Servicio del Día del Señor del 31 de marzo del 2024

Pastor Sung Hyun Kim

La gran mayoría de las personas no están dispuestas a creer que Jesús ha resucitado. Entre ellos, algunos dicen que creerán si lo confirma con sus propios ojos. Sin embargo, la fe que Dios desea de nosotros desde un principio no es la fe que viene por ‘ver’ sino por ‘escuchar’. Este principio, donde se cree a través del testimonio de alguien, no fue una excepción para las mujeres que fueron al sepulcro de Jesús en el primer día luego del día de reposo. Cuando ellas entraron en el sepulcro, un joven desde dentro les dijo, “Buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí.” De esta manera, a estas mujeres también se les dio la oportunidad de creer al ‘escuchar’.

Jesús resucitó. Esto significa que Jesús fue levantado de la muerte. La muerte significa enfrentar el fin de la vida, del mismo modo es entrar en el estado donde no se puede hacer nada. Nadie en este mundo es libre de la pared de la muerte con sus propias fuerzas. Esto se aplica igualmente a Jesús. Su inocencia fue demostrada, pero esto no significa que Él puede volver a vivir automáticamente luego de la muerte. Sin embargo, Jesús resucito. Esto es porque Dios el Padre lo resucito. Por lo tanto, el poder de la muerte y el poder del pecado que causan la muerte han sido destruidas.

A través de la resurrección de Jesús nosotros tenemos esperanza. Esto es porque la resurrección de Jesús sirve como señal que hace conocer de la resurrección que tendremos más adelante. El pueblo de Israel ofrecía la primicia a Dios antes de comenzar a cosechar, y cuando el sumo sacerdote aceptaba esto, finalmente ellos podían comenzar con la cosecha. De esta manera, la resurrección de Jesús no solo implica la resurrección de los santos en el futuro como la primicia que ofrecían a Dios, sino que también es como la paga de la primera cuota que establece el contrato, haciendo que la resurrección de los santos sea un deber natural.

Incluso si enfrentamos dificultades en esta tierra, no desfallecemos porque tenemos la esperanza de la resurrección. Sin un claro entendimiento de esta esperanza, es fácil que nuestra fe tenga grietas. Algunos pueden decir, “Cuando yo muera, mi espíritu irá al reino de los cielos.”, esta afirmación puede conducir a malentendidos. Esto puede implicar que vamos al reino de los cielos en espíritu, sin un cuerpo. En el caso de que, si entramos al reino de los cielos sin cuerpo, entonces el concepto de la resurrección en sí sería innecesaria. Aunque la frase ‘resurrección del espíritu’ es usada en ocasiones entre las personas, lo que la Biblia nos dice es la ‘resurrección en cuerpo’ y no la ‘resurrección en espíritu’.

A través de Jesucristo nuestro destino cambio de lo peor a lo mejor. Él ha quitado el poder del pecado y muerte que vendrá a nosotros con Su cuerpo y ha abierto el camino de la resurrección y vida eterna. Por lo tanto, ahora marchemos hacia delante con todo fervor hasta llegar a nuestro destino final. No caigamos en el engaño del enemigo, sino amemos a la iglesia. Alejémonos de las malas acciones y obedezcamos a la voluntad de Dios. Abandonemos la duda, debilidad y terqueza y sigamos el camino de la vida eterna al seguir al Señor, quien se convirtió en primicia de la resurrección.