2018.03.18 – Sea cristiano
in SermonesSea cristiano
(Romanos 8:1-9)
Dios
Es Padre.
Él
Sopló de su espíritu sobre el hombre que creó
Y lo convirtió en ser espiritual. (Génesis 2:7)
El hombre creado del polvo vuelve al polvo
Pero el espíritu tiene vida eterna en el cielo. (Juan 3:16)
Los néfilim solo eran polvo (Génesis 5:2)
Y encontraron su final en el diluvio;
Pero los espíritus tienen un valor eterno. (Génesis 6:2)
Los hombres del polvo vuelven al polvo por ser polvo (Génesis 3:19)
Y no pueden ser hijos de Dios (Romanos 8:14)
Pero los espirituales y su descendencia
Pueden ser convertidos en hijos de Dios. (Juan 1:12)
Los hombres del polvo siguen los deseos carnales
Y solo piensan en la carne; (Romanos 8:5)
Pero los espirituales tienen la inspiración espiritual
Siguen la voluntad de Dios y caminan con Él.
Los hombres espirituales
Reciben al Espíritu Santo y son cristianos (Romanos 8:9)
Y reciben el cielo como herencia. (Romanos 8:17)
◌ ‘Si seguimos la voluntad de “seamos hombres de Dios”
Debemos recibir el espíritu de Jesucristo.
Debemos recibir al Espíritu enviado por Jesús.
◌ Sin el espíritu de Jesucristo
No podemos ser hombres del Cielo.
Solo los que nacen del espíritu son espirituales.
◌ La carne puede ser religiosa
Mientras que lo nacido del espíritu puede ser espiritual
Y ser verdaderamente cristiano.
※ Debemos renacer
Recibir al Espíritu Santo
Y vivir solo por Él.
Romanos 8:1-9
1Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
Resumen
Para aquellos que no pueden vivir según la voluntad de Dios
Dios es nuestro Padre. La razón por la cual nosotros podemos llamar a Dios, Padre, es porque nos hemos convertido en un solo cuerpo con Jesucristo, el Hijo de Dios. Dios al enviar a Jesucristo, manifestá su amor hacia nosotros. Dios es amor. Pero antes de conocer con certeza está verdad tenemos que saber que tan estricta es la justicia absoluta de Dios.
Cualquiera que es cristiano estaría de acuerdo con el hecho de que uno tiene que vivir según la voluntad de Dios. También conocerá que si no vive según la voluntad de Dios no tendrá más opción que ser condenado. Pero el problema está en que ninguna persona puede vivir completamente según la voluntad de Dios. Estas palabras son lo mismo que decir que todas las personas tendrán que ir al infierno. Está es la razón por la cual Dios nos da la gracia a través del Jesucristo.
La Ley pide al hombre vivir según la voluntad de Dios. El decir que no existe hombre que pueda vivir según la voluntad de Dios, son las mismas palabras que todos en la Ley son pecadores. La muerte es lo que la Ley le pide a los pecadores. Esto es lo que Jesucristo pago al venir a esta tierra. Él aún en este momento llama a los pecadores diciendo: “Vengan y reciban la gracia, aquellos que no pueden vivir según la voluntad de Dios.”
El hombre no es un ser que cuando muere desaparece por completo. Cuando Dios creó al hombre los crea varón y hembra, ordenándoles que: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra”. El hombre según ese mandamiento lleno toda la tierra, y entre ellos Dios escogió a uno en quien le soplo aliento de vida convirtiéndolo en un ser viviente (1 Corintios 15:45). Como la carne del hombre fue creado del polvo de la tierra cuando llega su debido tiempo tendrá que volver al polvo de la tierra. Sin embargo, como el espíritu viene del cielo tendrá que regresar al cielo. Pero, como el primer Adán peco todos los espíritus que estaban dentro de él no volverán al cielo sino entrarán al infierno.
Dios ciertamente dijo a Adán: “Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:17). Aunque el diablo sedujo de la siguiente manera: si conoces el bien y el mal podrás ser como Dios. Adán y toda la humanidad que le pertenecía al conocer el bien y el mal no pudieron escapar de la destrucción eterna. Dios para salvar a esta humanidad planea en primero da la Ley a los Israelitas. El rol de la Ley es para el hombre conocer el bien y el mal. Y con respecto con los gentiles hace que su consciencia haga el mismo rol que la Ley. Pero a pesar de esto, las personas regresan a depender de la Ley y la consciencia incluso luego de recibir la gracia. Las personas tienen que saber con certeza que como Dios nos ha advertido desde el principio, el diferenciar el bien y el mal hace que el hombre muera.
