Servicio del Día del Señor del 5 de mayo del 2024
Cristo desciende en las partes más bajas
(Efesios 4:9-10)
Pastor Sung Hyun Kim
“Aunque la obra en la iglesia también es importante, pienso que primero son los asuntos del mundo. No me parece bueno que uno actúe desenfrenadamente en la obra de la iglesia hasta el punto de sacrificar lo propio. Al final, cada quien es responsable de su propia vida.” Lamentablemente, muchos creyentes tienen este pensamiento. Antes de aceptar esta idea como una convicción, hay algo que debemos saber. ¿Qué batalla tuvo que pelear el Señor para salvarnos y darnos el poder? ¿Qué espera de nosotros el Señor al tratarnos como ciudadanos del cielo?
El Señor no nos otorga favores solo por ser generoso. La salvación y vitalidad que el Señor nos ha dado son regalos que da con la autoridad que ha ganado, luchando con todo su corazón, cuerpo y fuerza. Su venida a la tierra en la carne no fue una mera visita; la salvación que nos ha dado es el resultado de una feroz batalla ganada con Su sangre, y los dones que nos da desde las alturas es una poderosa declaración de su intención de restaurar todo el universo a un estado glorioso. ¿Cómo se sentiría el Señor si, después de recibir tal gracia, continuamos negando Su soberanía?
El cielo en que el Señor ascendió como Rey victorioso es el lugar sumamente elevado, y el lugar donde descendió es extremamente bajo. El Señor realmente ha recorrido de un extremo a otro. Esta inmensa brecha muestra cuán majestuosa es el dominio que el Señor ha adquirido. “Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.”, dijo Pablo, testificando que estas palabras de Salmos son una profecía sobre Jesucristo. “Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.”
Muchas han interpretado de varias maneras las palabras: ‘descendió a las partes más bajas de la tierra’, pero una comprensión más amplia de esto hará que la victoria del Señor sea aún más grandiosa y sus dones se sientan más significativos. Algunos conectan esta afirmación con la venida del Espíritu Santo, pero más a menudo se interpreta refiriéndose a la encarnación. Algunos ven esto como una referencia a la muerte, resurrección y todos los sufrimientos que rodean a Cristo. Otros dicen que luego de la muerte de Cristo, descendió en espíritu al Hades, donde proclama Su victoria ante los enemigos encerrados en ese lugar, y luego ascendió, traspasando sus reinos hasta alcanzar el cielo más alto. Enfatizar que Cristo ascendió de los lugares más bajos a lo más alto muestra que es digno de ser glorificado y tiene la autoridad de dar dones a la iglesia.
Jesucristo es el gobernador de todo del universo. Él descendió en los lugares más bajos de la tierra y ascendió sobre todos los cielos con el deseo de llenar todas las cosas. Los dones que nos ha dado testifican que Su soberanía se extiende desde el Hades hasta los cielos más altos, y asegura que nuestro futuro de disfrutar de sus dones está en Su soberanía. La fuerza y el poder que nos ha dado no es para superar a los demás en las competencias terrenales, sino que toda la iglesia sea una para luchar por el reino del Señor acorde a Su voluntad. Valoremos la vida que el Señor ha comprado y nos ha dado. Como siervos del Señor, como sus hermanos, como sus amigos y como sus fieles seguidores, construyamos una vida junto con el Señor.