Servicio del Día del Señor del 5 de febrero del 2023

Aquellos que creyeron sin ver son más bendecidos

(Juan 20:24-29)

Pastor Sung Hyun Kim

Jesús se manifestó nuevamente a sus discípulos. Y dijo a Tomás: “Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.” Estas palabras del Señor no eran para reprenderlo. Él conocía el gran amor que Tomás tenía hacia el Señor, diferente a cualquiera. Cuando el Señor iba a ir Jerusalén y los discípulos lo impidiendo, Tomás fue el único que dijo, “Vamos también nosotros, para que muramos con él.”

Delante de los otros discípulos que afirmaban que habían visto al Señor quien resucitó, Tomás dijo: “Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.” El Señor sabía que estas palabras fueron dichas no porque era incrédulo a diferencia de las otras personas, sino que su amor hacia el Señor era tan fuerte que Su muerte fue un gran trauma y frustración. El Señor mismo mostró la evidencia para que pudiera vencer las limitaciones del hombre de tener que experimentar para aceptar y pudiera creer.

Tomás, quien vio a Jesús mismo hablar delante de sus ojos, no tenía nada más que verificar. Él dijo: “¡Señor mío, y Dios mío!” Entre las confesiones que salieron de los apóstoles, esta es la mayor. Tomás no solo aceptó la resurrección de Jesús, sino que entendió en un instante quien era Jesús y confeso una de las confesiones más grandes. Su confesión contiene la determinación para entregarse a Dios. Él conoció claramente la realidad de que Jesús es el dueño quien tiene que obedecer y el Dios quien tiene que servir, e incluso qué actitud debe de tener delante de Jesús.

Jesús dijo a Tomás: “Porque me has visto, creíste.” El Señor lo alienta por haber creído. Y luego dice: “Bienaventurados los que no vieron, y creyeron.” Tomás creyó porque pudo ver con sus ojos al Señor que resucito. Sin embargo, las personas de la próxima generación no tendrán la oportunidad de ver al Señor son sus ojos. Ellos tendrán que creer al escuchar las palabras que son llevan las experiencias de los apóstoles, y aunque no hayan visto nada, tienen que sostener su fe hasta el final.

Así es. El pensar que a través de cierta experiencia especial puede obtener la fe y considerar esto en una fe de alto nivel es el pensamiento del hombre. Las señales no es un medio para obtener la fe, sino es el resultado que viene a través de la fe. Incluso si no han visto la evidencia con sus ojos, si tienen la fe a través de los testimonios de aquellos que han visto a Jesús como está registrado en la Biblia, entonces esa fe no es una fe de bajo nivel, sino la fe que el Señor desea. Lo más importante en la fe es tener la determinación de entregarse. Si creemos en Dios quien nos ha creado, nos ha salvado, nos lleva al cielo y nos recompensa por nuestra dedicación, entonces no podremos evitar entregarle nuestra vida. En el momento que decidimos entregarnos a Dios, Dios tendrá la determinación de darnos Su favor.