2016.03.20 – El amor perdona
in SermonesEl amor perdona
(Mateo 18:21-35)
Dios
Es amor.
Él
Amó al mundo con amor eterno. (Juan 3:16)
Él reveló su amor en la cruz,
Lo hizo hasta derramar su sangre. (1 Corintios 1:18)
El mundo está lleno de sufrimiento porque no hay amor.
El mundo está lleno de resentimiento porque no hay amor.
El mundo no tiene libertad porque no hay perdón
Y porque no hay perdón hay muchas religiones
Y misticismo.
La Ley es limitada
Porque no tiene perdón. (Romanos 8:3)
El Evangelio tiene vida
Porque tiene amor que perdona. (Juan 10:10)
Aunque en el mundo está llenos de hombres sin perdón,
Nosotros recibimos el perdón (Efesios 2:8)
Y recibimos el amor de Dios. (Mateo 3:17)
Jesús es el Señor y Salvador de amor
Y el Espíritu Santo es el Consolador de amor. (Gálatas 5:22)
El amor es perdonar al otro. (Mateo 5:7)
○ Todos dejaremos el mundo.
Y dejaremos en el mundo
Lo que no puede recibir como herencia el Cielo.
○ Lo que tenga amor será llevado
Pero lo que no, será dejado.
Si no podemos recibir el amor de Dios somos dejados.
○ Perdonar es amar.
Debemos perdonar setenta veces siete
Y amar así como Jesús derramó su sangre.
※ Jesucristo es amor.
Su sangre es amor.
Su gracia es amor eterno.
Mateo 18:21-35
21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.
24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
25 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.
26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.
28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.
29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda.
31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado.
32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.
33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?
34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.
35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.
Resumen
Jesús redimió a la humanidad, quien desobedeció el primer mandamiento
Dios es amor. Dios creó a la humanidad para consumar su voluntad y para asegurarlos les dio el mandamiento, “Mas del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás”. Dios al crear al hombre le dio libre albedrío, por el cual ellos por sus propia cuenta pueden obedecer o desobedecer el mandamiento (Deuteronomio 30:19).
El hombre, que cayó en la seducción del diablo, no pudo guardar el mandamiento que Dios les dio, por lo cual, el espíritu terminó muerto. El hecho de que el espíritu haya muerto no significa que el espíritu desaparezca, sino que recibirá el castigo en el infierno por la eternidad. De esta forma, el hombre que cayó en la desesperanza, Dios, quien tuvo compasión de ellos, envió a Jesucristo y lo hizo morir colgado en la cruz. Por medio de la muerte del Hijo de Dios, el camino de la salvación fue abierto para nosotros.
El Señor nos da el bautismo, que es el proceso para que nosotros salgamos del destino de la muerte. Aunque es corto el tiempo de la realización del bautismo, el cambio espiritual que trae el bautismo es mucho más grande. La persona que recibe el bautismo al ser sumergido en el agua entierra al hombre viejo, quien por el pecado estaba muerto, y cuando vuelve a subir de las aguas se une con Cristo, quien resucito y obtiene el derecho de participar de la resurrección.
Jesús pagó el precio del pecado por nosotros y nos redimió. La palabra “redención” tiene el significado de “salvar” y “pagar la deuda”. La redención de Jesús solo es una por toda la eternidad. El hecho de que Jesús fue crucificado en la cruz es un hecho que no puede volver a suceder dos veces. Él, al morir en la cruz, pagó el precio del pecado de la humanidad una vez y para siempre.
Como ya han recibido la redención no pequen voluntariamente
Una persona que ha recibido la redención no debe cometer el pecado voluntario. Dios da a una persona que recibió la redención, el bautismo, también la imposición de manos, también la buena palabra de Dios, también le hizo gustar los poderes del siglo venidero y gustar los dones del Espíritu Santo. Asimismo, aún si lo han experimentado con certeza, las personas que caen no puede volver a arrepentirse y volver a ser renovados. Aún así, si todavía les sobra una pequeña esperanza, tienen que mantener bien el corazón de agradecimiento hacia el amor del Señor, quien lo redimió y obedecer la Palabra (Hebreos 6:1-8).
El amor hacia Dios tiene que ser perpetuo. No debemos extinguir la gracia que hemos recibido por Dios al pecar voluntariamente (Hebreos 10:26-31). Cometer un pecado voluntario es cometer el pecado de desafiar a Dios. Cometer el pecado voluntario es volver al estado en que estuvo antes de recibir el bautismo y ser enemigo de Dios. Por eso, las personas que pecan voluntariamente no volverán a tener la oportunidad de arrepentirse. Dios no creo otro sacrificio aparte para redimir el pecado de esas personas.
La iglesia es el cuerpo de Jesús (Efesios 1:23), Jesús es Dios. Por lo tanto, en el caso de que alguna persona desafía a la iglesia, podemos ver que esto también es lo mismo que cometer el pecado voluntario. Jesús dijo, “Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y no oyere a la iglesia, ten les por gentil y publicano.” (Mateo 18:15-17).
La redención por el pecado cometido contra el mandamiento que Dios le dio a Adán, solo es hecho una sola vez. El hecho de cometer el pecado voluntario es la acción de negar la gracia de Dios, por la cual la persona que cometió ese pecado no puede esperar ninguna misericordia de Dios. Como Él no se hace intercesor de ese tipo de personas, no tendrán más opción que ellos por sus propia cuenta rendir cuentas delante de Dios (Romanos 14:12).
El amor perdona
Dios da a las personas que han recibido la redención el nuevo mandamiento. Esto es para que los seres que han recibido la vida puedan recibir la vida eterna (Juan 20:50). Como Jesús para volver a vivir obedeció el mandamiento del Padre, nosotros también para recibir la vida eterna tenemos que obedecer el mandamiento de Dios. Ese mandamiento es amar al prójimo.
Nosotros recibiremos el bautismo y dentro de Cristo nos convertimos en un hermano. Por lo tanto, ahora lo que nosotros debemos hacer es amarnos unos a otros. Aunque, alguna persona dé su vida por otra persona, si en él no hay amor, de nada sirve (1 Corintios 13:1-3). ¿Qué es el amor? Precisamente, es el perdón. Como Dios nos redimió y nos perdonó, tenemos que perdonarnos los unos a otros.
Un rey tuvo compasión de su siervo que le debía mil talentos y le perdonó la deuda. Pero, esa persona, a quien sus deudas le fueron perdonadas, no le dio ninguna oportunidad a la persona que le debía cien denarios y lo encerró en la cárcel. El rey sabiendo lo que había sucedido lo llamó y le dijo, “Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como tuve misericordia de ti? Tú también págame todo lo que me debes”. Después de acabar con esta historia Jesús enfatizó diciendo, “Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonaís de todo corazón cada uno a sus hermano sus ofensas.” (Mateo 18:23-35).
Pedro preguntó diciendo, “Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?”, Jesús respondió diciendo, “No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.” (Mateo 18:21-22). Esto significa que siempre debemos perdonar.
El mundo cada vez se está corrompiendo más. Hoy en día, se están manifestando casos en el cual los padres maltratan a sus hijos o hasta el hecho de que los hijos agreden a sus padres. Lo más importante entre la relación entre padres e hijos es el amor. No importa si uno alimente a sus hijos con el mejor alimento o los viste con la mejor ropa, si no hay perdón, eso no es amor. También entre los esposos debe haber amor. Las esposas tiene que perdonar a los esposos, y los esposos tiene que perdonar a las esposas.
El hombre, que no tenia más opción que ser destruidos por la desobediencia del primer mandamiento, si comete el pecado voluntario contra Dios, quien lo redimió, se convertirá en enemigo de Dios por la eternidad. También el pecado voluntario cometido hacia la iglesia no puede recibir el perdón. Sin embargo, los conflictos entre las personas con el solo hecho de perdonar todo puede ser resuelto. Si se perdonaran entre los hermanos, la iglesia estaría llena de amor. Entre los esposos debe haber perdón y entre los padres e hijos también debe haber perdón. No guarden rencor entre ustedes, sino que revístanse con el Espíritu Santo y perdónense.
Pastor Lee Ki Taek
Centro de Misión Sungrak
Carta de Simuón
Los seres humanos son formados dentro del vientre de su madre y finalmente nacen después de 9 meses. A partir de ese momento, aprenden sobre el mundo, y de esta manera su carácter y personalidad son formados. También pueden recibir educación, adquirir prestigio y ganar dinero para volverse ricos. Sin embargo, todos enfrentan las limitaciones físicas de la carne y eventualmente un día parten de este mundo. Esta es la vida.
Sin embargo, nadie puede entrar a la vida eterna simplemente como la persona que fue cultivada a través de la disciplina o la educación, tampoco con lo que su carne obtuvo en el mundo. Cuando el cuerpo y el alma (espíritu) del hombre se separan, todo lo que pertenece al cuerpo será desechado, mientras el espíritu será juzgado de acuerdo a la voluntad de Dios o pagará el precio por sus pecados. Sabiendo esto, Dios envió a su Hijo al mundo para poder redimir a la humanidad mediante Su compasión
El Hijo de Dios fue enviado a la tierra para consumar la voluntad de Dios Padre. Jesús vino al mundo para entregar la fe de Dios al mundo. Jesús es la fe dada por Dios. El valor de esa fe es equivalente al Hijo unigénito de Dios. Por lo tanto si alguien tiene fe, tiene al Hijo de Dios; y cualquiera que tenga al Hijo de Dios ha obtenido el mismo estatus que el Hijo de Dios. Por ende, tiene el derecho de llamar a Dios como su Padre y recibir gloria como un hijo de Dios.
Esta fe no es depositada en nuestra carne sino en nuestro espíritu. Aunque nuestra carne muere y desaparece, nuestra fe nunca se desvanece. Nuestra fe nos acompañará cuando el espíritu vaya al paraíso y al Reino de Dios, es decir, la vida eterna. La fe no es algo que tenemos temporalmente y luego descartamos; es eterna. El honor y la fama obtenida en este mundo no pueden ser llevadas al paraíso, tampoco las posesiones materiales o el conocimiento. Sin embargo, podemos llevar nuestra fe, el valor de nuestra fe perdura por la eternidad.
Dios me dio fe, por esta razón poseo algo que es de inmenso valor. Sin importar cuán costoso sea un anillo de diamantes, no puede tener tanto valor como el mundo ni puede ser llevado al cielo. Lo que seguramente puedo llevar conmigo al cielo es la fe y solo la fe. Así como el valor de la fe es equivalente al Hijo de Dios, la fe es el Hijo de Dios y mi alma recibe la gloria del Hijo de Dios. Ni los ángeles del cielo o la Ley pueden negar esto, mucho menos el diablo. Por fe puedo superar al diablo y los demonios, porque no pueden negar esta fe que poseo.
Debo recibir el sello del Espíritu Santo y la garantía del hecho que esta fe dada por Dios esta en mí. Oh, esta fe tiene más valor que cualquier tesoro en este mundo …
Columna de Adoración del Día del Señor
Pastor Ki-Dong Kim
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri