2017.06.18 – La elección de Dios
in Sermones
La elección de Dios
(Juan 15:14-27)
Dios
Es el único que tiene toda la autoridad.
Él
Reina con autoridad sobre toda la creación (Hebreos 11:3).
Dios ordena con su Palabra
Y así se manifiesta.
Los santos que reciben la bendición
Son los que obran según el mandamiento de Dios (Juan 15:14).
Los verdaderos santos
Son escogidos por Dios (Juan 15:16).
Los escogidos por Dios, piden y reciben.
Lo que Dios ordena
Es que nos amemos los unos a los otros (Juan 15:17).
Los escogidos de Dios son odiados por el mundo (Juan 15:19).
Quien odia a Jesús
Odia al Padre (Juan 15:22-23),
Y está en contra de la Ley.
Quien tiene el nombre de Jesús
Recibe la persecución y la gloria con Jesús (Marcos 10:29-30).
Por lo tanto,
Debemos ser escogidos por Dios.
○ Los que reciben la bendición a través de Jesús
Deben también ser perseguidos.
El Espíritu Santo da testimonio de ello.
○ Los verdaderos discípulos del Señor
Deben ser obedientes a su palabra.
El mandamiento del Señor es amarnos los unos a los otros.
○ Lo que Jesús recibió en el mundo
Fue persecución y la cruz.
Este es su poder.
※ Venzamos al mundo.
Seamos discípulos de Jesús.
Juan 15:14-27
14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.
18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.
19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
20 Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
21 Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.
22 Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado.
23 El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece.
24 Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre.
25 Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa me aborrecieron.
26 Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
27 Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.
Resumen
Dios es el único que tiene toda la autoridad. Algunas personas dicen, “Para las personas que piensan que Dios existe, Dios existe; y para las personas que piensan que no existe, Dios no existe”. Sin embargo, Dios no es un idea abstracta, Él vive.
Cuando una semilla es plantada brota, y de allí salen hojas y luego produce fruto. Esto es porque la semilla está viva. Si una semilla que no tiene vida es sembrada no crecerá sino que se quedará en ese lugar. Dios está vivo. Por lo tanto, la Palabra de Dios vino entre los hombres, vivio entre ellos, hizo grandes obras, y al final murió en Jerusalén. No solo eso, sino que Él volvió a vivir, ascendió al cielo, y desde ese lugar nos enviá el Espíritu Santo. Él todos los días pone sus oídos a nuestras oraciones, nos guía y también está preparando nuestro futuro. Esto es porque Él es un Dios que vive.
¿Cuantás personas han vivido desde la creación de esta tierra? No hay nadie entre ellos que no haya muerto y vuelto al polvo de la tierra. Sin embargo, el Verbo que se hizo carne aún ahora sigue vivo y se está preparando para volver al mundo. Aunque muchas personas en el mundo forman una religión y se convierten en el lider de la misma, no hay ninguno entre ellos que sea Dios. Solo aquel que es el Verbo que se hizo carne es el único Dios, y rey de reyes.
El término rey de reyes no se refiere al Padre Dios, sino que se refiere al que vino al mundo, sufrió la muerte, y luego de ser resucitado ascendió al Cielo y recibió toda la autoridad que viene del Padre. Jesús antes de ascender al Cielo dijo, “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.” (Mateo 28:18). ¿Quién es el que da esa autoridad? Jesús dijo, “Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.” (Juan 12:49-50). La autoridad viene del Padre Dios.
Hay muchos malentendidos sobre la autoridad de Dios. Pero el problema es que esos malentendidos son por causa de indiferencia y burla hacia la autoridad de Dios. El ir a la iglesia no es para hacer estudios bíblicos y vivir una “vida religiosa”. La vida de fe es buscar a Dios, es tener un encuentro con Dios, y luego recibir la ordenanza de Dios. Las personas que piensan que la vida de fe se basa en tan solo ir a la iglesia a tener estudios bíblicos (solo adquirir conocimiento) dirán, “Ya no hay nada más que aprender en esta iglesia. Tendré que ir a otra iglesia y aprender.” Este tipo de personas pierden muy facilmente el camino y hasta podrian ir más allá de Jesús.
En la palabra de Dios está la autoridad de Dios. Las personas que estaban en la sinagoga de Capernanum al ver que los demonios delante de Jesús salían decían entre sí, “¿Qué nueva doctrina es ésta?” (Marcos 1:27). La Palabra y autoridad de Dios es algo que no se puede separar. Las palabras, en la Palabra de Dios está la autoridad significa que esa autoridad es una ordenanza. Jesús al decir, “Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.” (Lucas 17:6), acá las palabras “si tuvierais fe” es igual a las palabras “si tuvierais la Palabra”, también esto es igual a “si tuvierais la autoridad”. Aunque los que tienen fe echan fuera a los demonios por medio de la autoridad, la autoridad no solo es relacionada con el echar fuera a los demonios. De la misma forma como Dios al decir, “Sea la luz” la luz fue hecha, la Palabra de Dios es la ordenanza, es la autoridad.
