Servicio del Día del Señor del 8 de diciembre del 2024

Pastor Sung Hyun Kim

Incluso dentro de la iglesia, hay personas que realizan las obras de las tinieblas. Utilizan los momentos de comunión con los miembros para ganar partidarios a su causa. Aunque puedan aparentar ser personas que ocupan cargos importantes en la iglesia, en realidad buscan su propio beneficio. Actúan conforme a los deseos de la carne, igual que cuando eran enemigos de Dios, por lo cual no se puede esperar de ellos frutos de vida. Por el contrario, sus actos suelen causar aflicción deliberadas a la iglesia. Entonces ¿cómo deberíamos tratar a quienes realizan las obras de las tinieblas?

Algunos podrán afirmar que deberíamos acogerlos con amor hasta el final. “¿Acaso el Señor no nos mandó a amarnos los uno a otros? Incluso el Apóstol Pablo dijo que el amor es el mayor de los dones, que las profecías se acabarán, las lenguas cesarán y el conocimiento acabará, pero el amor nunca dejará de ser.” Por supuesto, esto es cierto. Sin embargo, ¿es realmente amor acoger y tolerar las obras de las tinieblas? Pablo dijo que el amor no se goza en la injusticia, sino que se goza con la verdad. Acoger el mal no es amor, sino fomentar que el mal prospere, y tolerarlo contribuye a su expansión.

Lamentablemente, muchos no logran discernir entre lo que es injusto y lo que es verdadero. Por esta razón, cuando se encuentran con las obras de las tinieblas dentro de la iglesia, algunos lo toman como un entretenimiento y lo comparten con otros, o incluso llegan a participar en ello. Esto ocurre porque no tienen una inclinación de oponerse al pecado ni el poder de vencer al enemigo. Este comportamiento de los creyentes generalmente se debe a que no han aprendido adecuadamente la palabra, incluso algunos mantienen su relación con las personas que realizan el mal por el simple hecho de tener una relación personal con ellos. El problema es que, al tolerar el mal, terminan siendo contaminados sin darse cuenta y las personas de su alrededor al observarlo desarrollaran un entendimiento erróneo acerca del mal.

“Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.” (Ef 5:11). No debemos involucrarnos con quienes practican las obras de las tinieblas, sino más bien reprender su pecado. Esto no significa usar la fuerza para derribar a tales personas, ni enfrentarlos para decirles: “¡Usted está haciendo el mal!” Reprender públicamente las obras de las tinieblas es un papel exclusivo del pastor, y es una responsabilidad que él no debe descuidar. Lo que aquellos que no son pastores deben hacer no es reprender, sino evitar participar en las obras de las tinieblas, haciendo que tales personas sientan vergüenza por sus actos.

El usar este método es para mostrar respeto a cada persona y ofrecerles la oportunidad para arrepentirse del mal. Para lograrlo, debemos esforzarnos por vivir una vida de obediencia. Cuando amamos verdaderamente a la iglesia, las intenciones de quienes buscan aprovecharse de ella quedarán al descubierto; cuando nos sacrificamos por el beneficio de los santos, el mal de aquellos que buscan manipular a los miembros para sus propios fines será expuesto. No nos asociemos con quienes deliberadamente hacen el mal. Como hijos de luz, actuemos con bondad, justicia y verdad. Demos la oportunidad a los que están en tinieblas a descubrir y ser reprendidos por sus malas acciones al estar delante de luz.