2015.10.18 – Revestidos de la sangre preciosa
in SermonesRevestidos de la preciosa sangre
(Juan 6:53-55)
Dios
Es el Padre único.
Él
Se manifestó a sí mismo a través de la Palabra, (Juan 1:1-5)
Reveló la verdad de la vida a través del Hijo
Y da testimonio en nuestro interior a través del Espíritu Santo. (Juan 16:7-11)
El hombre
Se convirtió en enemigo de Dios
Por la muerte espiritual causada por su desobediencia; (Génesis 2:16-17)
Aunque el alma vive con el cuerpo,
No puede tener vida eterna por la muerte espiritual
Y quien no tiene vida eterna no puede participar de la resurrección de vida.
La sangre de Jesús redimió y salvó el espíritu del hombre
Y de esta manera el espíritu y el alma viven juntos eternamente. (1 Corintios 15:14-15)
La sangre de Jesús redimió todos nuestros pecados
Y por su nombre somos justificados. (Hebreos 10:19-23)
Quien se aferra al pecado perece,
Pero quien recibe la redención por la sangre de Jesús vive.
Los que se aferran a su pecado, es decir la Ley y su conciencia,
Recibe maldición corporal y destrucción espiritual.
El Espíritu Santo da testimonio de la sangre preciosa. (Romanos 8:1-2)
○ Aunque digamos ser felices por el Espíritu Santo,
Si no recibimos la gracia de la sangre de Jesús,
No podemos ser felices espiritualmente.
○ Si el espíritu no es feliz,
En todo tiene sufrimiento
Y es huérfano.
○ Creer en Jesús
Es tener espiritualmente la alegría del gozo de Dios.
Debemos ser obedientes al Evangelio de Dios.
※ El Verbo de Dios
Es el logos vestido de una ropa teñida de sangre. (Apocalipsis 19:13)
El espíritu bebe la sangre preciosa y recibe la vida.
Juan 6:53-55
53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
Resumen
Por medio de la Palabra de Cristo conozcamos a Dios
Dios es el único Padre. El padre terrenal puede heredar cosas terranales a sus hijos; sin embargo, el padre terrenal no tiene el poder de salvar el espíritu de sus hijos que por causa del pecado deberán ir al infierno. Hay personas que critican a la iglesia diciendo que la iglesia pone a un lado los problemas de la realidad y solo enfatizan en la vida eterna. Pero, Dios envió a su Hijo primogénito para que recibamos la vida eterna (Juan 3:16).
Para que nuestra vida de fe no sea insignificante debemos conocer a Dios. Muchas personas dicen que conocen a Dios, pero en realidad ignoran la revelación de Dios, creyendo en el Dios que ellos crearon con sus propias convicción e imaginación. Por lo cual, Dios dentro de cada una de esas personas es diferente. Por lo tanto, es necesaria la confesión de nuestra fe. Así como Jesús le pregunto a sus discípulos, “¿Quién creen que soy yo?”, incluso ahora Dios desea que confesemos nuestra vida de fe.
Si queremos tener la fe que es revelada por Dios debemos escuchar la Palabra de Cristo. La Palabra de Cristo es la bebida espiritual que viene de la roca espiritual que es Cristo (1 Corintios 10:4). Por lo tanto, en 1 Corintios 10:4 dice: “Y todos debieron la misma debida espiritual; porque debían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.” Si no se bebe esa bebida espiritual, entonces no se podrá obtener la vida. De acuerdo a esto Jesús dijo: “Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.” (Juan 6:53-56).
Sea fortalecido en la preciosa sangre
La paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23). Dios le dijo al Adán viviente, “Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:17). Sin embargo, Adán desobedeció a esta palabra y toda la humanidad que estaba dentro de él, cayó eternamente. Dios es quien dijo que si comía del árbol de la ciencia del bien y el mal ciertamente moriría, por lo tanto tampoco Dios podía cambiar sus palabras. Todas las obras que Dios hizo por la humanidad no fueron únicamente para perdonar al hombre, sino para pagar por el pecado original. El pecado es algo tan temible que Dios tuvo que pagar el precio del pecado.