Jesús dijo, “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.” (Juan 8:32). Y dijo, “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanece en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” (Juan 15:7). Para obtener la autoridad de Dios tenemos que recibir la Palabra de Dios. Las personas que no reciben respuestas al orar es porque no tiene la autoridad, y esto es porque no han recibido la Palabra.
Santiago 4:3 dice sobre esto, “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”, y 1 Juan 5:14 dice, “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.” Los deleites pertenecen a la carne. El gastar para vuestro deleites significa que está pidiendo por su carne. Al pedir cualquier cosa a Dios no es para la carne sino según la Palabra de Dios, osea es pedir con la autoridad que viene de Dios.
Si ha recibido la autoridad de Dios y el cargo que le complace podrá orar de esta manera. “Dios, me has dado la sangre preciosa y el Espíritu Santo, hazme el siervo que deseas. Has que manifieste sus cualidades, que tenga su sabiduría y poder, para que así pueda hacer la obra que desees.” Cuando nosotros oramos de esta forma Dios responderá a nuestra oración. Jesús dijo sobre esto, “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanecezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.” (Juan 15:16).
Las personas que no conocen estos principios, sino que viven su vida de fe deacuerdo a su parecer no tendrán más opción que fallar. Si un atleta corre sin una dirección en una carrera, como podrá ganar. Si un boxeador sale a una pelea y solo golpea en el aire, ¿cómo será que ganará contra su oponente?. De la misma manera, para triunfar en la vida de fe se debe tener la autoridad de Dios, y para esto necesitamos la Palabra de Dios. La autoridad, la fe, y la Palabra de Dios son uno.
Dios nos da la fe. En otras palabras, nos da la Palabra que debemos obedecer. Nosotros somos personas que debemos obedecer a esa Palabra. No debemos rechazar la Palabra. El realizar la obra dependiendo en la fuerza de la carne es una terqueza. Al obedecer la Palabra de Dios puede recibir la bendición. Números 23:20 dice, “He aquí, he recibido orden de bendecir; el dio bendición, y no podré revocarla.” La Palabra de Dios es mandamiento, autoridad y fe. A los que obedecen a esa palabra tendrán la bendición.
La Iglesia Sungrak tuvo que hacer un gran esfuerzo para obtener la tierra y construir el centro de misión en Singil. En ese tiempo esa tierra era un campo de repollo. Yo y ocho de los miembros de la iglesia fuimos a esa tierra y gritamos varias veces, “¡Tierra vuelve a mí!”. Nosotros habíamos ordenado a esa tierra con la autoridad de Dios. De la misma forma como el viento y el mar se apacentaron delante de la palabra que tiene la autoridad del Señor, de la misma forma como el árbol de sicomoro se seco al escuchar la palabra del Señor, yo tuve fe de que esa tierra iba a obedecer delante de la autoridad de Dios.
El dueño de la tierra era un abuelo, y al vernos que los miembros de la iglesia y yo gritamos salió con una larga pipa. Luego nos preguntó, “¿Por qué están gritando en la tierra que no es de ustedes?”, y yo respondí al abuelo diciendo, “Porque queremos comprar la tierra.” El abuelo dijo, “Si tienen el dinero cómprala.” Yo tomé esto como la respuesta de Dios y conseguí sólo una décima parte del precio del depósito y al dárselo al abuelo le prometí que el lunes de la próxima semana haríamos el contrato.
Preparé el dinero para el depósito, y el lunes de la próxima semana fui a la tierra. Luego de gritar por un gran rato “¡Tierra vuelve a mí!”, le di el dinero al abuelo. Sin embargo, ya no teníamos forma de conseguir más dinero. Por lo cual le dije al abuelo, “Ya que me está vendiendo la tierra, présteme el dinero.” El abuelo poniéndose serio dijo, “¿Qué es lo que está diciendo? Yo no tengo dinero.” Le respondí diciendo, “No necesita el dinero. Sino que sólo tiene que decir que me prestará el dinero. Porque yo con ese dinero compraré su tierra.” No fue fácil que el abuelo entendiera mi propocisión, por lo cual luego de que fuera al departamento de bienes raíces y explicara la situación, entendió que no había nada que lo pudiera perjudical en el trato y en conclusión me prestó el dinero. Sin embargo, el periódo de tiempo para pagarle al abuelo tan sólo era de tres meses. Si el dinero no es pagado en ese tiempo el contrato automáticamente sería cancelado, y no habría más opción que perder el depósito y la tierra sería del abuelo.
