2017.06.11 – El justo y el pecador colgados en la cruz
in Sermones
El justo y los pecadores colgados en la cruz
(Lucas 23:39-43)
Dios
Escoge la justicia.
Él
Envió el Verbo al mundo
Y este Verbo es la justicia de Dios. (Juan 3:16)
Además
El Verbo hecho carne, y que se manifestó como Hijo del Hombre, (Juan 1:14)
Jesucristo, es justicia. (Mateo 6:33)
Debemos escoger y creer en la justicia,
Únicamente los que escogen la justicia reciben la salvación. (Lucas 23:42)
Aunque el hombre pueda ser admirado por su justicia terranal
No recibe la salvación.
Recibimos la vida eterna al obrar según la justicia que recibe recompensa
Y la justicia que da salvación.
La justicia que recibe admiración y la justicia que da salvación son diferentes.
La justicia que da salvación es llamada fe
Mientras que la que recibe admiración es llamada bendición. (Mateo 5:3-12)
Incluso el malvado clavado en la cruz
Escogió la justicia de Dios y por esto recibió salvación.
Por lo tanto,
Debemos salvar el alma al escoger la justicia de Dios.
○ Debemos obrar y recibir bendición
Debemos escoger la justicia de Dios y recibir la salvación.
Buscar la justicia de Dios es fe.
○ En el mundo hay pecadores que deben ser salvados
Y pecadores que no podrán recibir la salvación y serán destruidos.
El pecador solo puede ser rescatado por la fe.
○ Uno de los hombres colgados en la cruz
Es la justicia de Dios.
Antes de que termine la vida busquemos la justicia.
※ No juzguemos al que es salvo.
Recibamos la bendición al obrar
Por la justicia de Dios debemos recibir la salvación.
Lucas 23:39-43
39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?
41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.
42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Resumen
Dios escoge la justicia. Por lo tanto, los que tienen la justicia de Dios pueden ser escogidos por Él. No es la apariencia el estándar que Dios utiliza al escoger al hombre. Dios ve si tiene Su justicia.
¿Quién es Dios? Primero, Dios es soy el que soy. Él es el único que vive desde antes de la eternidad y por la eternidad. Segundo, Dios es todopoderoso. Él lo sabe todo y para Él no hay nada imposible. Tercero, Dios es el creador. Creó el cielo y la tierra, y todo lo que en ellos habita.
Las personas del mundo esculpen a una roca o árbol y le sirven como un dios. Sin embargo, esas imágenes no pueden existir por si mismos, no son todo poderosos, ni pueden crear algo. Nosotros no somos personas que idolatran a dioses, sino que somos personas que sirven al Dios que es soy el que soy, todopoderoso, y creador.
Dios tiene algo que verdaderamente ama. También es lo más importante para Él. Esto es la justicia de Dios. Dios toma a su Hijo como su justicia. Vuelvo y repito, su Hijo es quien Él más ama, y lo más importarte. Dios creó todas las cosas por Él, y da su nombre al Hijo para que tenga dominio sobre toda la creación (Hebreos 1:1-4). Ese nombre es “Jesús”. El nombre de “Jesús” es el nombre del Padre, del Hijo, y es el nombre que entra en nosotros por medio del Espíritu Santo.
Hay dos tipos de justicias de Dios. Una que salva al hombre, y la otra que no la puede salvar. En el mundo podemos encontrar muchas personas sobresalientes. Entre ellos podemos encontrar personas que son aceptados como justos y también admirados. Por ejemplo, hay personas que enfrentan el peligro y sacrifican sus vidas para salvar a una persona que se está ahogando. Las personas del mundo aceptan a estas personas como justos. Sin embargo, este tipo de justicia no pueden salvar al espíritu de las personas.
Lo que la ley demanda del hombre son acciones. Pero, no significa que se puede alcanzar cierto punto y decir con satisfacción, “Ya a terminado.” La exigencia de la ley no deja al hombre hasta el momento en que deje el mundo. Sin embargo, sin importar cuantas acciones justas haya hecho y reciba la admiración de muchos, esto no puede salvar al espíritu. La justicia del hombre no sirve de ayuda para salvar el espíritu.
