Servicio del Día del Señor del 14 de julio del 2024
La iglesia que aprende de Cristo
(Efesios 4:20)
Pastor Sung Hyun Kim
“Conozco a Cristo. Aprendí de Cristo.” ¿Es usted capaz de hacer esta confesión? Una persona que asiste la iglesia simplemente como una formalidad religiosa, no se le será fácil decir que conoce a Cristo o que ha aprendido de Él, incluso si confiesa: “Soy salvo. Creo en Cristo.” La declaración “conozco a Cristo” o “aprendí de Cristo” revelan la realidad de la fe en más detalle. El Apóstol Pablo dijo: “Más vosotros no habéis aprendido así a Cristo.” (Ef 4:20). ¡Aprender de Cristo! Esto nos muestra que la experiencia de ser salvo no es la finalización de la fe, sino que el proceso de aprendizaje que viene luego de convertirse en creyente es un elemento necesario en la fe.
La vida de fe es la oportunidad de aprender del Señor. A través de esta oportunidad, debemos conocer al Señor y ser más como Él. Cuando lleguemos hasta el punto de tener un corazón como el del Señor, podremos decir verdaderamente: “Soy una persona que ha aprendido de Cristo.” Existe una gran diferencia entre aprender de Cristo y aprender sobre Cristo. El aprender sobre Cristo trata sobre adquirir información sobre Él, la cual cualquiera puede hacer, incluso si no tiene una unión interna con Él. Por otro lado, el aprender de Cristo significa llegar a conocerlo personalmente a través de una comunión íntima y continua.
Hoy el decir que conocemos a Cristo no significa que hemos descubierto un secreto espiritual que no era conocido anteriormente. Jesús se ha manifestado a sí mismo al mundo para que cualquiera pueda conocerle, los apóstoles aprendieron de Él fielmente y transmitieron esto a más personas. Lo que aprendemos hoy en día es el Nuevo Testamento, que fue escrito por sus esfuerzos, junto con las tradiciones que corren a través de la historia. En el proceso de aprender esto la presencia de Cristo se cumple en nosotros, y como resultado, nuestros corazones cambian y también nuestras acciones. El aprender de Cristo no es adquirir un cierto conocimiento, sino conocer el corazón de Dios que es revelado a través del Cristo.
La vida de los cristianos es el poder del Señor dibujado sobre el fondo del arrepentimiento. Esto es la vida que aprende de Cristo, conocer Su corazón y unirnos a Su corazón. Que es lo más importante que las acciones justas en sí es la orientación del corazón y nuestra actitud de depender y seguir a Cristo. Debemos hacer que Cristo viva en nuestro corazón. Nuestro aprendizaje ya ha comenzado. Debemos convertirnos en personas que entiendan el corazón de Cristo, piensen como Él, amen como Él y sientan como Él. Anhelemos el día en que podamos decir con valentía, “He aprendido de Cristo.”