Aquellos que escuchan la palabra de la verdad y creen en ella obtienen la salvación. Por lo cual, la palabra de la verdad para nosotros es el evangelio de la salvación. Sin embargo, no es que podamos presenciar de inmediato el cumplimiento completo de la salvación en esta tierra, incluso si creemos en la verdad. Nosotros que obtuvimos la salvación hemos asegurado nuestra herencia en el cielo, pero debemos sostener con fe hasta el día en que se cumpla. Mientras estemos en esta tierra, nuestros corazones se debilitarán a través de muchas dificultades, pero no podemos dudar de la bendición que recibiremos en ese día. Esto viene por el hecho de que Aquel que nos prometió esto no solo es fiel, sino que también nos ha sellado con el Espíritu Santo de promesa.

El sellar significa que una persona escribe un documento importante demostrando su autenticidad y marca su propiedad mediante el uso de un sello. De la misma manera, el ser sellado por el Espíritu Santo que fue prometido en Cristo significa que Dios nos ha señalado como Suyos. Mientras que los judíos son circuncidados como señal de ser escogido y algunos gentiles llevan símbolos de su religión en sus cuerpos, los cristianos reciben la marca en sus corazones señalando que pertenecen a Dios. Como resultado de este sello, cada individuo ama a Dios verdaderamente y aman a la iglesia profundamente.

El hecho de que Dios nos haya sellado por el Espíritu Santo también es señal de que nos protegerá de la destrucción. Dios nos protegerá de todo tipo de tentaciones y pruebas, especialmente del sufrimiento de los últimos tiempos. Esta obra del Espíritu Santo es hecha a través de la iglesia. Dios ha diseñado personalmente un sistema donde recibimos y obedecemos la palabra en la iglesia. A través de la palabra que es llevada por la iglesia, Dios nos hace despertar para que no volvamos al viejo ser, nos guía en el camino de la justicia, y nos protege para que no tropecemos en el sufrimiento de los últimos tiempos.

La Biblia menciona al Espíritu Santo, quien nos sella, como, ‘la promesa del Espíritu Santo’. Esto significa que el Espíritu Santo vino a través de la promesa de Dios, y al mismo tiempo, Él asegura la herencia que tiene garantía. Más allá, así como la paga de la primera cuota significa el comienzo del pago de las cuotas restantes, el hecho de que el Espíritu Santo haya morado en nosotros nos asegura la herencia del cielo que Dios nos dará más adelante y nos permite gustar de esa herencia. Por lo tanto, nosotros que hemos sido sellados por el Espíritu Santo, no debemos dudar de la herencia del cielo, sino prepararnos en esta tierra para recibirla.

El objetivo por el cual Dios nos ha sellado por el Espíritu Santo no es simplemente para darnos cosas buenas. Su propósito es más profundo y, en última instancia, es más significativo que eso. Dios desea que alabemos Su gloria. La razón por el cual Dios nos ha redimido es porque estamos en Dios, y en su finalidad todo es por Su propia gloria. Dios nos ha garantizado que nos protegerá hasta el final, por lo tanto, vivamos acorde a Su propósito que determino al crearnos. A través de la palabra, eliminemos constantemente la maldad en nuestros corazones y protejamos nuestra redención hasta el final. Seamos guiados por el Espíritu Santo para que Dios pueda ser glorificado a través de nosotros.