Servicio del Día del Señor del 10 de diciembre del 2023

Pastor Sung Hyun Kim

“Pablo se llama decir siervo el Señor, ¿pero está en la cárcel? ¿Algo debe andar mal con él? ¿No será que si sigue así termina fracasando? ¿Cómo puede hablar de la gloria y el cielo, estando encarcelado? ¿Quién se cree que es?” Algunas personas hubieran considerado a Pablo que estaba en la cárcel como un fracaso, mientras otros como una persona que fue abandonada por Dios. Aquellos que consideraron el éxito en el mundo como el resultado de una gran fe, no hubieran podido entender el mensaje que Pablo trataba transmitir en su aflicción. Con respecto a estas personas, Pablo sintió la obligación de explicar sobre su rol.

“Soy una persona que ha entendido el misterio de Dios. Desde un principio, Dios ha planeado en no solo salvar a los judíos, sino a toda la humanidad. Dios hace posible que aquellos que creen en la redención de Cristo, es decir, quienes aceptan su injusticia y la justicia de Dios, se conviertan en la iglesia. A través de sus acciones transformadas hace que los ángeles descubran Su sabiduría y lo glorifiquen. He conocido este misterio antes que los apóstoles, y he sido encarcelado para edificar un sistema para esparcir este misterio a todos los gentiles. Gracias a mí, ¿ustedes ahora pueden acercarse a Dios con confianza al estar en Cristo, no es así?”

“Por lo tanto, no desmayaseis por mis tribulaciones. Este sufrimiento es necesario. Esto no significa que desee ser reconocido como un gran creyente por recibir muchas aflicciones. Estoy sosteniendo esta aflicción para salvar a gentiles como ustedes. El Señor que sufrió para pagar el precio de nuestros pecados, me ha dado la oportunidad de experimentar la aflicción para que la bendición de la salvación pueda ser proclamada a toda la humanidad. Ahora no estoy fracasando, sino que más bien estoy triunfando en la obra universal.”

Así es. El sufrimiento de Pablo no es en vano. Gracias a su sufrimiento, la bendición de la salvación se ha extendido a todo el mundo, y esa bendición ha llegado a nosotros ahora. Esta bendición fue dada a través de la salvación de Cristo, pero hay un proceso necesario para que esta bendición more en cada persona. El sufrimiento que sostiene el siervo del Señor, quien media esta bendición, es parte de este proceso. Este principio se aplica de la misma manera en la iglesia hoy en día. Si una iglesia en particular está siendo edificada exitosamente acorde a la esperanza de Dios, existe la premisa que el siervo que Dios ha llamado para esa iglesia está sosteniendo correctamente el sufrimiento que le ha sido asignada.

Dios ordena a los santos, así como a Sus siervos, compartir la carga del sufrimiento. El sufrimiento que recibimos sirve como una plataforma para la felicidad de muchos. Por lo tanto, cuando enfrentamos aflicciones no desmayemos, sino seamos gozosos por la gloria que compartiremos junto al Señor en último día. El sufrimiento nos da la sensibilidad para entender el corazón del Señor, y permite que abandonemos los deseos de la carne que antes no podíamos dejar, limpiando nuestros espíritus. Anhelemos sostener la aflicción por la iglesia. Hemos experimentado personalmente el valor de la aflicción del Señor, ahora sostengamos lo que falta de Sus aflicciones.