Servicio del Día del Señor del 4 de febrero del 2024

Sea la gloria a Dios en la iglesia y en Cristo

Pastor Sung Hyun Kim

“No soy feliz en mi corazón. Dame satisfacción.” ¿No será que estas peticiones son la motivación en la vida de fe? El propósito de una vida de fe egocéntrica no está en busca la gloria de Dios, en cambio, es recibir su propia gloria a través de Dios. La persona que busca su propia gloria presume de sí mismos delante de otros y tratan de sobrepasar a otros por un logro distinguido. Desafortunadamente, esta acción es traicionar directamente al amor y gracia de Dios. Debemos saber que esta acción, que activa lo que el evangelio quería eliminar, es un retroceso de la verdad.

La iglesia es el ámbito donde la gloria de Dios es revelada. Esto no significa que simplemente se glorifica a Dios en el servicio. La iglesia es la congregación que es compuesta por los pecados que han recibido la gracia. A través la misma existencia y la transformación de los miembros, la iglesia revela la gloria de Dios. Obviamente, esto no es posible sin el mediador que es Cristo. Por lo tanto, Cristo también es el lugar donde los santos glorifican a Dios. Acerca de esto, Pablo dijo: “A él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.” (Ef 3:21).

La iglesia es la única entidad en esta tierra que revela la gloria de Dios. A pesar de esto, como muchos creyentes al llevar su vida de fe buscan su gloria personal, llegan a competir con otros, lo cual trae dificultad en la iglesia. En esta situación, la obra de la iglesia, que es mucho más exclusiva que el deber individual, no puede realizarse perfectamente. Nosotros ya hemos recibido todo de Dios en Cristo. Por lo tanto, durante el resto de nuestras vidas tenemos que glorificar a Señor completamente. Para llegar a esto, lo que tenemos que hacer no es realizar un lograr en específico, sino dar gracias por lo que ya hemos recibido.

Dios no es un Aquel que le hace falta gloria. No debemos entender que la iglesia revela la gloria de Dios como si la iglesia llenará la deficiencia de Dios. La gloria de Dios ya le pertenece. Esta verdad no cambia, no importa cuánto tiempo pase. Esta gloria no cambiará o será destruida en cualquier situación o tiempo, sino es eterna. Lo que debemos de hacer delante de tal Dios, es obedecer a la voluntad de Dios en cualquier situación y a todo tiempo. Solo así, la gloria que Dios, que Dios es apto de recibir, se manifestará a través de nosotros.

“Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.” Juan el Bautista, considerado uno de los mayores entre los profetas, quien nunca recibió la redención de Cristo, tuvo esta actitud delante del Señor. Entonces, nosotros, quienes éramos enemigos de Dios y recibido la salvación sin ningún mérito, ¿qué actitud deberíamos tener delante de Dios? La meta final de Dios, quien cumplió con la obra de la salvación, está en Su gloria. ¡Para este propósito, la iglesia es la única existencia que debe de sostener esta tremenda responsabilidad! En la iglesia y en Cristo, demos gracias por la gracia de Dios y obedezcámosle. Glorifiquemos a Dios quien nos ha llamado según la voluntad que lo complace.