2014.10.26 – Las señales en el desierto
in SermonesLas señales en el desierto
(Mateo 14:13-21)
Dios
Se da a conocer por medio de las señales y prodigios.
Él
Se reveló a través de Jesús
Y a través de Él recibe toda la gloria (Juan 17:4-5).
Jesús
Siempre fue acompañado por la autoridad y las señales de Dios,
Porque Dios siempre estaba con Él (Mateo 9:8).
Él
Se convirtió en la esperanza y fe de todos los creyentes (Hebreos 10:23-25).
Jesús nos manda
A que le entreguemos todas nuestras carencias.
Todo a lo que nos aferramos no produce señales,
Pero cuando lo rendimos a Dios producirá señales (Mateo 14:18).
¿Cuáles son nuestras carencias? (Mateo 14:17)
El Señor nos dice que se las entreguemos.
La señal de la alimentación de los cinco mil
Es la misma hoy, y ayer, y por los siglos (Hebreos 13:8).
Este es nuestro poder,
La fe que recibimos por la gracia de Dios,
La fe que tenemos por la obediencia al Espíritu Santo.
○ Oramos,
No para hacernos más disciplinados,
Sino para recibir la respuesta.
○ Somos obedientes,
No por temor religioso,
Sino por la promesa de la fe.
○ Si no dudamos al recibir la obra del Señor,
Su poder se manifestará en forma de señales
Esta es una promesa eterna.
※ No nos preocupemos
Confiemos en Dios y traigámosle todo,
Él lo bendecirá.
Mateo 14:13-21
13 Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.
14 Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.
15 Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer.
16 Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
17 Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
18 El les dijo: Traédmelos acá.
19 Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.
20 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.
21 Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Las señales en el desierto
(Mateo 14:13-21)
Pastor Sung Hyun Kim
La regla de oro
En los Estados Unidos es difícil vivir sin una tarjeta de crédito y un número de seguridad social. El número de seguridad social le permite al Estado administrar la información de cada uno de los ciudadanos, mientras la tarjeta de crédito le permite conocer el historial económico y la contribución económica de cada uno de ellos. Cuando el país exige una tarjeta de crédito y un número de seguridad social está diciendo: “Usted está recibiendo la cooperación y los beneficios del país, revélenos cuánto está ayudando usted al país. Muéstrenos si está cumpliendo servicio comunitario para que así lo reconozcamos”. Los Estados Unidos dominan la economía mundial, porque los ciudadanos tienen la filosofía de servir a la nación.
Todos conocen la “regla de oro”, incluso en la Biblia la podemos encontrar “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12). En la sociedad, una persona que sólo recibe beneficios, pero no paga con la misma moneda es considerada mala, a nadie le agrada este tipo de personas. Esto ocurre igualmente en la relación entre padres e hijos.
Agradecimiento por la gracia
Dios dio lo que más valoraba, y esto fue doloroso para Él; por esta razón, los que recibieron su don deben vivir en agradecimiento. Juan 3:18 dice: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”, en otras palabras, los que desprecian o desechan la gracia de Dios ya han sido juzgados.
De la misma forma, en el servicio de adoración no puede faltar el agradecimiento hacia la gracia. Por el pecado, la humanidad sólo puede presentarse delante de Dios y ver su rostro a través de la gracia; este es el motivo por el cual en el servicio de adoración siempre debe haber agradecimiento (Juan 4:23). Cuando hay armonía entre la gracia que proviene de Dios y la fe de los creyentes, entonces hay una verdadera adoración. Además, es importante recordar que desde los tiempos sacerdotales no puede faltar la ofrenda.
En este mundo, incluso las personas que no creen en Jesús pueden tener muchas riquezas. Dios hace salir el sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. (Mateo 5:45). Pero recibir la gracia y no reconocerla es no tener fe. Todos pueden disfrutar de la bendición general, pero la cuestión está en si hay agradecimiento o no, en otras palabras, hay fe o no.
Muchas personas se apartan de la Iglesia, porque piensan que al recibir la Palabra de Dios tendrán que entregar sus posesiones, perderán su tiempo o no podrán disfrutar al máximo los placeres del mundo. No es que deban abrir el corazón hacia la Palabra de Dios, sino que han rechazado intencionalmente a Dios. Jesús advirtió acerca de esta actitud (Mateo 13:14-15).
Algunas personas consideran la ofrenda como algo necio o anticuado; sin embargo, Jesús le dijo a un leproso, “muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ello” (Mateo 8:4). A través de la Ley, Dios le enseñó obligadamente a los israelitas a ser agradecidos, y aunque hoy no somos obligados, Jesús mandó enfáticamente a ser agradecidos por la gracia.
Cuando los hombres que reciben la fe y gracia se presentan delante de Dios con un corazón agradecido construyen una relación de confianza. Seguramente, ningún creyente dirá que la gracia no tiene ningún valor. Sin embargo, ¿habrá alguna diferencia entre los que reciben la gracia y no la agradecen, y los que la niegan públicamente?
Alcanzar credibilidad en todo momento
El hombre no puede vivir confortablemente toda su vida. Toda persona se enfrenta a dos o más grandes crisis, pero los que no tienen una relación de confianza con Dios no pueden recibir su ayuda en el día malo (Proverbios 1:28).
