Servicio del Día del Señor del 24 de septiembre del 2023
Nos salva para que vivamos una buena vida
(Efesios 2:10)
Pastor Sung Hyun Kim
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Pablo dijo en la carta que escribió para la iglesia en Éfeso. “Nosotros somos obra hecha por Dios. Nos convertimos en nueva criatura cuando Él nos redimió. ¿Por qué hace que seamos nueva criatura? Esto es para que seamos libres de la vida de pecado y maldad en la que vivíamos en el pasado y tengamos una buena vida que realice buenas obras. ¿Desde cuándo estuvieron estas buenas obras? Esto fue preparado incluso desde antes de la creación. Dios desea que respondamos a Su gracia de la redención y realicemos buenas obras. A través de esto, Él desea que guardemos la gracia que nos ha dado hasta el final y guiemos a muchos a Dios.”
Así es. El hecho de que nos hayamos convertido en nueva criatura en Cristo es el resultado de la nueva creación de Dios. Así como la humanidad fue creada en el sexto día de la creación, la nueva humanidad nació a través de la muerte, resurrección y ascensión de Cristo. Por lo tanto, la expectativa de Dios, quien hizo esta nueva creación, es evidente. Dios desea que la nueva humanidad responda a Su gracia al realizar las buenas obras.
Las buenas obras no son una condición para la salvación. Esto no afecta la salvación. Cuando Dios creo al hombre en el sexto día de la creación, no hubo ninguna contribución de parte del hombre en el proceso. Esto es igual con convertirnos en nueva criatura. Nuestra transformación es el resultado de la nueva creación, por lo cual es imposible que aquel que todavía no ha nacido contribuya a la creación. El realizar las buenas obras, definitivamente, es evidencia que muestra que hemos nacido de nuevo por la gracia de Dios.
Las buenas obras están en el plan de Dios desde antes de la creación. Si pertenecemos entre aquellos que han recibido la redención, debemos responder a la gracia al realizar las buenas obras según la voluntad de Dios. Nosotros mismos no tenemos la habilidad de realizar las buenas obras, pero Dios nos ha dado Su poder. ¡Su poder levanto a Jesucristo de entre los muertos y lo hizo ascender al cielo! Este mismo poder nos salva y hace que realicemos buenas obras.
Aunque el mundo puede odiar a los que pertenecen a Dios, la iglesia ha podido pertenecer hasta el día de hoy porque tiene las buenas obras. El propósito por el cual realizamos las buenas obras no es para establecer una superioridad religiosa que los demás. La esencia de las buenas obras es el amor, y el fundamento de este amor es no hacer mal a los demás. El Señor no ha pagado nuestra maldad con maldad, sino que nos entregó Su amor. Aquel que verdaderamente conoce este amor no realiza obras malas, especialmente no las hace en la iglesia. Realizar obras malas u obras buenas hacia la iglesia es espiritual. En los últimos días, el Señor pagará a cada persona por todas sus obras, sean buenas o malas. No menospreciemos la importancia de las buenas obras. No ignoremos esta característica fundamental en nuestra fe. A través de las buenas obras guardemos nuestro espíritu, y manifestemos la justicia de Dios para que muchas más personas puedan conocer a Dios.