Servicio del Día del Señor del 23 de junio del 2024

Pastor Sung Hyun Kim

“Señor, deseo ser transformado según Tú voluntad, pero es muy difícil. He tratado en abandonar mi egocentrismo, pero sigo fallando. ¿Qué piensas de mí? ¿Será que ya no tengo esperanza?” No es así. El Señor conoce muy bien su corazón que lucha por ser transformado al aspecto que el Señor desea. El Señor se complace por su esfuerzo de volver a levantarse y venir delante del Señor, incluso si tropieza diez veces en un día. Esto es porque usted está respondiendo al Evangelio que el Señor ha otorgado a través de Su sacrificio.
 
Desafortunadamente, existen algunos que siguen resistiéndose al cambio aun cuando asisten a la iglesia. Nosotros que habíamos muerto por el pecado hemos vivido a través del sacrificio del Señor. Por lo tanto, es razonable que nos esforcemos para no volver a la vida de muerte en el que estábamos. A pesar de esto, si continuamos resistiéndonos al cambio, juzgando y tomando decisiones basándonos en los estándares sostenidos en la teoría, conocimiento y pensamientos del pasado, y si no tenemos la determinación de salir de los límites de la comodidad hecha por los deseos de la carne, esto es igual que escoger una vida ajena a Dios. 
 
A través del sacrificio del Señor, hemos nacido de nuevo. Somos hechos nueva criatura. En ese momento, nuestra naturaleza esencial ha cambiado. Este cambio no significa que la naturaleza de Dios simplemente fue añadida a nuestra naturaleza original, ni tampoco implica meramente una mejora en lo que ya existía. Nuestra naturaleza vieja ha desaparecido, y ahora existe una naturaleza nueva. La transformación que tener como cristianos no es simplemente añadir algo nuevo en el sistema cognitivo que teníamos antes de nacer de nuevo. En cambio, en el momento en el que nacemos de nuevo, nuestro sistema de compresión desaparece y sale uno nuevo, así es como el cambio comienza. 
 
Aun cuando el juicio y decisiones de los que no creen parece ser racional, sus planes y practicas inevitablemente llegan al egoísmo, engaño, depravación y destrucción. Esto es porque el estándar que está en ellos mismos está mal. Así como está escrito: “Todas las cosas son puras para los puros, más para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.” (Tito 1:15). Sus pensamientos, que están distorsionadas por su error en el sistema cognitivo, corren hacia lo vano. Incluso con las advertencias de los antepasados de la vida, ellos deciden en seguir en ese camino. Y aun lo más extraño, es que ninguna de sus decisiones concuerda con la voluntad de Dios. 
 
Hemos nacido de nuevo a través del Evangelio. Por lo tanto, no debemos caminar en la mente de la vanidad de los incrédulos. Ahora, debemos andar en un nuevo corazón, una nueva esperanza, un nuevo poder y una nueva vida. El Señor nos guiará en el gozo eterno, nuestro camino no será en vano. Entréguenos nuestro corazón al Señor, y no lo pongamos en el mundo. Renovémonos con la palabra que el Señor nos da hoy. No nos obsesionemos con el sistema de la mente de la vanidad que teníamos antes, sino que recibamos la guía del Señor que nos da hoy.