El que tiene que pagar el precio del pecado no es la carne si no el espíritu del hombre. Para salvar el espíritu del hombre es necesaria la solución para el pecado. Lo único que puede hacero esto es la sangre de Cristo. En Levíticos 17:11 dice, “Porque la vida de la carne en la sangre está, […]”, aquí nos dicen cuál es el pago para el pecado. La paga del pecado es la muerte, entonces se necesita una vida para poder pagar. Como en la sangre esta la vida, sólo la sangre puede pagar el pecado. De cierto modo, todos los hombres mueren por el pecado; por lo tanto, la sangre del hombre no puede pagar el precio del pecado de otros. Para poder pagar el precio del pecado se necesita la sangre de alguien sin pecado. Esta es la razón por la cual Dios envió a Jesucristo al mundo y los hizo morir en la cruz para que por medio de esa sangre redimiera el pecado del hombre.
Aún después de recibir la redención, las personas pueden cometer errores por la debilidad de su carne. Sin embargo, podemos recibir perdón de esto si aceptamos nuestro error, Dios nos da el perdón. Esta es la gracia que recibimos al estar dentro de Jesucristo. Las personas que están fuera de Jesucristo no tienen la oportunidad de ser perdonadas. Las personas que reciben la obra de la redención pueden recibir el perdón (1 Juan 2:1).
Hagan que la preciosa sangre obre
Como un cuerpo que está muriendo revive por medio de la transfusión de sangre; igualmente, obtenemos la vida por medio de la sangre de Jesucristo. Por lo cual, por medio de la Santa Comunión recordamos este día. Cuando uno hace una fiesta de cumpleaños, no significa que la persona que está siendo celebrada va a entrar de nuevo en el vientre de la madre y nacer de nuevo. El cumpleaños es únicamente para conmemorar el día en que nació. Asimismo, al participar de la Santa Comuón, el vino que tomamos no es la verdadera sangre de Cristo. Sin embargo, el vino se usa como un instrumento para que recordemos que la sangre de Cristo está en nosotros (1 Corintios 11:25).
No obstante, la preciosa sangre que está en nosotros obra ahora igual que antes. El corazón del hombre produce 5 litros de sangre al día que recorren 12000 millas con sólo un bombeo. Si el corazón para de latir por una patologia, entonces el cuerpo pararía de funcionar. Asimismo, para que podamos mantener la paz en nuestro espíritu, la sangre que está en nosotros no puede parar de obrar. Aun, hoy en día, Cristo sigue intercediendo por nosotros; la razón por la cual en nosotros obra la gracia y la bendición es porque esa sangre está obrando en nosotros.
Si deseamos que la sangre que está en nosotros no pare de obrar, entonces debemos confesar directamente esa sangre. En donde se confiesa: “¡Yo creo en la sangre preciosa del Señor!” habrá arrepentimiento, morará el Espíritu Santo y se manifestarán los dones. Las personas que confían en la obra de la preciosa sangre deben clamar: “¡Yo creo en la preciosa sangre del Señor!”.; de esta manera los demonios saldrán y los enfermos sanarán. Por lo tanto, debemos confesar directamente la preciosa sangre, alabar con la preciosa sangre y testificar con la preciosa sangre.
Tenga la inspiración del Espíritu Santo
Sin embargo, la preciosa sangre es algo que no podemos ver con nuestros ojos. Tuvimos el conocimiento sobre la sangre por medio de la Palabra, pero para que esa palabra entre en nuestro espíritu debemos tener la inspiración. Como las doctrinas religiosas y la sabiduría teológica no son algo que entra en nuestro espíritu, no es necesario tener la inspiración para poder entenderlas. Pero, como la palabra de Dios tiene la inspiración es necesario obtener la inspiración para poder recibir esa Palabra en nuestro espíritu. Por lo tanto, únicamente las personas que tienen la inspiración pueden confesar la preciosa sangre que está en ellos. Quien da testimonio de esto es el Espíritu Santo.