Esta es la razón por la cual Jesús reprende a los fariseos. Los fariseos eran personas que seguían la ley haciendo acciones justas. Sin embargo, Jesús les exclamo diciendo, “¡Ay de vosotros, fariseos, hipócritas!”. Esto era un grito de amor del Señor para quebrantar la idea de que con su justicia propia pueden obtener la salvación. Jesús también dijo a las personas, “Si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.” (Mateo 5:20). Por medio de esto, enfatiza el hecho de que por medio de los méritos del hombre no pueden obtener la salvación del espíritu.
El servir mucho en la iglesia, o el ofrendar mucho no puede salvar al espíritu. Obviamente por medio de ese esfuerzo y arduo trabajo recibiremos la admiración y recompensa de Dios. Sin embargo, esto solo tiene un significado luego de que el espíritu recibe la salvación. Por lo tanto, Jesús dijo, “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia.” (Mateo 6:33). En el reino de Dios se encuentra el Rey. Ese Rey es la justicia. El “buscar el reino de Dios y su justicia” en conclusión señala a Jesús. Jesús tiene que estar dentro de nosotros para poder obtener la salvación.
Jesús contó la historia de Lázaro y el hombre rico (Lucas 16:19-31). El rico todos los días invitaba a muchas personas a lujosas cenas. Obviamente muchas personas lo admirarían. Sin embargo, en él no está la justicia que puede salvar a su espíritu. El recibir la bendición en esta tierra es importante. Pero, antes de ello algo que tenemos que tener asegurado es la savación del espíritu. Por lo tanto, antes de que nosotros acumulemos nuestra méritos propios primero tenemos que obtener la justicia de Dios.
No hay la necesidad de abandonar ninguna de las dos. Sin embargo, entre ellas la justicia de Dios tiene que ser primordial. Por lo tanto, tenemos que saber con certeza la verdad de que Jesucristo esta dentro de nosotros. 2 Corintios 13:5 dice, “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?”.
La salvación no es obtenida por medio de las acciones requeridas por la ley, sino cuando tenemos al justo de Dios, Jesucristo. Jesucristo es la justicia de Dios, las personas que tienen la justicia de Dios son justos, y los justos son quienes reciben la salvación. Las palabras, tener fe, significa tener la justicia de Dios, y las palabras, tener la justicia de Dios, significa que tiene a Jesucristo. El hecho de que las personas pueden recibir la salvación no es por tener una gran personalidad o realizar muchas acciones, sino es porque Jesucristo esta en su interior.
Cuando Jesucristo fue crucificado en el Monte de Gólgota, en ese lugar hubo tres cruces. La crucificción era uno de los castigos de pena de muerte más populares, utilizados desde hace cientos de años antes que Jesús muriera en ella. Aunque hubieron muchos criminales que perturbaban la sociedad, muchos de ellos no fueron crucificados. En la cruz eran colgados aquellos que cometian los crimenes más atroses, y los más nocivos a la sociedad.
Si los judíos hubieran querido, ellos hubieran podido matar a Jesús. Sin embargo, ellos llevaron a Jesús a Pilato. Ellos querían colgar a Jesús en la cruz. ¿Cuál creen que es la razón de esto? La cruz es un castigo que da repugnancia y temor a las personas. Por ejemplo, mientras algunas personas estaban comiendo si una persona habla sobre el baño, las personas en un instante perderán el apetito. En el caso de que si esa persona sigue hablando sobre el baño habrán personas que dirán, “Deja de hablar sobre esto, mira que perdemos el apetito.” Este es el mismo sentimiento provocado cuando se habla sobre la cruz. Como la muerte de las personas en la cruz es tan horrible, las personas no tratan de hablar sobre la cruz. Este era el propósito de los judíos. Ellos querían dañar la memoria de Jesús en las personas.
