2015.01.04 – Haciendo discípulos en todas las naciones
in SermonesHaciendo discípulos en todas las naciones
(Mateo 28:16-20)
Dios
Ama a la humanidad.
Él
Vive eternamente
Y cumple su promesa, ya que Él es honesto.
Dios envió al Hijo como salvador del mundo
Para que la humanidad no pierda su espíritu en manos del diablo,
Sino que reciba la salvación por medio del Hijo. (Efesios 2:1-3)
El hombre
Dejó a Dios y se hizo pertenencia del diablo durante mucho tiempo,
Por esto tiene atributos innatos del diablo. (1 Juan 3:8)
Para reparar esto,
Dios tomó medidas drásticas,
Hizo que Jesús cargara con todos los pecados del hombre. (Hechos 5:30-32)
Por esta razón,
Aunque Jesús recibió el castigo y murió en la cruz
Por la humanidad,
Dios lo levantó de entre los muertos, ya que no tiene pecado. (Hechos 3:14-15)
Sin embargo,
Para que conozcamos esta realidad
Envió al Espíritu Santo, esto es el Evangelio.
○ El Evangelio es nuestra fe.
Creer en el Evangelio es recibir la fe.
Sin fe no se puede recibir la salvación.
○ Por esta razón,
Para que todas las naciones tengan fe,
Mandó a sus discípulos que anuncien el Evangelio a todas las naciones.
○ Nuestra misión no es vivir una vida pía individualmente,
Sino recibir la Palabra del Señor Jesús
Y tener la misión de enseñar y anunciar nuestra fe.
※ El Espíritu Santo se une a esta obra,
Cuando enseñamos con vehemencia para que reciban esta gracia,
Y cumplimos así la voluntad de Dios.
Mateo 28:16-20
16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.
18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Haciendo discípulos en todas las naciones
(Mateo 28:16-20)
La condición para cumplir la gran comisión
Antes de que Jesús fuera ascendido al Cielo dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:19-20). “Haced discípulos en todas las naciones” no significa que todos los santos deben salir al extranjero para enseñar la Palabra, sino que al extenderse ampliamente la Iglesia el Evangelio cambia el mundo. Luego de establecerse en Jerusalén, la Iglesia se extendió a Judea, a Samaria y a todos los rincones de la tierra. Cuando dijo: “Enseñándoles a que guarden todas las cosas” no habla sólo de enseñar conocimiento espiritual, sino de ayudar a que las personas reciben la vida eterna que se obtiene a través de Jesucristo y que puedan tener una vida de gozo y libertad.
Para explicar esta gran comisión podemos hacer una analogía con las cuatro llantas de un automóvil. Una de las llantas anteriores habla acerca de la verdad, la gracia y el poder; la otra hace referencia a su obediencia y sacrificio. Por otro lado, una de las llantas posteriores es igual a la fe que tenemos en la Palabra de Verdad, mientras la otra a la obediencia y sacrificio que debemos de tener ante el cuerpo de Jesucristo.
Los judíos del pasado, por ser pecadores que no conocían a Jesucristo, entrenaban la carne. Por otra parte, los cristianos somos entrenados en medio de la gracia y la justicia luego de creer en Jesucristo. ¿Cuál es el motivo por el cual somos entrenados luego de recibir la salvación? Esto es porque debemos cumplir la gran comisión de Jesucristo.
El alma
La esencia del hombre es diferente a la de Dios. En el lenguaje original de la Biblia podemos ver que ella hace referencia al hombre hablando de alma. Cuando el espíritu de Adán murió, lo hizo también el de toda la humanidad (Efesios 2:1-5). Este es el problema urgente que Dios vio en la humanidad. El vacío que dejó la muerte espiritual fue llenado por la carne, por esta razón el hombre es dominado por el diablo. Por lo tanto, si el hombre quiere regresar a Dios debe llenar el espacio espiritual que está vacío, pero esto es imposible a través de sus fuerzas. Esta es la razón por la cual Dios envió a su Hijo.
Dios es espíritu. Él nos habló según nuestro nivel para que pudiéramos entender. Por esta razón, aunque somos creaturas con muchos defectos, Él nos permitió escuchar Su Palabra. No sólo esto, sino que con el tiempo, el Verbo de Dios se hizo carne para venir al mundo, a través de Él le vimos con los ojos, le escuchamos con los oídos y le palpamos con las manos. Jesús vino a este mundo y esto nos transformó grandemente. Las funciones de nuestro espíritu que estaban obsoletas fueron restauradas a través de Jesús, el vacío espiritual fue llenado por Él y nuestra alma fue restaurada completamente por primera vez.
La Iglesia que vence el carácter de la carne
Jesús nos mandó a hacer discípulos en todas las naciones. Jesús dijo “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Juan 8:31). “Permanecer” es sinónimo de quedarse, no es entrar y salir. Por lo tanto, no es sólo impartir un conocimiento espiritual, sino que este debe estar procedido por un cambio continuo y permanente del hombre.
Las personas que se hacen parte del cuerpo de la Iglesia deben esforzarse por vencer la actitud de la carne. Las personas se esfuerzan con todo su ser por adquirir bienes materiales. En este proceso el hombre se hace cada vez más egoísta en su día a día. Es cada día más difícil encontrar corazones que quieran servir al otro. Únicamente encontramos comentarios tales como: “¡No me pregunte!”, “¡No me mire!”, “¿Sabe usted quien soy yo?”. Este es el carácter de la carne. Y si en la Iglesia el carácter de la carne es el que domina, entonces, ¿Dónde irán las personas que buscan apartarse del mundo?, ¿dónde podrán encontrar alegría? Cuando la gente viene a la Iglesia ya cansada del mundo deben encontrar resguardo en la Iglesia. Para esto debemos aprender de aquel que murió por nosotros entregando su cuerpo y sangrando. Debemos ser transformados para reflejar la gracia de aquel que tuvo misericordia de nosotros.
