2016.10.30 – Jesús, aquel que no tiene pecado, y nosotros, los pecadores.

Queridos santos de Sungrak, que sus familias y sus negocios sean grandemente bendecidos. 

He trabajado únicamente para la iglesia Sungrak toda mi vida. En algunos días entraré en el ocaso de mi vida, así que mis energías físicas se agotan con facilidad e incluso escribir es demandante para mí. Sin embargo, estoy dispuesto a realizar mi deber de enseñar y entregar la voluntad del Señor hasta el final de mi vida. 

Lo más difícil para un pastor es hablar sobre la enseñanza de las ofrendas. Sin embargo debemos realizar la voluntad de Dios.  Podría decirle a las personas algunas palabras halagadoras, pero les estoy escribiendo en amargas e incomodas palabras. Esto es porque es mi deber.

Cuando Dios nos dio a Jesús, Él no dio a Su Hijo con riquezas, ni tampoco el Hijo trajo alguna. Por ende los discípulos dijeron, “No tengo ni oro ni plata, pero lo que tengo es el nombre de Jesucristo”. ¿Qué significa esto? Dios envió a su unigénito amado al mundo con sus manos vacías, sin nada. Y Dios nos ordenó recibirle y servirle en todo momento, cuando Él esté hambriento o sediento. Como Dios nos dio a Su Hijo, debemos servirle con nuestras riquezas en nuestra vida de fe. 

Antes del día de acción de gracias debemos confesar nuestra fe. En la Biblia es ordenado que debemos dar gracias a Dios por lo que nos ha dado y por lo que nos dará. He enseñado de esta forma, creyendo y siguiendo Su palabra y voluntad.

Mis queridos santos de Sungrak, por favor tengan fe en Dios y demuestren su fe en Él. No sean tacaños, porque sus ofrendas permanecen donde sus almas morarán, y Dios los ayudará con señales milagrosas cuando estén desesperadamente en necesidad. Como ejemplo de este testimonio, Dios siempre ha estado conmigo, y me ha ayudado con muchas señales y prodigios. ¿No eres capaz de verlas ahora?

Nuestra iglesia en su totalidad carece de oración y también de agradecimiento. Mucho más que esto, es muy avara. No podemos seguir nuestras emociones sino la Palabra de Dios. La Palabra es el camino bien pavimentado en el cual nuestras almas caminan. Nunca tropezaremos en ese camino.  

El próximo día del Señor es el día de “acción de gracias”. Así que adorémosle con todo nuestro poder y sirvámosle con nuestras ofrendas de agradecimiento. Supere sus dudas y tentaciones en sus circunstancias actuales, y conquiste. No es porque nuestra iglesia necesite dinero. Es por el bien de su fe y sus almas. Preparen la ofrenda de ante mano. ¡Muchas gracias!