Es imposible hacer creer a las personas con el sentido común que Jesús quien fue crucificado de esta forma, es el Hijo de Dios. Por lo tanto, Jesús le dijo a los discípulos que testificaron su resurrección, que no se alejaran de Jerusalén y esperaran por el Espíritu Santo que el Padre había prometido (Hechos 1:4-8). Esto es porque solo através del Espíritu Santo es posible testificar sobre Jesucristo. Incluso hoy, esta es la razón por la cual tenemos que recibir la llenura del Espíritu Santo.
En las tres cruces en el monte de Gólgota se encontraban personas colgadas, a los dos lados se encontraban dos criminales con pecados que eran notorios. Las personas los tomaban como dos pecadores que tenían que recibir la maldición, y Jesús quien estaba colgado entre ellos también fue tomado como un pecador merecedor del mismo castigo. Sin embargo, ¿quién se acercaría a Jesús, quién escucharía a Jesús, quién se recordaría de Jesús? Pero a pesar de todo, nosotros ahora confesamos que Jesús es justo. Nosotros creemos que Dios testifica sobre Él señalándolo, “Este es mi Hijo, en quien tengo mi complacencia.” Esta es nuestra fe. Aunque tres personas fueron crucificadas de la misma forma, creemos que uno entre ellos es la justicia de Dios.
Uno entre los dos malhechores dijo a Jesús burlándose, “Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.” En cambio, el otro le reprendió diciendo, “¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos, mas éste ningún mal hizo.” Y luego dice hacia Jesús “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.” En esta situación en la cual él iba a morir, confeso ante Jesús. Luego Jesús le respondió diciendo, “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” (Lucas 23:39-43).
Para cualquier persona Jesús es igual a los dos malhechores colgados a su derecha e izquierda. De la misma manera como uno de ellos se burlo de Jesús y el otro dependió de Jesús, es como si ahora Jesús estuviera entre un esposo y una esposa y sus reacciones fueran diferentes. También es como si Jesús estuviera entre padre e hijos y cada uno tiene uno reacción diferente. Aún entre las personas más cercanas Jesús al estar en medio de ellos uno se burlaría y el otro dependería de Él, podremos ver que las resultados son completamente diferentes.
Jesús no está lejos de nosotros. Aunque Él fue maldecido en la cruz al igual que otros, Él es Dios. En la situación en la cual uno está recibiendo la maldición y el otro también, entonces ¿quién creería que entre ellos está Dios? Decir “Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.”, no es algo extraño considerando la situación. El confesar que ese Jesús es Dios es nuestra fe. Estas personas que tiene esta fe, Dios los acepta como justos y los salva.
Jesús es la puerta del Reino de los Cielos. Sin Él no hay nadie que pueda entrar en el Reino de los Cielos. Esa puerta no esta lejos de nosotros. Para buscar esa puerta no hay la necesidad de ir a un lugar lejos y divagar. De la misma manera como Jesús estuvo entre los malhechores, la puerta del Reino de los Cielos esta en nuestro alrededor. Entre el esposo y la esposa esta la puerta del Reino de los Cielos, entre padre e hijos esta la puerta del Reino de los Cielos. Algunos se burlarán y otros dependerán en Él quien es la puerta del Reino de los Cielos. Uno entre los malhechores colgados en la cruz, en el último instante encontró esa puerta, pero el otro aún teniendo la puerta a su lado hasta el final no la encontró.
Dios nos esta diciendo, “Para que tú y tu descendencia vivan escoge la bendición.” Dios esta cerca de nosotros. Incluso esta más cerca que entre el esposo y esposa, y aún más cerca que entre los padres e hijos. Por lo tanto, no mire lejos y divague. Descubra la puerta que está cerca de nosotros. Entre en ella y obtenga la vida. Confiese que el que fue burlado por muchas personas es la justicia de Dios, y dependa de Él.
Carta de Simuón
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Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri