Servicio del Día del Señor del 2 de abril del 2023
La última advertencia de Cristo
(Marcos 14:53-65)
Pastor Sung Hyun Kim
“El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” Muchas han malentendido estas palabras. ‘Como aquel que en Él cree, no es condenado, no habrá ningún problema si algo cualquier cosa en la carne.’ ‘No tengo que preocuparme, porque no importa como viva aquel que cree, seguramente entrará en el reino de los cielos’ ‘Como ya he obtenido la vida eterna, voy a satisfacer mi vida en la tierra.’ Estos pensamientos son muy peligrosos. Las palabras ‘el que en Él cree, no es condenado’ significan que no recibirán el castigo, pero no quien decir que en el postrer tiempo no recibirán el juicio. Cada uno de nosotros enfrentaremos el juicio del Señor, donde Él pagará a cada uno conforme a sus obras.
La advertencia de que el Señor volvería y vendría como Juez, fue hecha personalmente por Él delante del sumo sacerdote y los ancianos que deseaban culparlo. El sumo sacerdote acorralando a Jesús, pregunto: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?” En ese instante, el Señor respondió: “Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.” A través de estas palabras, el Señor revela que Él es igual al Padre Dios y vendrá nuevamente como Juez en el futuro. Estas palabras no solo fueron hechas a las personas que estuvieron en ese lugar, sino es la última advertencia que el Señor hizo a toda la humanidad.
En aquel día, cuando el Señor vuelva de nuevo, todas las personas del mundo observaran como Él descenderá en las nubes del cielo. En ese día será hecho realidad ese hecho donde muchos dijeron: “Será que eso sí pasará”. Muchos sentirán un temor que antes no habían experimentado. En ese día, debemos ser hallados justos, no pecadores. No debemos ser juzgados como los que fueron en contra del Señor, los que traicionaron la gracia y los que el Señor no conoce. Si continuamos manifestando la naturaleza pecaminosa y seguimos cometiendo malas acciones voluntariamente, incluso si hemos recibido la gracia del perdón de pecados, será evidencia de que hemos menospreciado la gracia de la redención. Las obras que hacemos en ese estado serán beneficiosas al diablo, aunque pensemos que lo estamos haciendo para el Señor.
Por su puesto que no tenemos la capacidad de no pecar. Aunque hayamos recibido el perdón a través del mérito de la cruz, nuestros corazones están abiertos a la avaricia e incluso las malas acciones pueden manifestarse en cualquier momento. Pero a diferencia al pasado, donde no teníamos relación con la gracia del Señor, ahora nuestra mirada está enfocada en el Señor. Pese a que hayamos pecado involuntariamente, podemos ser perdonados a través del arrepentimiento. Aun cuando nuestros corazones sean dispersados por un instante, podemos arrepentirnos y entregar nuestra vida por la obra del Señor. El Señor al ver ese corazón y disposición nos aceptará como justos.
El Señor desea guiarnos en toda nuestra vida para que en el último juicio seamos hallados justos. Por tanto, tengamos la determinación de no pecar y tener una vida que se entregue a Dios. Oremos todos los días, así como el Señor nos ha enseñado: “¡Perdónanos nuestras deudas! ¡Y no nos metas en tentación! ¡Más líbranos del mal!” Cuando el propósito fundamental de nuestra vida es puesto en el reino, poder y gloria del Señor, el Señor sentirá gran responsabilidad y nos guiará al reino eterno.