Servicio del Día del Señor del 27 de noviembre del 2022
El mandamiento para asemejar el servicio de Jesús
(Juan 13:12-20)
Pastor Sung Hyun Kim
Los cristianos tienen una característica diferente a las personas del mundo. Lo más destacable es que sirven a los demás con humildad. Esta característica también es manifestada cuando los cristianos tienen contacto con las personas del mundo, pero en realidad el núcleo se encuentra cuando los miembros que hacen parte de la iglesia se rebajan a sí mismos y sirven a otro miembro. A través de esto los miembros de la iglesia obtienen la paz, consuelo y energía en la vida de fe cuando tiene como base la afección y confianza entre uno y el otro. La humildad y servicio no solo confirman la identidad de la iglesia, sino que es una función muy importante para que la iglesia pueda sostener su existencia.
La vida de servir a los demás con humildad no solo es el mandamiento del Señor, sino que también es el ejemplo que Él nos ha mostrado primero. Esto también es la petición que el Señor quiso hacer por último a sus discípulos justo antes de algunas horas antes de sufrir en la cruz. El Señor quien estaba cenando con los discípulos de repente se quitó Su manto, puso una toalla en la cintura, luego pone agua en un lebrillo y limpia los pies de los discípulos y lo seca con la toalla. Como esto era algo que solo se podía ver cuando el siervo más bajo servía a su dueño, los discípulos se asustaron.
Jesús dijo, “Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.” Jesús es nuestro Maestro, Señor y quien nos envía. Entonces, ¿cómo debemos actuar nosotros que somos Su discípulo, siervo y enviado?
Nosotros que estábamos en la desgracia, en el día de hoy hemos sido salvos y tenemos la esperanza de la vida eterna porque el Señor se rebajó a sí mismo. Si el Señor hubiera usado la forma del mundo en donde una persona de mayor posición oprime al que es menor, todavía estuviéramos luchando en la oscuridad. Sin embargo, el Señor no discriminó al hombre, sino que los sirvió, y nosotros a través de esa humildad nos convertimos en personas grandes en el cielo. El asombroso valor que se nos da hoy es tan grande como el Hijo de Dios se humilló a sí mismo.
La persona que conoce la grandeza y el valor del servicio del Señor, ahora siendo quien recibe ese beneficio tendrá la vida de servir a los demás. A lo contrario, la persona que abandona el servicio de Dios o la persona que no entiende el valor de Su servicio no podrán vivir una vida que sirve humildemente y el Señor tomará a esas personas como quienes no tienen relación con Él. El Señor no desea que calculemos sabiamente la manera legal para ir al reino de los cielos y lleguemos a cumplir con habilidad. Seamos santos miembros que dan gracias y son fieles al Señor. Hagamos que nuestras vidas sean alegrías para el Señor que se humilló y nos exaltó.