2016.10.09 – Recibamos la ayuda del Espíritu Santo
in SermonesRecibamos la ayuda del Espíritu Santo
(Hechos 9:26-31)
Dios
No descansa.
Él
Creó el mundo y reina sobre él,
Y Envió el Verbo mundo
Para completar la bendición que no se puede negar. (Numéros 23:20)
Él guarda con la sangre de Jesús a los que son santos, (Hechos 20:38)
Y para guardarlos eternamente
Envió al Espíritu Santo, al Santo Consolador. (2 Corintios 1:21-22)
Por lo tanto
Sólo cuando la iglesia, la familia y cada uno
Reciben la ayuda del Espíritu Santo hay fortaleza. (Hechos 9:31)
El Espíritu Santo está con nosotros por siempre. (Juan 14:16)
El Espíritu Santo es el espíritu de verdad, (Juan 16:13)
No es hombre, sino espíritu.
El Espíritu Santo muere ni cambia.
La Iglesia de Jesucristo
Comenzó por el Espíritu Santo. (Hechos 1:8)
El Espíritu Santo
Es el gran regalo de Dios. (Hechos 2:38)
Debemos recibir el apoyo del Espíritu Santo.
○ El gran regalo de Dios
Es Jesucristo,
Nuestro Salvador.
○ El gran regalo de Jesús
Es el Espíritu Santo,
El Consolador que nos conforta.
○ El poder espiritual es un gran regalo
El Espíritu Santo nos da diversos dones.
El poder son los espíritus celestiales.
※ Los que reciben el amor de Dios
Reciben su regalo.
La Iglesia y las familias deben ser avivadas.
Hechos 9:26-31
26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.
27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús.
28 Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía,
29 y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle.
30 Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.
31 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.
Resumen
La palabra de Dios es nuestra vida eterna
Dios es quien no descansa, sino quien obra por toda la eternidad. Nosotros delante de Dios somos como polvo. Si solo dependemos de Dios, Dios hace que participemos en su obra, ¿qué gracia tan grande es está? A pesar de esto, al menospreciar la obra de Dios, ¿qué esperanza tendrá la persona que no hace que trabaje en él, qué valor descubrirá Dios en la vida de esa persona?
Dios al decir, “Sea la luz” la luz fue creada, al decir “Sea la expansión” la expansión fue creada. La palabra dicha por Dios se cumple así como fue anunciada. Aunque la creación cambie ni un punto ni una letra de la palabra de Dios cambiará sino que todo será realizado. Por el contrario el mundo sigue cambiando. Según la época; el lenguaje, la cultura, la sabiduría y la forma de vivir siguen cambiando, y la velocidad del este cambio cada vez será más rápida. Como el mundo es el lugar donde el príncipe de la potestad del aire, el diablo, está obrando, cualquier cosa que pertenece al mundo no nos puede llevar a la vida eterna (Efesios 2:1-3).
Jesús cuando dijo, “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.” (Juan 6:54), muchas de las personas que lo seguían no entendieron estas palabras y le dejaron. Sin embargo, Pedro confesó, “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.” (Juan 6:68). La vida de fe es seguir la Palabra de Dios que nunca cambia. Esta palabra es la que nos da la vida eterna.
El camino hacia la vida eterna es Jesucristo
¿Qué es lo que la palabra de Dios nos quiere hacer conocer? El lenguaje nos muestra con exactitud los pensamientos, sentimientos, sabiduría y conocimiento de la persona que le habla. Jesucristo es la palabra de Dios que vino a esta tierra como carne. Vuelvo y repito, Jesucristo es la imagen de Dios que nos muestra todas las cosas de Dios tal como son. Él por medio de su vida pública al manifestar la voluntad de Dios hizo que el hombre pudiera tener encuentro con Dios.
Jesucristo es el Hijo de Dios y también es Hijo de Hombre. Ciertamente Él vino a esta tierra como hombre. Si Él no hubiera venido a la tierra como hombre sino que simplemente se hubiera manifestado por un instante en el mundo como un simple ser espiritual nuestro encuentro con Dios hubiera sido imposible. En 1 Juan 4:2-3 dice, “El que niega que Jesucristo ha venido en carne es espíritu de anticristo.” Jesús por medio del cuerpo de una persona nació como hombre y creció como hombre. Si Él y el hombre tienen una diferencia es la verdad de que Él no tiene pecado.
La verdad de que Jesús es Hijo de Hombre nos da esperanza. Jesús dijo, “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26). Jesús venció la muerte como hombre que no tiene pecado por lo cual resucito, cualquiera que crea en Jesús puede ser libre del pecado y puede tener la vida eterna. Y de la misma manera que Jesús al obedecer la palabra del Padre fue sentado en el trono de gloria, nosotros luego de recibir la redención de pecados por medio de la sangre de Jesús y si obedecemos la palabra de Dios podremos subir junto con Jesús delante del trono de gloria.
