Servicio del Día del Señor del 17 de diciembre del 2023

Pastor Sung Hyun Kim

“¿No es el poder dado solo a personas especiales? Yo no tengo poder. ¿Qué afortunados son las personas que tienen poder? Ellos pueden usarlo cuando quieran.” Desafortunadamente, entre los cristianos, existen algunos individuos que se aíslan del abundante poder otorgado por Dios. Algo que debemos tener en claro, es que Dios no da mucho poder a algunos, mientras a otros le ha dado poco. El poder de Dios es dado en abundancia a cualquiera que esté en Cristo.

A pesar de esto, muchos cristianos no han podido revestirse del poder de Dios. Aunque declaran que Dios es todopoderoso, fallan en experimentar la manifestación de Su poder en ellos mismos. Esto no se debe a que el poder de Dios no haya venido a ellos, sino que no han aceptado el poder que ya ha venido en ellos. Lo que ellos necesitan, es activar el poder que Dios ya les ha otorgado al estar en Cristo.

Pablo, oro por los santos en la iglesia de Éfeso: “Doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu.” Pablo confeso que estaba orando con todo fervor, manifestando la mayor reverencia ante el gran Creador, quien nombra a toda familia en los cielos y la tierra. ¿Por qué será que enfatizo en la sublime oración que ofrecía? Esto es porque era la oración para que los santos pudieran activar en abundancia el poder proporcionalmente a la riqueza de la gloria de Dios.

Este poder es el poder que resucito a Jesucristo de entre los muertos y el poder que hizo que se sentara en el reino de los cielos. Este mismo poder ha venido a nosotros en Cristo. Este poder no se puede ser separado de la gloria de Dios. La gloria es la naturaleza de Dios y Su misma personalidad. Por lo tanto, cuando decimos que Dios nos ha dado Su poder, es igual que decir que Dios nos ha dado a Sí mismo. Pensemos en esto: Dios nos ha dado algo tan precioso, ¿cómo se sentirá Dios, si actuamos como quienes no han recibido nada?

La apasionante oración que el apóstol Pablo hace ante el gran Dios tiene que cumplirse en nosotros. No seamos restringidos por nuestros límites, sino aceptemos el poder que Dios nos ha dado en Cristo. Dios nos revestirá con el poder conforme a las riquezas de Su gloria. No seamos intimidados como si no tuviéramos nada, sino aceptemos audazmente la abundante bendición espiritual que mora en nosotros. En cambio, de estar desalentados por no tener poder, experimentemos las riquezas de Su gloria que nos fortalece.