Servicio del Día del Señor del 26 de enero del 2025

Pastor Sung Hyun Kim

Sea en las montañas o en el mar, en Galilea o en Sidón, en cualquier lugar al que Jesús iba, allí estaba Pedro. Entre los discípulos de Jesús, Pedro sobresalía por su poder, inspiración y valentía. Caminó sobre el mar dependiendo en la palabra del Señor; cuando las personas veían al Señor meramente como uno de los profetas, él confesó: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”; cuando el Señor iba a ser capturado, fue el único que sacó la espada para pelear contra los soldados romanos. Pero incluso en Pedro había una característica impactante: su poder, inspiración y valentía solo se manifestaban cuando Jesús estaba a su lado.

Después de ser separado de Jesús, Pedro fue más cobarde e impotente que una persona común y corriente. Hasta llego a negar a Jesús tres veces delante de una sierva. Pero, después de un tiempo, ocurrió otro cambio en su vida. Al ser lleno del Espíritu Santo, Pedro testificó valientemente sobre Jesús delante de los mismos judíos que tanto lo habían odiado. Incluso ordenó al paralítico que mendigaba que se levantara en el nombre de Jesús y proclamó el Evangelio ante las personas que se sorprendieron al ver caminar al paralítico. Y, delante de los sanedrines que intentaban intimidarlo, declaró con valentía: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios.”

¿Qué ocurrió en Pedro al ser lleno del Espíritu Santo? ¿Qué pasó para que volviera a ser un hombre poderoso, con inspiración y valentía como antes? Al ser lleno del Espíritu Santo, comenzó a sentir que Jesús estaba con él. ¡Vivir siendo consciente de la presencia de Jesús! Esto es precisamente el punto esencial de ser lleno del Espíritu Santo. ¡Una vida que es consciente de que Jesús está con uno! ¡Una vida llena con Su palabra! Ser lleno del Espíritu Santo significa que los pensamientos de Jesús se convierten en nuestros, la visión de Jesús se convierte en nuestra visión, el estándar de Jesús se convierte en nuestro estándar, y la obra de Jesús se convierte en nuestra obra.

¡Aquellos que son conscientes de la presencia de Jesús! Ellos harán cosas que nunca podrían hacer con sus propias fuerzas, así como un barco que se mueve cuando el viento llena su vela. ¡En sus pensamientos, palabras y acciones manifestarán el carácter de Jesús, así como la carne es sazonada al ser fermentada con sal! ¡Ellos son controlados por la palabra de Jesús, como un guante que es controlado por la mano! La palabra de Jesús los mueve, la palabra de Jesús los impregna, y la palabra de Jesús los gobierna; caminarán paso a paso en el camino que guía el Espíritu Santo.

El ser lleno del Espíritu Santo no es otorgado exclusivamente a personas especiales. Cualquiera que elige aceptar y obedecer la palabra de Jesús puede recibirlo. Perder la llenura del Espíritu Santo es lo mismo que volver a la vieja vida. Primero, abandonemos el egoísmo y los deseos carnales. Lamentémonos por nuestra incapacidad de abandonar el pecado de manera firme. Dejemos a un lado la actitud egocéntrica en nuestra vida y pongamos nuestro corazón en Jesús, quien está con nosotros. No estamos separados de Jesús. Incluso ahora, Jesús nos está guiando, nos habla, y camina paso a paso con nosotros.