Jesús dijo, “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.” (Juan 14:12). Estas son las palabras mencionadas por aquel que fue hecho hombre al igual que nosotros, el que conoce mejor nuestras situaciones. Nosotros tenemos que creer en esta palabra. Nuestro modelo a seguir es Jesucristo. Tenemos que arrepentirnos por la desobediencia y por nuestros deseos carnales, y tenemos que seguir a Jesús y obedecer la Palabra de Dios. El que cree y sigue a Jesús, quien es la imagen absoluta de Dios, será llevado al Cielo como lo hizo Jesús.
Sigamos a Jesús por el Espíritu Santo
Luego de que Jesús subió al Cielo, nos envió el Espíritu Santo. En Juan 16:13-14 dice, “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.” Aunque Jesús haya ido al Cielo, viene el Espíritu Santo que Él envió y nos manifiesta de la misma manera la palabra y obra que Jesús hace. No es que el Espíritu Santo hace su obra sin ninguna relación con Jesucristo, sino que refleja la imagen de Dios en nuestro espíritu. Por lo tanto, quienes han recibido el Espíritu Santo deben manifestar a Jesús.
Creer en el Jesús que el Espíritu Santo nos enseña, en el Jesús que testifica el Espíritu Santo es nuestra fe. La forma para vivir como Jesús es vivir por el Espíritu Santo (Juan 14:16-20). La persona que vive la vida de fe junto y dependiendo en el Espíritu Santo no tambaleará por el entorno ni las condiciones del mundo. El Espíritu Santo sella que Jesús está dentro de nosotros (1 Juan 3:4). De la mima manera en que Jesús resucitó por medio del Espíritu Santo, el que vive por el Espíritu Santo experimentará en los postreros días la resurrección.
De la misma manera como Jesús les dijo a sus discípulos que “Reciban el Espíritu Santo”, los discípulos se reunieron en el aposento alto y oraron, por resultado el Espíritu Santo moro en todas las personas que estaban reunidas en ese lugar. De esta manera fue como la iglesia fue establecida en esta tierra. Ahora lo que la iglesia de Jesús necesita es seguir al Espíritu Santo. La iglesia debe depender del Espíritu Santo, obedecer al Espíritu Santo, obrar por el Espíritu Santo. Al ser realizado de esta manera la iglesia puede sostener el trabajo que Jesucristo nos dejó.
Pastor Lee Ki Taek
Centro de Misión Sungrak
Carta de Simuón
Ya han sido más de ochenta años desde que comencé mi vida en este mundo, y he tenido muchas experiencias espirituales y experiencias de vida, algunas tristes y otras muy placenteras. Pero lo que es más preciado es que he aprendido mucho de muchas personas. Sin embargo, como no me resta mucho tiempo, no recordaré lo que ocurrió en el mundo cuando muera. Si recuerdo lo que ocurrió en el mundo incluso en el paraíso, donde estaré no es verdaderamente el paraíso. Como caminar hacia la realidad después de soñar, esperaré por la resurrección en el paraíso, y no me percataré de como el tiempo transcurrió.
Mientras reflexiono en que ya es tiempo para finalizar toda mi obra en el mundo, miro al pasado más que de costumbre. Tengo tanto conflicto en mi corazón porque no serví bien a mi padre. En mis obras mi puntuación es cero. No podía controlar mi temperamento, y lo perdía muy fácilmente. Frecuentemente odiaba y detestaba muchas cosas.
Aunque tengo muchos problemas, también he recibido mucho amor por parte de otros. No olvidaré su gracia. Y de seguro quiero pagar lo recibido de su parte a través de mis oraciones, sinceramente estoy orando, y estoy seguro que Dios los bendecirá en la forma en que he sido bendecido.
Después de conocer al Señor Jesucristo nunca he dudado de Él, ni siquiera una vez. Lo considero como mi cayado y camino. Y me pregunto si habrá alguien que haya sido amado tanto por el Señor como yo. El testimonio de que estoy siendo amado por el Señor es que yo también lo amo. Como me he convertido en su amigo he experimentado gran persecución lo cual es característico, pero nunca lo he considerado como algo vergonzoso. Ahora, no tengo nada por lo cual estar avergonzado ante el cielo, como un poeta dijo: “Le estoy dando gracias al Señor por darme este yugo para soportar.”
Por los últimos sesenta años he sido perseguido e ignorado sin nada reconfortante, ni siquiera por un solo día, pero verdaderamente lo aprecio. ¿Cómo he podido soportarlo? Como ser humano no era distinto a una persona que le fue otorgada la pena de muerte, pero continúo respirando. Lo que puedo hacer por el resto de mi vida es esforzarme aún más y soportarlo. Aunque he sido perseguido durante toda mi vida, mientras más era perseguido, más anhelaba y respetaba la voluntad de Dios. Me he esmerado para predicar el evangelio a través de cada palabra que hablo. Debió haber sido por mi sinceridad y verdadero amor que el Señor me ama tanto.
Por los últimos preciados sesenta años he sido feliz porque Dios estuvo conmigo, perdonando mis pecados y amándome grandemente. He recibido bendiciones del Señor cien veces más. Yo solo he logrado la obra que apenas cien personas juntas pueden realizar incluso si tratan su mejor esfuerzo. Este es mi testimonio. Amén
Columna de Adoración del Día del Señor
Pastor Ki-Dong Kim
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri