Servicio del Día del Señor del 23 de julio del 2023

Siendo herencia en Cristo

Pastor Sung Hyun Kim

Efesios 1:11-12 dice: “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.” Aquellos que confían en Dios y deciden en entregar sus vidas a Él son predestinados por Dios para ser dados a Su Hijo. Por lo tanto, nos hemos convertido en herencia en Su Hijo, todo conforme al propósito que hace todas las cosas según el designio de Su voluntad. El Hijo de Dios desea que todos aquellos que el Padre les ha dado no se pierdan, sino que sean levantados en el último día para que todos que estén en Él puedan disfrutar de la gloria que Dios ha dado al Hijo.

De esta manera, nosotros no solo nos hemos convertido en herencia en Cristo, sino que también hemos recibido la herencia. Cuando los israelitas salieron de Egipto y entraron a Canaán, la tierra fue distribuida por suerte. Cada tribu tuvo que pelear para apoderarse de la tierra que les pertenecía, luego de que ellos recibieran esa tierra como herencia tenían que entregar sus vidas para tomar la responsabilidad de su porción. De la misma manera, nosotros a través de Cristo hemos sido salvos de la autoridad de Satanás y hemos recibido la herencia de Dios. Ahora, la obra de Dios se convierte en la nuestra obra, y es nuestro deber tomar esa responsabilidad.

El deber que la iglesia nos ha dado es la herencia que Dios nos da. Cuando cumplimos con este deber y hacemos prosperar esta herencia, Dios será glorificado. Desde la perspectiva del mundo, vivir una vida cumpliendo esta responsabilidad puede parecer una vida llena de pérdidas y trivialidades, pero con una fe verdadera podrá sobrepasarlas con fuerza. Aunque puedan existir muchos problemas urgentes con relación a nuestras necesidades en la carne mientras sostenemos nuestra vida en esta tierra, debemos priorizar las cosas importantes sobre las cosas urgentes. Claramente, los problemas relacionados con la carne no son insignificantes, pero esto no puede ser comparado con el significado que viene con la vida eterna en el reino de los cielos.

La vida que se entrega para la obra de Dios no es una vida de pérdida como las personas del mundo piensan, sino todo lo contrario, es una vida que nos guía para obtener lo eterno. Jesús vivió de esta manera, y ahora nosotros estamos marchando en ese camino que Él ha abierto. Este camino es la vida de un cristiano. Desafortunadamente, muchos cristianos hoy en día se han alejado de la esencia de esta vida y consideran a Dios meramente como su ángel de la guardia. En consecuencia, cuando sus responsabilidades del mundo chocan con sus deberes de la iglesia, se ven divagando, sin saber cuál es su prioridad. Incluso ellos pensarán erróneamente que han cumplido con todos sus deberes con solo completar algunas tareas que fueron dadas por la iglesia, sin amar genuinamente a Dios.

Sin embargo, el verdadero significado de la fe es entregar nuestra vida a Cristo, quien nos ha salvado. El decir: “Yo creo.” es igual que decir: “Me entrego a Cristo.” De esta manera, cuando tenemos una fe que se separa completamente del viajo ser, el reino de los cielos ya ha sido asegurado. En esta vida asegurada, no habrá tristeza. Esto es porque siempre habrá recompensa de nuestras acciones, incluso en las situaciones inesperadas. Por lo tanto, sobrepasemos esta tierra y completemos el deber que se nos fue dado. Hagamos que nuestra nueva vida sea alabanza de Su gloria al triunfar en la herencia que se nos fue dada por Cristo.