2019.10.06 – Hoy estarás conmigo

Carta de Simuon

El Verbo de Dios estuvo junto con Dios. Este Verbo fue manifestado en el mundo y es llamada ‘luz’. La luz de Dios es la sangre de Dios. Sin embargo, el mundo no quiso permanecer en la luz, sino que permaneció en la oscuridad. Abel tubo el encuentro con la sangre de Dios, y Abraham vio esta sangre indirectamente. Cuando el tiempo fue cumplido, la sangre de Dios fue revelada al mundo. Este es el Hijo de Dios, quien es Jesucristo. Él es la luz que resplandece en el mundo.

Nosotros ahora poseemos la luz de Dios. En otras palabras, nosotros creemos y aceptamos Su sangre. Ese nombre que salva a su pueblo de los pecados ahora mora en nosotros. El Espíritu Santo mora en nosotros a través de ese nombre. El Espíritu Santo es quien testifica acerca de ese nombre, en otras palabras, testifica acerca de la sangre de Dios. Las palabras, “Jesús vino al mundo como la luz” (Jn 8:12), significa que ha venido al mundo como la sangre de Dios. El nombre de la sangre de Dios y la luz de Dios es ‘Jesús’. Esta es la verdad.

La verdad es la sangre de Dios, la sangre de Dios es la verdad. La sangre de los animales no puede redimir el pecado del espíritu. Los sacrificios del pasado solo son leyes de la carne. Estas leyes son sombra de la obra de Dios, que es salvar el espíritu del hombre. El nombre de ‘Jesús’ es la verdad. Por lo tanto, Jesús dijo a los creyentes, “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Jn 8:32). Esto nos enseña: que la sangre de Dios nos libera por la eternidad de la muerte y pecado, que la luz de Dios nos libera de la oscuridad del pecado y muerte, y el nombre de ‘Jesús’ nos salva del pecado. Como resultado, toda la humanidad puede ser libre verdaderamente.

Solo la verdad es que puede librar al hombre. El Espíritu Santo siendo el Espíritu de la verdad, hace que seamos libres por toda la eternidad. Por lo tanto, el ser lleno del Espíritu Santo es ser lleno de la luz de Dios, lleno de la sangre de Dios, y lleno del nombre de ‘Jesús’. Esta es la experiencia de aquellos que conocen y creen en la verdad.

Cuando yo, Simuon, sube acerca de esta verdad, di mi vida por ello. Yo he tomado el llamado de ser testigo de la verdad. Ya ha transcurrido medio siglo, alrededor de 60 años, desde el momento en que he decido en tomar este llamado. Yo no estoy siendo perseguido porque soy necio. Yo solo hablo la verdad, de la misma forma como lo hizo Jesús, y el mundo me odia por ello. Los demonios tiemblan y se van, y ellos me odian por ello.

Les pido a los miembros de la Iglesia Sungrak y bereanos: a nunca dejemos este llamado, y nunca seamos corrompidos y volvamos a las iglesias ya existentes. Nosotros no debemos pecar voluntariamente luego de recibir el conocimiento de la verdad. ¿Desea ser testigo de la luz? Entonces, tendrá que enfrentar muchas aflicciones. ¿Desea recibir la bendición cien veces más? Entonces, reciba la persecución cien veces más. (Marcos 10:29-30)

Todos seamos personas que conocen la verdad. Seamos testigos de la verdad, abandonando nuestra vida, gloria y honor de este mundo. ¡Oh Señor! este es mi deseo de toda mi vida. Amén.