Son frecuentes los casos en que los hombres buscan a Dios cuando tienen problemas económicos; sin embargo, es necio que una persona que generalmente no buscaba a Dios, lo busque cuando se le presenta algún problema.
Es difícil restaurar la relación con Dios luego de haber sido cortada. Los que desconocen a Dios y vienen ante Él son gratamente bienvenidos, pero aquellos que luego de conocerle le dieron la espalda pensando que en cualquier momento podrían volver a Él están en un gran problema.
Los que viven la fe en agradecimiento tienen la promesa de la gloria celestial (Hebreos 11:6). Estas personas entregan sin reservas sus vidas al Señor, porque saben que les espera la promesa de una recompensa eterna.
Debemos dar gracias en todo. No debemos ver la obra de Dios negativamente, sino que debemos tener un corazón agradecido. Además, debemos hacerlo cuando tengamos paz. Cuando se presente algún problema será tarde para decir: “Gracias, Dios”.
Dejando todo en las manos del Señor
Jesús alimentó a más de cinco mil personas con sólo cinco panes. Ellos sólo tenían cinco panes y dos peces, pero al ponerlos en las manos del Señor se manifestaron las señales. De la misma forma, si el Señor decide ayudar a alguien, no importan las circunstancias, esa persona recibirá la ayuda de Dios.
En este desértico mundo las familias de los santos pueden recibir la ayuda de Dios; por esta razón, aunque parezca que no obtienen inmediatamente la respuesta, no hay necesidad de desesperarse. El Señor alimentó a los hambrientos y sanó a los enfermos en el desierto. Así como el pueblo de Israel vivió en el desierto, estamos viviendo en un mundo desértico, y aunque ahí encontramos muchas dificultades y peligros, la bendición de Dios nos permite vencer toda situación adversa.
Aunque sea poco lo que tengamos, todo lo debemos poner en las manos del Señor. Nuestra vida está llena de imposibilidades, pero Dios se ría de esas dificultades. “¿Hay algo imposible para mí?, ¡Me manifestaré a ti!, ¡Te mostraré mi abundancia!”, esta es la promesa del Señor. Debemos tener paz, porque Dios conoce nuestras situaciones. Sin embargo, no podemos dejar de estar agradecidos. Debemos adquirir credibilidad ante Dios y debemos tener una comunión constante con Él, debemos hacer que nuestro agradecimiento llegue a Él.
Carta de Simuón
Se esconde el sol y mengua mi cuerpo. Pienso en el pasado y me arrepiento. Pienso con remordimiento: “si estoy en las manos del Señor, debería haber sacrificado más por Él”, “debí haber sido un poco más santo, un poco más diligente”. Aunque entiendo que mi cuerpo tiene un límite para obrar por el reino de Dios, al menos mi corazón no debió ser perezoso.
Cuando era joven pensaba: “todavía hay otra oportunidad”; sin embargo, así como el atardecer, la oportunidad se fue en un abrir y cerrar de ojos. Ahora, por más que me esfuerce tengo un límite, seguramente esa aflicción permanecerá grabada como una cicatriz. Pero dejo lo que quedó atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante.
Mañana comenzaremos el avivamiento, el sermón ya está preparado, pero hasta el día de hoy no se me ocurre como lo guiaré, sólo sé que proclamaré con todas mis fuerzas. No sé cómo obrará el Señor, pero hasta el último día de mi vida pondré todo mi ser. Debo hacerlo. Incluso si llegara a desmayarme, debo hacerlo con todo lo que tengo. Así recibiré el verdadero amor del Señor.
¡Señor!, me amaste cuando estaba en el cuerpo. Me diste la sangre y la carne. Mi cuerpo estaba en lo profundo del Seol, en lo profundo del Hades. Y cuando mi espíritu esperaba la muerte, viniste a poner de tu sangre en mi lengua para que bebiera de ella y tu carne en mi boca para que comiera de ella. Estoy vivo por esa sangre y carne, y por ellas recibí el Espíritu Santo. Por el Espíritu Santo, ahora se levanta mi espíritu, y por su inspiración puedo obrar por medio de Él.
No puedo comprender por qué mis hermanos no pueden creer mi testimonio, lo he compartido con todas mis fuerzas y les he enseñado que el Señor tiene la última palabra; sin embargo, prefieren inclinar su oído a las palabras del mundo y cerrar sus oídos a la Palabra de Dios. Escuchan la Palabra de Dios, pero no la ponen en práctica. Nadie sabe cuándo regresará el Señor, y cuando lo haga se cerrarán las puertas, en ese entonces, ¿qué harán?
A través de este avivamiento, haz que al menos una persona pueda entender. Que en sus corazones esté el corazón de Eliseo, que tengan celo por el poder del anciano Elías. Que la inspiración que tengo llegue a ellos, y que todos puedan experimentar la gracia y el poder que este siervo tuyo ha experimentado. Dicen seguir la voluntad del Señor, pero confían más en sus convicciones y con arrogancia buscan su propia justicia. Tú lo sabes todo, hazles entender esto. Señor, gracias por tu gracia y fortaleza.
Simuón
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación y traducción: Ministro Da Un Chung