Servicio del Día del Señor del 15 de septiembre del 2024

Pastor Sung Hyun Kim

“Pedí por el Espíritu Santo, pero ¿por qué no me lo da? Parece que todas ya lo han recibido…” ¿Cómo están tratando al Espíritu Santo? ¿Es posible que lo hayan tratado solo como un objeto impersonal? Podrán decir, “Debemos tener la vida de fe en el Espíritu Santo”, pero en realidad, ¿no será que está tratando al Espíritu Santo como un tipo de instrumento o método? Incluso algunos para evitar la responsabilidad de sus acciones dicen, “El Espíritu Santo me obligo que lo hiciera.” Peor aún, ellos podrán atacar y blasfemar en contra de la iglesia, y al decir tales cosas, convierten al Espíritu Santo en alguien que justifica el crimen e induce la maldad.

¿Por qué las personas están siendo tan groseros contra el Espíritu Santo? ¿Será que piensan del Espíritu Santo como una presencia impersonal, como un árbol muerto? El Espíritu Santo es persona. Él no es indiferente a cómo lo tratemos. El Espíritu Santo puede ser tentado por nosotros y ser engañado. Él puede ser resistido, insultado, blasfemado y desafiado. ¿Cómo estamos tratando al Espíritu Santo ahora mismo? Dios disgusta de todos los pecados, pero cuando uno de Sus hijos peca contra de Él, recibirá un gran impacto y será afligido.

Muchos creen que con solo arrepentirse, Dios olvidará todos sus pecados, independientemente de la maldad que cometieron. Sin embargo, el pecado hacia Dios no simplemente desaparece. Hacia el pecado que lo afligió, Dios siente ira. Mientras algunos trabajan para destruir la iglesia y sienten alivio al pensar, “Estaba preocupado de que me cayera un rayo, pero no paso nada”, la ira de Dios se revelará completamente en el día en donde se complete la redención. Para aquellos que obedecen al Espíritu Santo será un día de la redención, mientras que para lo que afligieron al Espíritu Santo será un día de ira.

Aquel que nos sella hasta ese día, es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo manifiesta que le pertenecemos a Dios, y no solo garantiza nuestra salvación, sino que cuida de nosotros, protegiéndonos del pecado hasta que entremos al cielo sano y salvos. Pero ¿cómo podremos nosotros, que hemos recibido tal gracia, herir Su corazón? Siendo nuestro Consolador nos ayuda, abroga, consuela, está con nosotros y garantiza nuestra salvación, ¿cómo es que podremos afligirle? ¿Cuán grande será la traición que sentirá si nosotros, quienes tenemos que amar y proteger la unión de la iglesia, estamos trabajando para destruirla?

Cuando predomina la mentira, se guardan rencores, se busca la venganza, el hurto contra la iglesia se extiende, y los cristianos descuidadamente dicen palabras corrompidas, la edificación de la iglesia se ve obstaculizada y el Espíritu Santo sufre grandemente hasta el punto de llorar. Aquellos que afligen al Espíritu Santo, Él puede ser apagado haciendo que el poder que era provisto desaparezca y la puerta de la bendición que estaba abierta sea cerrada. Ahora detengamos toda aflicción contra el Espíritu Santo, quien trabaja arduamente para unir la iglesia en amor. Avancemos obedeciendo al Espíritu Santo quien nos ayuda. Complazcamos al Espíritu Santo que nos sella, hasta el día de la redención.