Servicio del Día del Señor del 20 de agosto del 2023
Cristo la cabeza de la iglesia
(Efesios 1:21-22)
Pastor Sung Hyun Kim
Con frecuencia decimos que Jesús es la cabeza de la iglesia. Esta confesión es para enaltecer grandemente a Jesús, sin embargo, en ocasiones esto no alcanza a la gloria que Él se merece. Esto es porque muchos cristianos tienden a ver la misma iglesia como una parte insignificante del mundo. Si tenemos una perspectiva tan baja sobre la iglesia, ¿cómo podremos asimilar la grandeza de Jesús, quien es la cabeza de la iglesia? Las personas del mundo puedan menospreciar la iglesia, pero es desafortunado ver que los mismos cristianos perciban la iglesia tan insignificante.
Para percatar la realidad, antes de enfatizar que Jesús es la cabeza de la iglesia, primero debemos aclarar que Jesús es la cabeza de todas las cosas. La declaración de que Jesús es la cabeza de todas las cosas significa que Su soberanía está sobre todas las cosas. Con relación a esto, Pablo dijo, “Sometió todas las cosas bajo sus pies.” Esto implica que el cielo, la tierra y todo lo que existe en ello tiene que someterse ante Jesucristo, quien ha sido glorificado. Dios hace que Aquel que es enaltecido sea la cabeza de todas las cosas.
¿Cuán grande es Aquel que reina sobre todas las cosas? Él fue puesto como la cabeza de la iglesia. ¿Es la iglesia que a plena vista parece tan insignificante, así de prominente? ¿El gobernador de todas las cosas verdaderamente se convirtió en la cabeza de la iglesia? Sí, así es. La iglesia es así de gloriosa. Jesús es Aquel quien toda la creación debería arrodillarse y alabarle; incluso los ángeles santos deben someterse ante Él. La iglesia es la que tiene que ser guiada por Él y representarlo delante de toda la creación.
¿Por qué será que Dios ha dado Aquel que es la cabeza de todas las cosas a los creyentes en la iglesia? ¿Serán que ellos son personas destacadas? Claro que no. Todo lo contrario, son personas que conocen que ante todo son pecadores, por lo tanto, reconocen que no pueden sobrevivir sin la gracia de Dios. Este arrepentimiento verdadero hace que ellos obtener la oportunidad de servir a Aquel que ascendió y se sentó en el trono del cielo, e incluso que se conviertan en representantes de Aquel que es superior a cualquier potestad en el cielo y la tierra.
El hecho de convertirnos en miembros de la iglesia significa que Aquel que reina todas las cosas nos gobierna y nos guía personalmente. De esta manera, al pertenecer en Él, nuestro problema más crucial y esencial en nuestras vidas ya ha sido resulto. Originalmente, aquellos que eran destinados a ir al infierno por pertenecer al diablo ahora han recibido la herencia eterna junto con el Hijo de Dios. Respectivamente, ahora lo que tenemos que hacer es tomar responsabilidad en la obra de Dios. Lo que hemos recibido no es la oportunidad para obtener los recursos necesarios para nuestras vidas en el mundo, sino es el deber glorioso de servir a Aquel que reina sobre todas las cosas. Como Dios nos ha llamado y hace que seamos representantes de Cristo, seamos la iglesia que glorifica a Dios, manifestando completamente la naturaleza de Dios que nos ha otorgado esta gran gracia.