Servicio del Día del Señor del 18 de junio del 2023

No blasfeme en contra del Espíritu Santo

(Mateo 12:31-37)

Pastor Sung Hyun Kim

Luego de que Jesús sanó a un endemoniado ciego y mudo, la gente murmuró diciendo: “¿Será este aquel Hijo de David?” Al oír esto, los fariseos se acercaron y dijeron: “Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.” Estas palabras causaron que la multitud, que estaba interesada en acercarse a Jesús, se alejara de Él. Entonces Jesús les habló, diciendo: “Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.”

El pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo no debe ser tomado a la ligera, ya que no hay perdón para este pecado. Sin embargo, muchos lo ignoran y lo consideran algo ajeno a ellos. Evidentemente, es difícil encontrar a alguien que blasfeme abiertamente contra el Espíritu Santo. El problema radica en que Dios no solo ve las expresiones externas de una persona, sino que también penetra en lo más profundo de su ser. Si consideramos incluso los casos donde se comete blasfemia indirectamente contra el Espíritu Santo, la frecuencia de este pecado sería considerablemente alta.

Hay casos en los que las personas hablan mal de Dios de manera intencionada y pública, pero también existen situaciones en las que, aunque no lo hagan directamente, terminan difamando el honor de Dios. Si un incrédulo comete ese pecado por no conocer sobre Dios, puede arrepentirse y recibir el perdón al creer en Jesús. Sin embargo, si alguien está consciente de la obra de salvación hecha por el Espíritu Santo, o tiene suficientes razones para creer en ella, y decide en obstaculizarla, estará impidiendo la posibilidad de que alguien sea salvo deliberadamente, por lo tanto, el perdón será imposible.

Incluso en el día de hoy, el Espíritu Santo continúa llevando a cabo la obra de salvación a través de la iglesia. Por lo tanto, no se debe resistir, ni siquiera verbalmente, a lo que el Espíritu Santo está haciendo a través de la iglesia. Así como las personas menospreciaron a Jesús al ver su humilde apariencia, hoy en día no debemos menospreciar la humilde apariencia de la iglesia y la obra que hace. Si hay alguna posibilidad de blasfemar contra el Espíritu Santo, no debemos siquiera considerar tomar ese camino. Si alguien continúa por ese camino a pesar de conocer el peligro, Dios lo juzgará como aquel que está decidido a blasfemar contra el Espíritu Santo, y no le dará la oportunidad de ser perdonado.

Cualquier palabra ociosa que hablemos será objeto de juicio en el día del juicio, y cada uno de nosotros recibirá justa retribución por nuestras palabras, ya sea para ser justificados o condenados. ¿Acaso estamos obstruyendo la obra de la salvación con palabras que hemos dicho casualmente? ¿Tal vez estamos retrasando la obra que Dios realiza a través de la iglesia con nuestras palabras que consideramos como justas? ¿Quizás estamos tomando a la ligera la salvación que Dios nos ha dado al entregar a Su Hijo? Aquellos que creen en Jesús se arrepienten y son transformados. No deberíamos traer los deseos del mundo y competir con la obra de Dios dentro de la iglesia. Reunamos nuestros corazones para hacer triunfar la obra de salvación que se lleva a cabo a través de la iglesia.