2016.09.25 – El testimonio para los hijos de Dios
in SermonesEl testimonio para los hijos de Dios
(1 Juan 5:1-12)
Dios
Para salvar a la humanidad destinada a la destrucción
Envió al Hijo al mundo. (1 Juan 4:14)
Jesús nos entregó vida
Para permitirnos estar en su interior,
Convertirnos en hijos de Dios
Y hacernos caminar por el camino de vida. (Juan 5:24)
El hecho histórico de que Jesús vino a la tierra como agua y sangre
Da testimonio de la realidad de nuestra fe
Mientras que el más poderoso testimonio
Es el testimonio del Espíritu Santo
Confirmado a través de la Iglesia. (1 Juan 5:5-8)
La evidencia de aquellos que se están perdiendo
Es decir, los que están dentro del pecado,
Se encuentra en sus actos viles en contra de los otros. (Efesios 4:31-32)
El Señor Jesús
Mandó a los hijos de Dios
A poner el amor en acción
Para dar testimonio que son hijos de Dios
A través de los hechos externos,
Así como por el testimonio interno del Espíritu Santo.
El nuevo mandamiento
Es el más importante mandamiento
Que la Iglesia debe obedecer por la guía del Espíritu Santo. (1 Juan 3:23-24)
○ Entrenémonos
Para tener un corazón y una actitud de amor hacia los hermanos.
○ Tengamos un mismo corazón y mente de amor con la Iglesia
Para así no caer en tentación.
○ Oremos sin cesar
Por nuestra iglesia.
※ Recibamos el testimonio de que somos hijos de Dios
Al amar la Iglesia
En nuestra vida de fe ante Dios.
1 Juan 5:1-12
1 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.
2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.
3 Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
6 Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.
7 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.
8 Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.
9 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo.
10 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
Resumen
El testimonio del Espíritu Santo
Creemos que Jesús de Nazaret es el Cristo que Dios nos ha enviado. No solo eso, sino que creemos que Él es el Hijo de Dios. Somos quienes creemos en esto y lo evangelizamos, somos testigos del evangelio. Sin embargo, en el mundo hay quienes niegan esta verdad. También parece que en los tiempos en el cual el Nuevo Testamento fue escrito habían muchas de estas personas. En 1 Juan 5:1-12 están registrados los argumentos en contra de estas personas.
Los argumentos de estas personas eran herejías como estas: “Jesús es un simple hombre. Incluso aunque Él haya recibido la posición de Cristo y obrado con ella, no lo podemos ver como Dios. La sangre que Él derramó en la cruz no es la sangre de Dios. Por lo tanto, su sangre no trae ningún cambio sustancial a la humanidad.”
Sobre estos argumentos, en 1 Juan 5:5-6 dice, “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre.” Para poder entender el significado del “agua” que es mencionado acá, tenemos que pensar en el bautismo que Jesús recibió. Estos herejes también aceptaron que Jesús vino como agua. Vuelvo y digo, incluyendo el bautismo que Jesús recibió y todas las obras que Él realizó en realidad es aceptar que fue obra de Dios. Sin embargo ellos niegan que Jesús es Dios. Si sus argumentos fueran correctos, la sangre de Jesús no sería la sangre de Dios, lo que significaría que esa sangre no puede redimir los pecados del hombre. El apóstol Juan contradiciendo estas herejías, y testifica la verdad de que la obra que Jesús realizo no solo es la obra de Dios, sino que Él sí es Dios.
En 1 Juan 5:7-8 dice, “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y esto tres concuerdan.” Jesús desde el momento en que recibió el bautismo hasta el momento en que murió en la cruz, resucito y ascendió, todos estos hechos históricos al ser todos realizados, esto en sí testifica sobre Jesucristo poderosamente. Esta es la evidencia del agua y la sangre. Junto con esto el Espíritu Santo da testimonio. El testimonio del Espíritu Santo coinciden con los testimonios del agua y la sangre.