1 Juan 5: 5-8 nos dice, “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.” Por lo tanto, no se puede separar la inspiración de la Palabra, la inspiración de la preciosa sangre y la inspiración del Espíritu Santo. Como ya que al depender de la palabra confianza la preciosa sangre y ahora debe estar lleno del Espíritu Santo. Si uno no está lleno del Espíritu Santo entonces la fe en la preciosa sangre puede decaer. Por lo tanto, debemos tener gozo con la inspiración del Espíritu Santo. La preciosa sangre del Señor que está en nosotros debe obrar como si latiera.
Pastor Lee Ki Taek
Centro Misionero de Traducción Simuón
Carta de Simuón
Me he dado cuenta a través de las experiencias de la vida que el ministerio es similar a mi vida cuando era el único proveedor de mi familia cuando era apenas un joven de dieciséis años. En aquel entonces, mi madre, dos tías, un primo menor, un primo que regreso de cinco años de servicio militar, dos sobrinos con edades de cinco y ocho años, dos de mis hermanos menores y yo – los diez de nosotros, vivíamos en un mismo cuarto. Aparte de mí, no había nadie que recibiera algún ingreso; todo lo que teníamos para vivir dependía del salario que recibía como mensajero de la Sociedad de Agricultores y Ganaderos y lo que pudiera obtener hacienda pequeños trabajos en los fines de semana. Los diez de nosotros apenas sobrevivíamos con una porción de mazamorra al día, y con suerte dos.
Cerraba mis ojos pero no había ninguna esperanza. Abría mis ojos, pero nada cambiaba; cada día era amargo y sin esperanza. Durante aquellos días merendar no era una posibilidad, y rara vez compraba ropa nueva. En vez de eso compraba uniformes militares de segunda mano y los descoloraba, utilizándolos para trabajar.
En otoño, cuando los campos de arroz eran limpiados de toda gavilla, recogía espigas de un tipo de artemisa tierna y preparaba sopa, la cual apenas satisfacía a nuestra hambrienta familia. Tenía hambre, pero no era el único; los diez de nosotros sufríamos de inanición, nuestros rostros era amarillos como si tuviéramos ictericia y nuestra piernas nos mantenían en pie con dificultad. Estaba completamente triste. Aun así, nunca demostré la más mínima indicación de mi pobre condición. Era extremadamente difícil controlar la idea y el intenso deseo de suicidarme.
Por todo esto, un día decidí matarme. Hasta ese día era el mismo, seguía limpiando la casa y compartiendo momentos memorables con mis amigos, hasta que el día llegó. Fui al lugar que tenía en mente, pero el sonido de la campana de la iglesia retumbo tan fuerte en mi oído. Tomé un paso atrás y me dije a mí mismo, si Dios existe, le quiero preguntar quién soy yo y porque todo tiene que ser tan miserable para mí. Esa fue mi primera visita a la Iglesia Metodista de Yesan (localizada en Corea del Sur), y he recibido el amor de Dios a partir de ese momento. Cinco años después, el Señor me llamó para ser un predicador. Como predicador estaba lleno de un sentido de deber, debía evangelizar y esparcir el Evangelio diariamente. Luego, me convertí en pastor.
Mientras reflexiono sobre lo transcurrido, creo que todas esas dificultades y tristezas que experimenté como el único proveedor de mi familia a temprana edad son comparables a la paciencia y perseverancia requerida de mi parte como pastor en el ministerio y las dificultades que tengo que soportar. He cumplido con el ministerio con la misma perseverancia que me permitió atravesar mi difícil niñez, y mi corazón siempre ha sido preservado. Mi ministerio actual es similar al agotamiento que perdura en un niño proveedor.
Pastor Ki-Dong Kim
Columna de Adoración del Día del Señor
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung
Traducción: Ministro Da Un Chung y Richard Olivieri