Una persona con inspiración
Y los varones se levantaron de allí, y miraron hacia Sodoma; y Abraham iba con ellos acompañándolos. Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré. Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová. Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos. Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza. Quizá faltarán de cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco. Y volvió a hablarle, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor a los cuarenta. Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta. Y dijo: He aquí ahora que he emprendido el hablar a mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor a los veinte. Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez. Y Jehová se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar. Génesis 18:16-33
En el versículo 17, Dios dijo: “¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?” Si nuestro Dios no ocultó lo que estaba haciendo a alguien, sino que le reveló todo, ¿cuán bienaventurado es esa persona? Mientras que a algunas personas Dios les oculta lo que hace, a otras se lo revela. Poder conocer las obras que Dios está realizando se llama inspiración. Por eso anhelamos estar llenos de inspiración. Sin inspiración, no nos daríamos cuenta de la obra de Dios, aunque estuviera justo ante de nuestros ojos. No habría nada que hacer. ¿Conocen a las personas que se sientan afuera del edificio para jugar ajedrez coreano todos los días? Están allí jugando ajedrez todos los días. Incluso el otro día, cuando hubo un viento tan fuerte que casi rompió las ramas de los árboles, ellos seguían jugando ajedrez. No tienen mucho que hacer. Sin embargo, hay cristianos que en sus últimos años también pierden el tiempo sin hacer nada. Solo se quedan en casa viendo televisión. No tienen inspiración. No saben lo que deberían estar haciendo. Incluso los siervos del Señor no saben qué hacer si no tienen inspiración. Solo tienen mucho tiempo libre y nada importante que hacer.
Sin embargo, lo que cambió para nosotros después de conocer la Imagen de la Voluntad de Dios es que nos volvimos más ocupados. No tenemos tiempo. Entre aquellos en China que llegaron a conocer Berea, muchos testifican que les falta tiempo. No les alcanza el tiempo. En otras palabras, desde que comprendieron las obras que Dios está realizando, también participan en ellas. ¿A quiénes revela Dios Sus obras? En primer lugar, a aquellos que conocen quién es Dios. Uno necesita conocer quién es Dios para que Él le revele Sus obras. Nadie sabía quién era Jesús. Cuando preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”, la gente respondió que era uno de los profetas, Juan el Bautista o Elías. Entonces preguntó a Sus discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Y uno de ellos respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Jesús le dijo: “Esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. Así que ese discípulo respondió con precisión quién era Jesús. Y de inmediato, Jesús reveló lo que iba a hacer: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Por lo tanto, Jesús reveló Su voluntad a aquel que confesó su fe en Él y conoce quién era Jesús.
De la misma manera, conocer a Jesús es la clave para tener inspiración. Porque entonces, Dios revela Su obra a esa persona. Por eso, incluso hoy, debemos conocer quién es Jesús. Él es el Hijo de Dios y el Cristo. Es igual a Dios; el Creador; aquel que existe desde antes de la eternidad. Cuando lo vemos, vemos a Dios. La naturaleza de Dios se manifiesta en Él. Cuando comprendemos esto, Dios nos enseñará las obras que debemos hacer. Entonces, ¿qué le reveló Dios a Abraham sobre el futuro? Le dijo que Sodoma y Gomorra serían destruidas. ¿Cuántos justos había en esa ciudad? Ni siquiera diez. ¿Había cinco? ¿O siquiera tres? ¿Era Lot un hombre justo? Él no fue salvo por ser justo; Lot también era un pecador. Pero, ¿por qué fue salvo? Porque tenía una relación con Abraham; era parte de su familia.
Del mismo modo, todo el mundo será juzgado y luego perecerá, pero ¿quiénes serán salvos? Los justos. Sin embargo, ¿quién puede llegar a ser justo por sus propios méritos? Solo aquellos que conocen a Jesús serán salvos, aquellos que saben que Jesús es el Hijo de Dios y el Cristo, pues tienen una relación con Él. Solo ellos serán salvos. Por eso, Dios envió a Jesús, no para cambiar el mundo, sino para salvar a los que lo conocen de este mundo que está destinado a perecer, aunque sea un número pequeño. Por lo tanto, conocer a Jesús es la base de todo. Para conocer a Dios, debemos conocer a Jesús. Para conocer las obras que Dios está realizando, necesitamos conocer a Jesús. De la misma manera, para ser salvos, debemos conocer a Jesús. Así que, llenémonos de inspiración a través del conocimiento de Jesús. No debemos ser aquellos que no tienen nada que hacer cuando Dios está ocupado haciendo Su obra. Cuando Dios está obrando, yo debo obrar con Él. Cuando Dios está ocupado, yo debo estar ocupado. Si Dios obra con fervor, yo también debo tener fervor. Oremos para que, así como se mueve una rueda dentada, mi corazón siempre se mueva según el corazón de Dios.
Padre Dios, llénanos de inspiración para que podamos participar en la obra que Tu hace y en la obra que Jesús hace. Ayúdanos a no ser indiferentes a la obra por la que Tu siente tanta pasión e interés, sino más bien, a ser parte de la obra junto contigo. Hemos orado en el nombre de Jesús. Amén.
Prédica del Pastor Ki Taek Lee
Director del Centro Misión Sungrak

