Servicio del Día del Señor del 7 de mayo del 2023
Los obreros de Cristo con Su compasión
(Mateo 9:35-38)
Pastor Sung Hyun Kim
Jesús llevó la obra en todas las ciudades y aldeas de Galilea. Jesús enseñaba las Escrituras a las personas en las sinagogas y predicaba el evangelio del reino de los cielos en las calles, en las colinas y junto al mar. Sus sanidades convencieron a las personas de que lo enseñaba y predicaba provenía de Dios. Al recorrer tantos lugares enseñando, predicando y sanando, el ministerio de Jesús estaba fundamentada en la compasión que viene de la naturaleza de Dios hacia las personas.
Muchas personas siguieron a Jesús en cada lugar que iba. La mayoría de ellos tenían interés en ser sanados de sus enfermedades, pero su condición espiritual era mucho más grave de lo que se manifestaba exteriormente. Aunque estaban en medio del pecado, no tenían la capacidad de ver su verdadera situación. Estaban agotados por ser atormentados por la maldición, pero no podían recibir ninguna ayuda. E incluso divagando en la oscuridad sin recibir la guía de nadie. Pero el Señor tuvo misericordia de aquellos que estaban abandonados y descuidados, y Él sufrió tanto hasta que experimentó el dolor en Su propio cuerpo.
Ellos eran como ovejas sin pastor. Los saduceos y fariseos, quienes debieron ser sus pastores, no los alimentaron, no les dieron de beber y no sanaron sus heridas. Por lo contrario, ellos hicieron que las personas considerarán a Dios como alguien con ira, indiferente y frío. En resumen, ellos no solo se negaban a entrar en la puerta de la salvación, sino que también impedían que otros entraran. Al descubrir esta triste realidad al recorrer todas las ciudades y aldeas, el Señor toma la determinación de establecer obreros que manifestaran la compasión de Dios.
El Señor dijo a sus discípulos: “A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” Los discípulos, al entender el corazón compasivo del Señor hacia las personas, oraron por esto. Sin embargo, el Señor no trajo obreros de otro lugar. En cambio, llamó discípulos a los que estaban en sintonía con Su corazón y los estableció como obreros. Así es. El ser obreros del Señor no es responsabilidad de otros. Cualquiera que sea revestido de la compasión del Señor, puede ser usado como obrero de Dios.
Muchos consideran que convertirse en obrero de Dios es algo ajeno a ellos. Por lo cual, critican fácilmente a aquellos que se han convertido en obreros de Dios y buscan sus debilidades para atacarlos. Piensan que los obreros de la iglesia deben servirles adecuadamente, mientras que ellos mismos no son obreros, consideran que es patente que reciban servicio de la iglesia. Sin embargo, ante Dios no hay distinción en los obreros. Aquellos que agradecen la gracia del Señor y le obedecen son usados como obreros. Toda la obra en la iglesia procede de la compasión de Dios. Reconozcamos cualquier servicio que se nos haya confiado a través de los pastores de la iglesia como tarea urgente encomendada por Dios. Participemos en la naturaleza de Dios, quien tiene compasión de los pecadores y desea que no perezcan, sino que sean salvos.