En 1 Juan 5:9 dice, “Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios.” Algunas personas observaron personalmente la muerte y la resurrección de Jesús. Ellos también son un testimonio importante del agua y la sangre. Sin embargo, un testimonio mayor a este es el testimonio de Dios, es decir el testimonio del Espíritu Santo. Nosotros pudimos saber la verdad de que Jesús siendo el Hijo de Dios es Cristo, por medio del testimonio del Espíritu Santo.
En Juan 1:12 dice, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Los seres que reciben a Jesús creen que Jesús es el Cristo el Hijo del Dios, esto es creer que Él, Jesús, es quien vino por medio de agua y sangre, y además esto es recibir el testimonio del Espíritu Santo. Las personas que reciben este testimonio del Espíritu Santo son hijas de Dios. Por lo tanto, el confesar, “¡Jesús es el Cristo el Hijo de Dios!” es reconocer diciendo, “¡Yo soy hijo de Dios!”.
Los que recibieron el testimonio del Espíritu Santo
Comúnmente una persona que comete algo malo es considerada pecadora. En la Biblia también al mencionar sobre el pecador generalmente describe las acciones de maldad. Dios al destruir al mundo en el diluvio o al destruir a Sodoma y Gomorra menciona que la causa de ello es por la maldad de las personas. La razón por la cual las personas hacen lo malo es porque son pecadores que se alejaron de Dios. Las personas que se alejaron de Dios no vacilan al cometer alguna maldad.
Desde los tiempos de los sacrificios las personas que creen y las que no fueron distinguidas por sus acciones. En los tiempos de la ley donde la ley era su criterio, al evaluar quien era una persona que creía o no veían si esa persona obedecía o no la ley. Esto es lo mismo en los tiempos del Nuevo Testamento lo cual es ahora. Ahora nosotros podemos dividir entre las personas que son creyente y las que no creen, si esa persona es bondadosa y muestra acciones de amor a otros o no. Una persona que comete acciones de maldad hacia otros sin vacilar ciertamente no creerá la verdad de que Dios esta con él. Lo contrario de la maldad es el amor. El amor es una cualidad de Dios. La acción de amor, la cual es el respeto, la consideración, y amabilidad hacia el otro son características de las personas que creen en Dios.
Jesús encomienda el mandamiento de amor a los discípulos y luego sube al Cielo. Luego de esto las personas que son hechas hijos de Dios automáticamente se le es dado el mandamiento de amor. El mandamiento de amor es el reglamento que las personas que han recibido la salvación tienen que cumplir. El deber de tener el mandamiento de amor es mayor que el deber de la ley. Aunque la ley solo tenía que ser cumplida exteriormente, el nuevo mandamiento para ser cumplido tiene que ser hecho con todo el cuerpo y corazón.
La salvación no se adquiere por guardar el nuevo mandamiento. Sin embargo, si el nuevo mandamiento es desechado no se puede esperar la corona eterna. La base de la corona es el nuevo mandamiento. Para cumplir con el nuevo mandamiento tenemos que desechar el egoísmo. Si voluntariamente no preparamos un corazón para perder cierta cosa no se podrá cumplir el nuevo mandamiento. De la misma forma como Jesús al sacrificarse a sí mismo nosotros recibimos la salvación, nosotros al cumplir con el nuevo mandamiento muchos podrán obtener la salvación.
El practicar el amor siguiendo el nuevo mandamiento es el testimonio exterior que es manifestado en los que fueron hechos hijos de Dios (1 Juan 3:23-24). La carta del apóstol Juan fue escrita con enfoque en esto. Practicar el amor es el testimonio crucial que manifiestan los hijos de Dios, y la forma en el cual los Hijos de Dios testifican sobre el amor de Dios. El apóstol Juan enfatizó que el que no ama a su hermano permanece en muerte (1Juan 3:14).
El ser hijo de Dios, el amar a los santos, la fe y el testimonio del Espíritu Santo tienen relación entre si. El que ama es hijo de Dios, el que ama es el que tiene fe, el que ama es el que ha recibido el testimonio del Espíritu Santo.