Como el diablo conoce esta verdad, trata en cortar a los que están dentro de Jesucristo juzgando la Ley y la conciencia. Cuando una persona que tenia una gran vida de fe comete un error, el diablo le dirá en secreto susurrando: “Tu eres un pecador. Piénsalo en tu consciencia. Piensas que así vas a poder venir delante de Dios.”. Cuando una persona gozoso tiene su vida de fe cae con estos ataques del diablo, hace que sea cortado de Jesucristo y de toda gracia (Gálatas 5:4).
¿De qué forma podemos vencer estos ataques del diablo? Es aceptar la verdad de que la sangre de Jesucristo esta dentro de nosotros, y testificarlo. Apocalipsis 12:11 dice: “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”. Esto es lo que nosotros tenemos que testificar hasta dar nuestras vidas: “Yo soy quien ha recibido la gracia por medio la sangre de Jesús”. El conocimiento del bien el mal ha venido al hombre por medio de los ataques del diablo, quien quiere separar la relación entre Dios y el hombre. Nosotros al testificar el merito de la sangre de Jesús sobrepasamos todo esto.
Redención realizada a través de la preciosa sangre
En la palabra “pecado” podemos encontrar diversos significados. El pecado que lleva a toda la humanidad a la condenación cuando Adán come del fruto del árbol de la conciencia del bien y el mal es el pecado original. El pecado original no vienen a través de las acciones de cada persona. El pecado que es cometido por la acciones de cada persona es el pecado de la conducta. Como este pecado pertenece a la carne, esto no lleva la muerte del espíritu.
Aparte de esto podemos encontrar el pecado del pensamiento. Como dice su propio nombre se refiere a pecar por medio los pensamientos y emociones. Aunque Dios dijo a Caín: “El pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.” (Génesis 4:7), Caín no puedo señorear su deso del pecado sino que lo puso en acción. De esta manera, el pecado del pensamiento es el origen del pecado de la conducta. El último mandamiento entre los Diez Mandamiento, el no codiciar, hablar del pecado del pensamiento.
El problema está en que con solo el pecado del pensamiento tendrá que recibir el juicio de Dios. Si el pecado que es cometido con el corazón también es juzgado, entonces ¿quién podría ser aceptado como justo? Jesús dijo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulterado con ella en su corazón. En conclusión, como Romanos 3:10 dice: “No hay justo, ni aún uno”.
El hecho de que todas las personas son pecadoras significa que todo hombre ha sido condenado. Sin embargo, Dios hace conocer que hay un camino para que el pecador pueda vivir la cual es la redención. En el primer pacto al derramar la sangre de los animales el pecado del hombre era redimido. Sin embargo, como los animales no son seres espirituales esa sangre solo puede redimir el pecado de la carne. Para que el hombre no vaya al infierno tiene que solucionar el pecado espiritual, es decir el pecado original; para esto es la sangre de Jesucristo.
Los profetas y la Ley profetizaron hasta Juan el Bautista (Mateo 11:13). Juan el Bautista al bautizar a Jesús da por terminado el rol de los profetas y la Ley. El derramamiento de la sangre de las ovejas y cabrios en el primer pacto, era la profecía de la muerte y derramamiento de la sangre de Jesucristo en la cruz. También las palabras de Dios: “En el día que comieres ciertamente morirás” dichas a Adán, era profecía de que el Hijo de Dios iba a morir derramando su sangre en el instante en que Adán pecara. Por lo tanto, Jesús antes de dar su último aliento en la cruz clamó: “Todo es consumado”, teniendo en mente todas las profecías.
Ya no pertenesemos más a la Ley sino a Jesucristo a través del bautismo
Aunque las personas mataron a Jesús en la cruz juzgándolo como pecador y criminal, Dios lo resucita a los tres días. Antes de ascender Jesús dijo a sus discípulos: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:19-20). Los discípulos al escuchar estas palabras le obedecieron. Y luego ahora que ha pasado dos mil años, nosotros también recibimos el bautismo y nos convertimos en cristianos.
El bautismo no es una consciencia. La consciencia es una parábola, pero Jesús quien ha destruido toda parábola, no da nuevamente la parábola. El bautismo es separarnos de la Ley y de la consciencia que diferencia el bien y el mal para unirnos a Jesucristo. De la misma forma como el diablo engaño diciendo: “Come del fruto del árbol de la ciencia del bien y el mal. Si comer de ello serás como Dios.”, hoy en día engaña a las personas diciendo: “Tienes que vivir por la Ley. Tienes que vivir con la consciencia. Así no morirás sino que podrás ser como Dios”. Los que caen en ese engaño tratando de cultivar su intelecto y voluntad en diferenciar lo bueno y lo malo, al final les espera la destrucción.
Solo las personas que a través del bautismo han sido transferidos a Jesús pueden recibir el Espíritu Santo. Las personas que creen en Moisés no pueden recibir el Espíritu Santo. Las personas que siguen a los profetas no pueden recibir el Espíritu Santo. Solo aquellos que han sido transferidos en Jesús pueden recibir el Espíritu Santo (Juan 7:38-39). Por lo tanto, la persona que ha recibido el Espíritu Santo no cuelga de la consciencia que hace conocer el bien y el mal nuevamente, sino aceptan la gracia que ha recibido. Al aceptar la gracia, tenemos que hacerlo hasta poder superar la consciencia que diferencia los bueno y lo malo.
Jesús nos dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan 8:32). Las personas que no conocen la verdad tiene su vida de fe con su consciencia. Sin embargo, incluso la persona que en el pasado haya recibido la gracia y saboreado los dones del Espíritu Santo comienza a depender de la consciencia nuevamente no tendrá más opción que ser condenado. La persona que depende de la consciencia al final será juzgado por ella, y el diablo tomará esa oportunidad para oprimir a esa persona. No existe persona que pueda vencer la opresión del diablo por sus propia fuerzas. Para ser libre de los ataques del diablo necesitamos aceptar la sangre de Jesús y testificarla. Tenemos que confesar: “Jesucristo, el Hijo de Dios, redimió mi pecado al derramar su sangre. Yo he recibido el bautismo en Su nombre. Yo ahora pertenezco en su interior. Yo he recibido la gracia. Yo pertenezco a Jesús.”.
Sobrepase la conciencia que hace conocer el bien y el mal con el Espíritu Santo
El diablo tratará de tomar está confesión de nosotros. El diablo dirá: “El creer en la sangre de Jesús no tiene ningún valor. ¿Acaso tu no tiene la consciencia? ¿Será que una persona que cree en Jesús puede actuar de esa forma?”. El diablo estimulará la consciencia y tratará de bloquear el poder de la sangre preciosa. La persona que caen en esta trampa del diablo y dependen de la consciencia, eventualmente tendrá que recibir el juicio. Por lo tanto, tenemos que aceptar la sangre preciosa. Tenemos que sobrepasar la consciencia que hace conocer el bien y el mal con la fuerza del poder de sangre preciosa. Por eso, en cambio de solo creer con el corazón el poder de la sangre, tenemos que predicarla. Si cada Día del Señor tomamos la santa cena y no predicamos la sangre de Jesús, eventualmente seremos oprimida por la consciencia, y por medio de ello su corazón puede debilitar y su cuerpo tener una enfermedad (1 Corintios 12:29-30).
Existe la tendencia del pensar que es fácil el ser cristiano. Como con frecuencia escuchamos las palabras: “Solo tiene que creer. Solo tiene que recibir la gracia”, pueden pensar de esa forma. Sin embargo, el ser cristiano no es algo fácil. Como existe la consciencia, la Ley y opresión del diablo no es fácil el sobrepasar todo esto. Solo los que han vencido todo esto pueden disfrutar de la verdadera libertad.
Romanos 8:6 dice: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”. Como la consciencia, dice que el pensamiento de la carne son la muerte. Por lo cual en el versísulo 13 dice: “Porque si vivís conforme a la carne, moriréis”. Si perseguimos la consciencia, aunque puede recibir cumplidos en esta tierra, su espíritu no podrá ser transferido a Dios. A lo contrario, la gracia y la verdad son cosas que el espíritu necesita, y lo que nos trae es la vida y la paz.
El primer pacto fue cumplido a través de la sangre preciosa, y ahora nosotros estamos dentro del nuevo mandamiento. Por lo tanto, ¡reciba el Espíritu Santo! La persona que no recibe el Espíritu Santo aunque pueda convertirse en un religioso que depende de la consciencia, no puede convertirse en un cristiano que pertenece dentro de la gracia. La personas que ha recibido el Espíritu Santo no solo saborea su poder, sino sea lleno del Espíritu Santo. Reciba la llenura del Espíritu Santo hasta el punto de sobrepasar la consciencia que diferencia el bien y el mal. No sea satisfecho por el simple hecho de hablar en lenguas, sino reciba la llenura del Espíritu Santo para poder manifestar los diversos dones y poderes del Espíritu Santo. Reciba la certeza del merito de la preciosa sangre a través del Espíritu Santo, y testifique con el Espíritu Santo la gracia de esa sangre preciosa.
Carta de Simuón
Pronto
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Traduccion de la sintesis: Da Un Chung
Traducción del resumen: Eun Sol Jang
Interpretación: Eun Sol Jang