pueblo que estaba disperso y sin nación, estableció en 1948 su nación en tierra Palestina. Es difícil imaginarse de cuantas guerras ha participado Israel por entrar en esta tierra que ya estaba habitada. Israel ha gastado una gran cantidad de dinero en estas guerras, pero es sorprendente ver cómo no se han acabado sus recursos.

El número de judíos en el mundo no excede la población total de las personas que viven en Seúl, sin embargo, el 30% de los premios nobeles son adquiridos por judíos. Entre las personas más ricas de los Estados Unidos la mayoría son judíos, y el resto de ellos no viven en pobreza. La mayoría de los judíos sobresalen en sus áreas de trabajo. Esto es porque la promesa del Señor sigue en ellos.

El camino de los santos
Si derramamos el agua que hay en un balde sobre el suelo, podríamos pensar que esta seguiría un camino recto, sin embargo vemos que no es así, sino que sigue un camino errante. El agua no corre de esta manera, porque tenga voluntad, sino porque evita los lugares altos y busca los lugares más bajos. Esto es algo natural. Esto no sólo lo podemos ver en las aguas. Israel tuvo que enfrentar a otras tribus antes de lograr asentarse en Canaán, ellos atacaron primeramente a las naciones que estaban lejanas y luego a las cercanas. Aunque parecían errantes como el agua, si no hubieran hecho esto se les hubiera dificultado la conquista.

De la misma manera, el camino de los santos es un camino espiritual, pero este es liderado por Dios. Para las personas del mundo nuestro camino, que no es por la carne, sino por el espíritu, debe parecer neciamente errante. Sin embargo, vemos que muchas personas del mundo, aunque parecen ir por un camino recto caen en maldición.

Vemos personas necias que enfrentar sin pensar los problemas. Sin embargo, esto no significa que su camino sea recto. Incluso, hay casos en los que las personas que creen deben rendir sus planes. Sin embargo, los santos no pueden desfallecer porque en todas las cosas están recibiendo la guía espiritual (Romanos 8:13-14)

La condición para recibir la guía espiritual
Hay una condición para recibir esta guía espiritual. Esto es, escoger la vida al amar a Dios, guardar sus mandamientos, decretos y estatutos. Jesús rasgó su cuerpo para consumar la Ley de la carne, y permitirnos vivir según la Ley del Espíritu de vida. De esta forma, en el pasado, la Ley de Dios, que antes era obedecida obligatoriamente, se convirtió en una Ley que manifiesta el verdadero amor de Dios y que trae libertad.

Ahora, debemos alcanzar una fe perfecta siguiendo el ejemplo que nos mostró la Iglesia primitiva al guardar la Ley del Espíritu. Guardamos las Palabras de Jesús, caminamos con Jesús, guardamos los decretos y los principios de la Iglesia. Este es el camino de nuestra fe, y es la forma para disfrutar la vida y la bendición que Dios nos quiere otorgar. Jesús nos mostró la actualidad de estas palabras, “porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.” (Deuteronomio 30:16). Además, los que guardan sus palabras no sólo reciben la bendición y vida eternas, sino también las terrenales.  (1 Timoteo 4:8)

La victoria de la Iglesia se encuentra en la guía que Dios da para recibir la bendición. Todos debemos unirnos como Iglesia y no vivir de forma egoísta. No puede haber nada que obstaculice nuestra relación con Dios. Si amamos realmente a Dios debemos cumplir su voluntad. No podemos vivir por la carne, sino por el espíritu.