2019.05.05 – Dios y el Hijo de Hombre

Carta de Simuon

Yo luego de creer en Jesús entendí el significado de ser mártir. Solo aquellos que aman a Dios pueden ser mártires. Al amar a Dios tenemos que hacerlo con todas las fuerzas y con todo la vida. Esto es lo que Dios ha ordenado. Nuestra vida de fe es la vida que ama a Dios. Por lo tanto, debemos ser fieles en la obra que Dios ama y dar nuestra vida por la obra que Dios se complace.

La persona que da su vida por una religión lo hace por su propia convicción. Sin embargo, esto no tiene ninguna relación con Dios. En este mundo podremos encontrar personas que dan su vida por la nación o religión. Sin embargo, Dios desea aquellos que dan su vida por Dios.

Nosotros al recibir el bautismo ya hemos enterrado todos los deseos de la carne. También hemos enterrado la sabiduría de hombre que algún día pensamos que era beneficioso para nosotros. A través de esto somos mártires de ante mano. La razón por la cual soy valeroso es porque confieso que amo a Dios y doy mi vida por Él. El hecho de que confieso esto constantemente es para quitar todo temor.

Sin importar cual sea la obra, es correcto dar la vida de uno por la obra que Dios desea. Esta es la voluntad de Jesucristo. Él da su vida en la cruz para realizar la voluntad del Padre. La resurrección es volver revivir aquellos que han muerto de esta manera. Y está es la resurrección por lo el cual estoy yendo. Cada año en el Día de la Resurrección, no lo tomo solo para conmoverár la resurrección de Jesús sino tengo la fe de que esta es la gloria que yo deseo. La fe es dar su vida al rendir el culto, es dar su vida al orar, es dar su vida al servirle, es dar su vida al dar el sacrificio. Está es la vida de fe que tenemos que tener.

El no recibir tentación es tener una vida de fe santificada. El enemigo sin descansar tratará de tentarnos, oprimirnos y engañarnos. Hará que seamos cobardes, tacaños y perezosos para que no podamos ser verdaderos mártires. Los verdaderos mártires son humildes delante del nombre de Jesús. Sin embargo, los que no son humildes y son hipócritas delante de Dios siempre son orgullosos. Los que son orgullosos siempre se jactan de su justicia, filosofía o los estudios del mundo. No solo no conocen la gracia de Dios, sino que ni la manifiestan por el temor de su justicia desaparezca.

Yo, Simuon, siempre dio gracias por no tener nada de que jactarme en este mundo. Sinceramente soy feliz en la fe. Aunque en este mundo sea excluido, tengo la fe que en los Cielos seré enaltecido grandemente. Y delante de mis enemigos glorifico a Dios. Dios es quien me dará el galardón en los postreros días.

Mi oración es que todos los miembros del Iglesia Sungrak se esfuercen mucho más. Que todos ellos tengan la iniciativa en la reconstrucción y juntos podamos sufrir el sufrimiento de parto. Así nuestra iglesia se convertirá en la iglesia que realiza la Voluntad del Señor. La iglesia que tiene la victoria, la iglesia que Vuelve a la Palabra. Esta es mi oración.