Si nosotros hemos recibido la gracia de Dios cumpliremos con el nuevo mandamiento, y por consiguiente las personas verán las cualidades de Dios en nosotros. La cualidad de Dios que es manifestada en nosotros será una marca de la verdad de que Cristo está en nosotros. Obviamente esto no es un hecho que es realizado automáticamente. En nosotros quienes se manifiestan las cualidades de Dios es muy importante la voluntad, el esfuerzo y entrenamiento personal.
La iglesia es el lugar en donde el amor es practicado. También el entrenamiento para ello es realizado por medio de la iglesia. La persona que entra en la iglesia tiene que quitar sus impurezas del pasado y ser renovada. Cuando escuche la palabra en la iglesia por medio de ello no solo trate de buscar el gozo del corazón, sino que tenemos que descubrir nuestras fallas y al arrepentirnos borrar nuestro viejo ser. Al quitar a nuestro viejo aspecto de buscar el beneficio personal, tenemos que entregarnos a nosotros mismos para el triunfo de la iglesia.
Pastor Lee Ki Taek
Centro de Misión Sungrak
Carta de Simuón
He sido perseguido he ignorado toda mi vida, a partir de mi juventud. Sin embargo, la razón por la cual he mantenido el sendero de mi vida es porque he batallado por mí mismo, para no ser un cobarde, aunque sea para vivir un día más. Aunque mi vida parezca ser lamentable, nunca he dudado que ganaré los frutos más tardes. La vida de aquellos que tienen su propia voluntad es tan solitaria y desafiante, pero en mi caso solo he obedecido la obra esencial, la cual es la voluntad de Dios que me ha sido dada.
Constantemente he testificado sobre el poder del evangelio del Señor por sesenta años, lo cual es considerado en este mundo como insensato, pero nunca he dudado que es la obra que complace a Dios. Sé que el mundo es el camino de los viajeros. Quiero creer que la razón por la cual he vivido es para realizar la obra del Reino de Dios. Por ende no puedo ser exitoso en cualquier otro tipo de situación de este mundo. Aunque se sufra, es de más gozo para él o ella vivir por la verdad. El tiempo corre tan rápido, y estoy esperando ser llamado por el Señor, y pienso que el tiempo para esto ya se ha cumplido. No he sido un cobarde, ni tampoco temeroso, sin importar cuanto soy perseguido o insultado. Pensando en la verdad como mi único camino, he recibido poder de Dios y bendiciones. Mis oraciones siempre han sido entregadas y contestadas. En mis oraciones, no hay nada sobre mis deseos físicos o seculares, como placentero solo tengo y anhelo exitosamente cumplir la obra del Señor, superando a este mundo tan difícil.
¿Cómo puedo lidiar con el resto de mi vida, que como mucho son diez años? Pienso que no tengo nada sino la obra del reino del Señor, poniendo a un lado toda posesión y honor. Cuando predico, entrego el mensaje como si fuera mi último. Así es como nuestra iglesia ha crecido, así que nunca me apartaré de esta forma. Esto es para que nuestra iglesia sea de agrado solo al Señor, no a las personas del mundo.
¡Quiero ser veraz! No quiero hacer ninguna otra cosa por ninguna otra razón. Solo testificaré lo que creo, no enseño lo que no creo. Tengo esperanza que cuando nuestros santos estén parados ante al Señor en el cielo, nadie confiese que él o ella ha sido engeñado por Simuón.
Alabado sea el Señor. Estoy complacido de que puedo predicar la Palabra del Señor, puedo hacer la obra del reino del Señor, y estoy lleno de amor y devoción hacia Dios. Como nunca he sido engañado por el Señor, predicaré como es necesario, y esta es mi valentía. Y mientras respire, nunca me detendré de usar mi pluma.
Columna de Adoración del Día del Señor
Pastor Ki-Dong Kim
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri