Servicio del Día del Señor del 27 de agosto del 2023
La iglesia es la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo
(Efesios 1:23)
Pastor Sung Hyun Kim
Cristo es la cabeza de todas las cosas. Él es sobre todo principado, autoridad, poder, señorío y sobre todo nombre que se nombre, no solo en este siglo, sino también en el venidero. Dios lo ha dado como cabeza de la iglesia. Por lo tanto, la iglesia se ha convertido en una presencia excepcionalmente especial, encomendado con un deber importante, la cual es manifestar a Dios ante todo el mundo y todo el universo.
Para ejecutar este gran deber que Dios nos ha encomendado como iglesia, debemos ser llenos de la plenitud. La plenitud significa la influencia completa de la voluntad, el plan y el corazón de Dios para que pueda obrar libremente en nosotros. En otras palabras, el ser lleno de la plenitud significa permitir que Su persona extienda completamente Su voluntad en nosotros. Para obtener este estado donde Dios desee obrar en nosotros, debemos desocupar nuestros corazones y depender en Dios. Al hacerlo, permitimos que Dios pueda ser hecha a través de nosotros sin ninguna limitación.
Inicialmente, esta plenitud debió ser cumplida en todas las cosas. Sin embargo, a través de la fuerza que se opuso a Dios, todas las cosas no se han sometido ante Cristo y siguen expuestas a la destrucción, el desorden y la mentira. De esta manera, la obra de Cristo es restaurar todas estas cosas que están dañadas y ofrecerlas a Dios. Sin embargo, antes de que todo esto sucediera, Dios deseo demostrar que la plenitud es posible a través de la iglesia. La posición de la iglesia, que ha recibido tan gran deber, es innegablemente universal, porque su estado ha sido enaltecido al mismo nivel que el propósito que Dios tiene hacia el universo.
Cristo está en el proceso de llenar la plenitud en todas las cosas. ¿Será que esta obra será victoriosa? ¿Será que la plenitud de Cristo es posible? El Señor ya proclamó el cumplimiento de la plenitud en la iglesia. Por lo tanto, somos los únicos que pueden demostrar Su plenitud. El Señor confía que la iglesia completará su deber. La iglesia no está siendo forzada para realizar esta obra siendo indiferente con su propia voluntad, sino que son seres que dependen y se someten al Señor con gratitud y gozo. La relación entre el Señor y la iglesia tiene un gran parecido a la relación entre el Padre y el Hijo.
La plenitud no significa llenarse de Cristo para cumplir nuestras metas personales, sino que es entregarnos completamente a Él. La plenitud no es obtener las muchas cosas que pensamos necesitar, en cambio, es abandonar nuestro orgullo, pensamientos y posición. Si Cristo no tiene el dominio en nuestro interior, ¿cómo será que podremos ir al cielo con seguridad? La plenitud es la solución innovadora que Dios nos da para que podamos vencer el pecado. Por lo tanto, no podemos decir que somos llenos de la plenitud sosteniendo el pecado. La plenitud no tiene relación con un estado temporal de excitación. Aquellos que son llenos de la plenitud no son personas que usan el poder de Dios para vivir sus vidas, sino aquellos que se entregan a Dios. Todo el universo tiene su interés en nosotros. Como iglesia, manifestemos primero que significa verdaderamente la plenitud que todo lo llena en todo.