Desde ese día en adelante todos los días, excepto los Días del Señor fui a las oficinas centrales del Banco Choheung. No había manera que le dieran un préstamo a una persona con condiciones tan malas como las que yo tenía. Sin embargo, yo al día siguiente volví a ir y al día siguiente también fui. En conclusión había llegado el día en que le había prometido al abuelo darle el dinero restante. Ese día era el intento número veintiuno en el cual había ido al banco a pedir el préstamo. Yo le había dicho al abuelo que viniera al banco para que recibiera el dinero. Sorpredentemente ese día el encargado tuvo una actitud diferente a la que normalmente tenía. El encargado me dijo que fuera a la sucursal de Namdaemun. Fui al lugar que me había dirigido y esperé sentado todo el día, y cinco minutos antes de que cerraran el banco el préstamo fue autorizado.
En ese día el escritorio del encargado de dar el préstamo estaba lleno de papeles. Yo al ver esto entendí que cualquier persona no puede imaginar recibir un préstamo. Esto es porque en cada uno de los documentos necesitaba la autorización del director del departamento o el nombre del ministro (cargo más alto) . Entre los documentos sólo nuestros documentos tenían el nombre del director de la central del Banco Chonheung. ¿De dónde vino esa autoridad?
La tierra que ahora esta el Centro de Misión de Berea en la época en la cual fue construida era una tierra que nadie miraba. Sin embargo, yo compré esa tierra a un precio bajo mirando a veinte años por delante. En el tiempo en que comenzamos a construir la iglesia el precio de la tierra incremento enormemente. Antes de que la construcción comenzara yo y algunos ancianos caminabamos hasta allá y volvíamos. En ese tiempo al lado de la tierra que habíamos comprado había una fábrica, yo cada vez que pasaba por ese lugar pensé, “Cuando nuestra iglesia construya el centro, sería bueno también usar ese lugar.”, por lo cual con este corazón junto con los ancianos poniendo las manos en el muro gritamos, “¡Tierra vuelve a mí! ¡Tierra, vuelve a mí!”. En conclusión, no mucho después esa tierra paso a manos de nuestra iglesia.
¿Qué tan sorprendete es esto? Yo solamente ordene a la tierra, “¡Tierra vuelve a mí!”, y la tierra obedeció a esa ordenanza. La persona que tiene la bendición de Dios tiene este tipo de autoridad. ¿Será que ustedes tienen la autoridad de dar estos mandamientos? Esto no es para llenar los deseos de la carne de una persona que tiene un negocio, sino que es para glorificar al Padre Dios y para trabajar como siervo de Jesucristo se necesita la fuerza para orar. En el caso de que así sea puede gritar con coraje, “¡Dinero, ven a mí! ¡Dinero, ven a mí!”, esto se convertiría en una ordenanza y la creación se postrará ante ello.
Nosotros somos personas que tenemos la bendición. Como los demonios también conocen esta verdad lloran dentro de nosotros y se van (Santiago 2:19). Cuando nosotros respetamos la autoridad de la Palabra esa palabra que está viva y eficaz, obra, y la autoridad de Dios se manifestá en nosotros (Hebreos 4:12).
El Señor dijo, “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.” (Juan 15:14). El amigo que el Señor espera es la persona que tiene el mismo sentimiento que Él, que tiene la misma voluntad, y que su propósito sea el mismo. A esas personas el Señor dijo, “Si guardais mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” (Juan 15:10), y a las personas que permanecen en esa palabra les dice, “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.” (Juan 15:16).
Dios para realizar su voluntad escogió a uno entre los hijos de Isaí. Aunque Isaí tenía hijos quiénes eran de buen parecer e inteligentes, Dios a diferencia como Isaí esperaba escogió a su hijo menor que no tenía nada, David. Ante los ojos de Dios David era quien estaba conformé a su corazón (Hechos 13:22). Especialmente su responsabilidad y humildad atrajo la atención de Dios.
Aquellos que han sido llamados por Dios ahora tienen que ser escogidos. Las personas que no fueron escogidas por Dios aunque piensen que estén dando lo mejor no podrán tener buenos frutos. Tiene que ser escogido por Dios para que pueda tener muchos frutos, y así tener la llenura del gozo del Señor en nuestro interior (Juan 15:16). Por lo tanto, debemos recibir la Palabra que tiene la autoridad del Señor. Tenemos que obedecer a esa palabra.
¿Será que usted fue escogido? ¿Su familia fue escogida? Los que son escogidos dan sus vidas en la obra que fue dada. La iglesia es el cuerpo del Señor. Las personas que son escogidas por Dios aman a la iglesia. Aman a la iglesia con todo su corazón. 2 Corintios 13:5 dice, “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?”. Si no tiene la certeza de que fue escogido pidaló. Grite, “¡Escogeme! ¡Dame la palabra que tiene autoridad!” Usted y su descendencia tiene que ser escogidos.
¡Que mi espíritu, sea escogido!
¡Que mi espíritu, sea escogido!
¡Que mi espíritu, sea escogido!
Carta de Simuón
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Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri