Servicio del Día del Señor del 22 de diciembre del 2024

Pastor Sung Hyun Kim

Examine cuidadosamente: ¿cómo está caminando en el camino de su vida en este momento? Lamentablemente, muchos cristianos no han podido caminar en el camino de la vida de manera segura; en su lugar, se ven atrapados en las trampas del pecado y en las redes de Satanás, cayendo en la perdición y la destrucción. ¿Por qué ocurre esto? Esto se debe a que no han podido disfrutar de los privilegios que les han sido otorgados como hijos de Dios y actúan como personas sin sabiduría. Esto no significa que carezcan de la sabiduría para vivir en este mundo. Sino que el problema reside en que, aunque ya han recibido la sabiduría de Dios, todavía confían en la sabiduría del viejo hombre.

La sabiduría del mundo se manifiesta al enfrentar los desafíos cotidianos, como resolver problemas con ingenio, tomar decisiones acertadas o actuar con astucia. Este tipo de persona es vista como sabia según los estándares del mundo. Pero la sabiduría de Dios abarca mucho más que esto. El asunto más importante para el hombre, que ya ha sido destinado la destrucción, es salvar el espíritu, preservarlo y alcanzar finalmente la salvación eterna. Esto puede lograrse a través de la sabiduría de Dios.

Cuando nacemos de nuevo, ya hemos recibido la sabiduría de Dios. Junto a la salvación se nos ha otorgado la sabiduría de Dios, a partir de este momento esta sabiduría comienza a obrando en nuestro interior. El ser cristiano significa que hemos entrado en la vida que camina en la sabiduría de Dios. A partir de entonces, nuestra tarea es activar esa sabiduría sembrada en nuestro espíritu. Para ello, primero debemos aceptar que Dios nos ha dado esa sabiduría, luego esforzarnos con todas las fuerzas por conocer la voluntad de Dios. Cuanto más profundo sea nuestro conocimiento de la voluntad de Dios, comprenderemos más Su corazón, lo que nos permite ver las cosas según Su sabiduría.

Sin embargo, existe un factor que impide que esta sabiduría de Dios sea activada, el pecado. El pecado es completamente opuesto a la sabiduría de Dios. Una persona que vive siendo esclava del pecado, aunque posea la sabiduría de Dios en su interior, no puede activarla, por ende, lleva una vida de necedad. Tal persona minimiza la gravedad del pecado. Incluso mientras persiste en pensamientos y acciones contrarios a Dios, no lo reconoce como pecado. Como tiene una percepción débil sobre Dios, también tiene una percepción débil de la santidad de Dios, lo que inevitablemente debilita su percepción y prevención del pecado.

Lamentablemente, muchos cristianos andan como personas necias. No es que hayan dejado de creer en Dios, sino que sus corazones han sido arrebatados por otros deseos y ambiciones, lo que les impide obedecer completamente a la palabra de Dios. Piensan que son sabios. Pero la sabiduría que valoran pertenece a la vieja vida, y ante los ojos de Dios, es sumamente insensata. Nosotros nos hemos convertido en hijo de Dios. Por lo tanto, debemos confiar plenamente en la palabra de Dios y caminar sabiamente. Andar en necedad no van con los hijos de Dios. Aunque el camino que recorremos sea particularmente difícil, no debemos desanimarnos. Activemos continuamente la sabiduría que Dios nos ha otorgado y enfrentemos este camino con sabiduría.