2019.07.28 – El camino hacia el paraíso

Carta de Simuon

Queridos miembros de la Iglesia Sungrak y los bereanos; nuestra fe no es algo que nosotros mismos construimos sino es la fe que recibimos de parte de Dios. Dios nos ha dado el secreto de Dios, que estuvo en Su seno desde antes de la eternidad. Sin embargo, el hombre se ha vuelto orgulloso son su propia sabiduría que menosprecian a Dios. El orgullo que una vez existió en la Torre de Babel vuelve a surgir tratando de alcanzar los cielos.

El resultado de la Torre de Babel es el desafiar que el hombre puede ser felices por sí mismos. Sin embargo, el resultado de esto llevo a toda la humanidad a la destrucción. El resultado que el hombre busque su propio conocimiento es la destrucción, también el buscar su propia sabiduría resulta en destrucción. El resultado en servir y promover su propia civilización es la destrucción. También el sobre enfatizar la cultura hecha por hombre es la destrucción. El único que conoce toda esta realidad es Dios.

Dios tiene compasión del hombre y los ama. Por lo tanto, Dios determina en hacer conocer el secreto de la salvación, que está en su interior. Nosotros debemos creer en esa voluntad que ha establecido y ha cumplido. Al obedecer cumplimos la justicia de Dios.

Nosotros sabemos que la justicia y voluntad del hombre no puede llevar a la salvación. Experimentamos que los demonios que una vez escondieron su identidad, son revelados delante de nuestra fe. Revelan sus identidades y con llanto salen fuera. Esto es testimonio de que nuestra fe es espiritual. Jesús claramente dijo a aquellos que creían en Él, “El que creyere y fuere bautizado, será salvo. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios.” (Mc 16:14-17).

El echar fuera demonios es evidencia que nuestra fe es un problema espiritual. Aunque hoy en día encontramos a personas que sirven a iglesia. Pero podemos diferenciar entre las personas que son espirituales y los que no. Podemos decir que son personas que tiene la vida de fe y los que tienen una vida religiosa. Las personas que tratan de conciliar con los que son religiosos, es lo mismos que una persona espiritual trate en volver a la carne nuevamente. Esto es cometer el pecado voluntariamente (Heb 10:26-30).

Les vuelvo a repetir. El fundamento de la iglesia cristiana no es la convicción sino la revelación. Esa revelación es el secreto de Dios (Ef 3:3, Rom16:25-27). (1) Lo que una persona puede entender de Dios por sí mismo es la revelación natural. (2) La revelación que Dios da al hombre es la revelación general. (3) El secreto de Dios es aquel que está en el seno de Dios. Dios lo revela y ordena a que todos crean en Él. Esta es la revelación especial.

Desde la época de Abel hasta Noé dependieron de la revelación natural, sus espíritus son enviados a la cárcel hasta el día del juicio. Desde los tiempos de Abraham hasta el Juan el Bautista, las personas dependieron de la revelación general. Ellos son quienes estarán junto con Abraham y luego recibirán el juicio. Desde el ladrón que recibió la invitación del Señor en la cruz hasta las personas que reciben la salvación hasta el final, dependen de la revelación especial. Ellos entraran en el paraíso.