Servicio del Día del Señor del 19 de marzo del 2023

Acumule el tesoro en el cielo

(Mateo 6:19-24)

Pastor Sung Hyun Kim

Los líderes religiosos en la época de Jesús tenían una gran obsesión con acumular riquezas. Ellos creían que el ser rico era el resultado que mostraba su excelente espiritualidad. Por lo cual, ellos no dudaron en usar métodos deshonestos para acumular las riquezas y llegaron a pensar que esto era natural. Jesús dijo a estas personas: ¡No confíes en las riquezas que has acumulado en esta tierra! ¡Si eres ciego por amor a las riquezas, no podrás ver el cielo! Un hombre no puede servir a dos señores, toma la decisión de quien va a ser tu dueño y entregar tu lealtad: ¡Dios o las riquezas!

El confiar en las riquezas, el amar las riquezas y el ser fiel a las riquezas es la manera común de vivir en la tierra. Desafortunadamente, los cristianos tampoco son libres de esta manera de vivir. Como el hombre desde su naturaleza es ligado a las riquezas, en muchos casos incluso los cristianos pierden la oportunidad de la fe. Sin embargo, aquel que es cristiano debe tener una posición diferente sobre las riquezas que el mundo. Si realmente estamos dentro del pacto de Dios de que nos cuidará por la eternidad, debemos testificar la sinceridad de nuestra fe al tener una actitud correcta hacia las riquezas.

Dios nos ha mostrado primero Su amor, lealtad y fidelidad a través de Su pacto. Por lo tanto, nosotros quienes hemos recibido este pacto tenemos que manifestar nuestra lealtad, amor y fidelidad hacia Dios en todos los aspectos de nuestra fe. Pero uno de los elementos decisivos que son tropiezo en esto, es nuestra obsesión hacia las riquezas. Esto significa que nuestra actitud hacia las riquezas es esencial para mostrar nuestra lealtad, amor y fidelidad ante Dios. Las personas del mundo piensan que todas las cosas que tiene y disfrutan son el resultado de su esfuerzo, pero nosotros tenemos una actitud diferente ante las riquezas porque creemos que todas las cosas fueron provistas por Dios.

Ocasionalmente, decimos que entregamos nuestras riquezas a Dios. Pero debemos recordar que esas riquezas también fueron dadas por Dios. Es decir que Dios nos da las riquezas y nosotros entregamos esas riquezas, y a través de ello, Dios busca nuestra voluntad de dar nuestra lealtad, amor y fidelidad ante Dios. De hecho, este es el tesoro más precioso que tenemos en nuestro corazón y la razón por el cual Dios hace que vivamos en el reino eterno.

Por lo tanto, tenemos que decidir donde pondremos nuestro corazón. ¿Pondrá su corazón en la tierra o en el cielo? ¿Derramará su lealtad, amor y fidelidad en las riquezas o en Dios? Aunque necesitemos las riquezas para proteger nuestro cuerpo, esto no significa que tenga que entregar su corazón a las riquezas y perder nuestra lealtad, amor y fidelidad hacia Dios. De la misma manera, como necesitamos la vista para usar libremente todo el cuerpo, podemos tener una vida que sigue a la voluntad Dios completamente cuando podemos nuestro corazón en el cielo. Por lo tanto, pongamos nuestro corazón en el cielo. Guardemos el pacto que tuvimos con Dios, quien prometió cuidarnos eternamente hasta el final.