La necesidad de ser entrenados
Nosotros debemos enseñar así como lo mandó el Señor. Sin embargo, hoy en día, ¿quién quiere ser discípulo de alguien? A pesar de esto no podemos obligar a nadie. Entonces, es importante que la Iglesia se establezca bien antes de traer más discípulos. Si las personas que vienen a la Iglesia reciben enseñanzas de personas que sólo están centradas en enseñar, pero que no tienen una misericordia y amor verdaderos o que no tienen amabilidad, entonces ¿qué pasará? Acaso, ¿no nos alejamos del otro, porque no queremos llorar con él, ya que nos incomoda? ¿Quién vendrá a aprender a la Iglesia si dentro de ella hay tal desinterés por el otro?
La Biblia nos habla acerca de cómo Dios vino en carne a este mundo para sacrificarse a sí mismo y demostrarnos así su amor. Exactamente, en este Evangelio se encuentra la verdad de Dios. Dios no se manifestó únicamente a través de su Palabra, sino que lo hizo también a través de sus obras. Jesucristo no ignoró el hecho porque parecía imposible, sino que consumó la voluntad de Dios (Números 23:19). Las personas que quieren ser obedientes a la Palabra de Dios deben recordar las palabras del Padre y obrar.
Debemos tener misericordia por el hermano y apoyarnos los unos a los otros, aunque pueda ser difícil, al principio hay que obligarse a hacerlo. Los santos pueden disfrutar de la alegría que viene por el Espíritu Santo cuando viven una vida basada en el espíritu de Cristo, incluyendo la libertad en el cuerpo. De esta manera, las personas que vienen a la Iglesia podrán ver la alegría de Dios.
Por el Espíritu Santo los santos son educados y tienen misericordia de sus hermanos, además a través de Él tenemos alegría. Hacer realidad las palabras de Jesucristo es alegría. Es vano esperar recibir bendición si no se está haciendo nada. Las Palabras de Jesucristo deben ser el fundamento que guía nuestras vidas. De esta manera podremos hacer discípulos en todas las naciones.
Carta de Simuón
Muchos pensamiento rondan continuamente mi mente, especialmente acerca de mis últimas preparaciones. La eternidad está cercana.
Un día dejaré este mundo. Sin embargo, no lo dejaré como un incrédulo, como alguien que confía su vida al destino y permite que su necia conciencia le juzgue. Creo únicamente en la sangre y en las obras de Jesucristo y también en las promesas de Dios. Aquellos que entregan su futuro a un ídolo no pueden hablar, solo se sumergen en la idolatría. Yo trato de sumergirme en Dios, porque creo que Dios es el único espíritu eterno, y su Palabra y poder tienen vida eterna.
Las palabras de un adivino están llenas de incomodidad y terror, pero la Palabra de Dios está llena de esperanza. ¿Cree que Dios envió a Jesucristo para destruirle? ¿Cree que envió al Espíritu Santo para maldecirle? No sé por qué algunos son tan necios. Para mí, la verdad es una, Jesucristo. Vivo creyendo que Su amor es la bendición y gloria de mi vida.
La gente viste a los muertos con un sudario, pensando que deben estar bien vestidos para su travesía luego de la muerte. Sin embargo, sabemos que pertenecen a la Verdad ya que se han vestido de Jesucristo. Para un creyente, la carne regresa a la putrefacta tierra mientras su espíritu se va y entra en el paraíso. El paraíso no es todavía la casa del Padre. Para ser claros, el cuerpo permanece en este mundo, mientras el espíritu permanece en el paraíso luego de la muerte hasta la primera resurrección. Si comparáramos el mundo como el camino de un viajero, el paraíso sería un hotel que provee descanso temporal. El alma esperará hasta que regrese el Señor.
Cuando regrese el Señor, aquellos que estén en el Paraíso y los santos que permanezcan en la tierra tendrán parte en la primera resurrección. Entonces, la tribulación comenzará, el horrible apocalipsis que casi extinguirá a la raza humana iniciará. Por otra parte, la nación sobreviviente de Israel permanecerá en este mundo por mil años luego de la tribulación y tendrán parte en la segunda resurrección. Sin embargo, la segunda resurrección es la resurrección de juicio. Ellos serán juzgados por sus obras, no por la fe. Por lo tanto, aquellos que creen no recibirán juicio, mientras los que están bajo la Ley lo harán. Los incrédulos recibirán juicio y por lo tanto su único destino es el lago de fuego.
Deben ser prevenidos los gastos de las casas funerarias, por ejemplo los sudarios de alta calidad para los santos. Hace pocos días, un vil negociador de una casa funeraria fue culpado de fraude y arrestado por vender un sudario con un costo extremadamente alto. Vendía sudarios que originalmente costaban 40.000 wones (40 dólares) de 3’000.000 (aproximadamente 3.000 dólares) a 15’000.000 wones (150.000 dólares). Los santos no deben ser engañados.
Clarifico esto: No me cubran con un sudario. En vez de eso, vístanme con las ropas que visto para la Cena del Señor, que es la más santa comunión. Vístanme con las ropas que más disfruté. Por favor, abran sus mentes y síganme. Se los ruego. Un alma salva ya está vestida con las ropas blancas provistas por el Señor.
Simuón
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación y traducción: Ministro Da Un Chung