2014.10.12 – La fe y la oración
in SermonesLa fe y la oración
(Mateo 26:36-46)
Dios
Escucha la oración.
Él
Envió a su Hijo al mundo
Y escuchó siempre su oración.
Si no creemos
En las palabras y las obras de Jesús,
No podemos creer en Dios (Juan 14:10)
Y no podemos recibir al Espíritu Santo.
Las palabras de Jesús son la verdad certera (Juan 14:6)
Y las señales de sus obras son una verdad real.
Jesús le oraba al Padre en tiempos de urgencia,
Y el Padre siempre escuchaba sus oraciones
Y obraba con Él. (Juan 11:41)
Por esta razón,
Esta es nuestra fe
Y nuestro modelo de oración. (Mateo 26:38-39)
La oración es fe, no es una meditación; (Juan 14:13-14)
Es expresar nuestros ruegos ante Dios, no es murmurar;
Es creer y obedecer, no es seguir una doctrina.
No orar es no tener fe.
○ Él único que no ora
Es Dios.
La respuesta es su regalo hacia nosotros.
○ El Hijo de Dios rogó con vehemencia,
Y el Espíritu Santo lo hace también.
Los santos tienen una fe de ruego.
○ Los santos
Deben ofrecer oraciones por el Espíritu Santo.
Oremos con el corazón y con el espíritu.
※ La falta de oración es por la carencia de fe
El pecado de no orar
Corrompe el espíritu.
Mateo 26:36-46
36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.
37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.
39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?
41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
43 Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.
44 Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.
45 Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.
46 Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.
La fe y la oración
(Mateo 26:36-46)
Pastor Sung Hyun Kim
La clave de una vida exitosa, la oración.
Dios escucha la oración. Cuando Dios envió a su Hijo al mundo, escuchó igualmente su oración. Mientras Jesús habitó en este mundo, enfrentó todo lo que vive el hombre y realizó la más grande obra de la historia de la humanidad, y todo esto lo hizo con éxito. Ahora, es nuestra tarea tener una vida de victoria. Sin embargo, hay una gran diferencia entre la forma en cómo vivió el Señor y cómo viven los hombres, esta radica en que Él dependió completamente de la ayuda de Dios, la cual proviene del poder de la oración.
Hasta el momento en que entremos al Cielo tendremos muchas dificultades por enfrentar, por esta razón lo que más necesitamos es la oración. Creer en Jesús es comenzar una vida de oración delante de Dios. La oración es una bendición de Dios que favorece a todo nuestro ser, es el único camino para poder comunicarnos con Dios. Los que refieren tener fe, pero no oran, no pueden usar la fe en sus vidas cotidianas. No orar es ser como una ciudad que ha sido sitiada por sus enemigos, eliminando toda comunicación y suministro de alimentos y armas. El único método por el cual el hombre puede recibir la ayuda de Dios en aquello que le es imposible es la oración.
Vivimos en un mundo donde obra el diablo. No tenemos ni la mas mínima fuerza para protegernos a nosotros mismos, y tenemos un carácter que es fácilmente influenciable. A pesar de todo esto, Dios nos prometió la victoria, pero nos pide que oremos.
Una vida de oración
Una vida de constante oración es fundamental. Asa, el rey de Judá, se esforzó por crear un país que recibiera la ayuda de Dios, lo cual tuvo buen fruto. Cuando el ejército de Zera etíope salió contra ellos con un ejército de un millón de hombres, el ejército de Judá sólo tenía quinientos ochenta mil hombres; sin embargo, el rey de Judá buscó la ayuda de Dios, y así obtuvo la victoria. Posteriormente, el rey Asa mandó a que todo el pueblo confiara únicamente en Dios, tal era la magnitud del compromiso, que aquel que no buscara la ayuda de Dios debía morir (2 Crónicas 15:13-15); por esta razón, durante el reinado de Asa hubo paz. Sin embargo, en el año treinta y seis de su reinado, Israel subió contra Judá. Asa, en vez de buscar la ayuda de Dios, buscó la ayuda del rey de Siria; por esta razón el vidente Hanani lo reprendió, pero en vez de escuchar, Asa lo encarceló. Luego de tres años, Asa enfermó gravemente y no buscó a Dios, sino a los médicos, por esta razón falleció luego de pasado un año. Durante un tiempo buscó a Dios, pero luego se alejó.
Dios no se interesa en aquellos que no tienen el hábito de orar. La oración es llamar el interés de Dios, es hacer que Él esté de nuestro lado para derramar sus bendiciones sobre nosotros, y es hacer que Dios esté de nuestro lado para apoyarnos. Por más que tengamos una voluntad firme, tengamos mucho conocimiento espiritual o enfrentemos una gran crisis, si no llamamos constantemente el interés de Dios, no podemos recibir su ayuda. Necesitamos una vida de constante oración.
Pidamos con detalle por lo que hay en nuestro corazón
La oración es presentarle todo lo que hay en nuestros corazones a Dios; sin embargo, no podemos pensar que su ayuda vendrá automáticamente cuando venimos delante de su presencia para pedirle por alguna urgencia que hay en nuestro corazón. Por más intenso que sea el deseo de nuestro corazón, por más urgente que sea la situación que estamos enfrentando, por más que reconozcamos que Dios es misericordioso, si no desnudamos nuestro corazón delante de Dios a través de la oración, Él no nos ayudará en nuestros problemas (Santiago 4:2-3).
Este mismo principio se aplicó al Hijo. El Hijo se encuentra en Dios y Dios en Él. A pesar de esto, mientras estaba en este mundo, tuvo que presentarse delante de Dios y revelarle todo lo que estaba en su corazón. Esto lo podemos ver reflejado en la escena ocurrida en el monte Getsemaní. Hay una gran diferencia entre en confiar manteniendo las cosas en el corazón y confiar en Dios expresándole todo.
Buscando la ayuda de Dios a través de la oración
Si no construimos una sana vida de oración como cristianos, entonces podemos desviarnos por un camino peor que el de los incrédulos. Conocer esto, pero no orar, es ser arrogantes delante de Dios. En todo debemos pedir la ayuda de Dios, debemos tener la oración como un principio y mantener una posición de oración en todo momento, y ya que la respuesta de nuestras oraciones proviene de Dios, aunque no llegue inmediatamente, debemos confiar que llegará, y sin importar lo visible, debemos mantener la fe y la paz.
Para vencer la tentación debemos orar. Ananías y Safira, y Judas Iscariote pensaban que estaban haciendo lo correcto, pero esto dejó una fatal cicatriz en sus espíritus. Aunque Jesús estaba presentado a través de la oración una situación de suma importancia, nunca dejó de preocuparse por sus discípulos, porque sabía que al no velar en oración era más fácil que cayeran en la tentación (Mateo 26:41).
Buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia
Jesús nos mandó a no preocuparnos por lo que comeremos, beberemos o vestiremos, sino a buscar primeramente el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:31-33). Estas palabras colisionan con las costumbres del hombre. No es fácil buscar primeramente el reino de Dios y su justicia mientras se enfrentan las dificultades de este mundo; pero si lo hacemos una prioridad, comprenderemos que estamos realizando la voluntad de Dios y que Él es quien suple nuestras necesidades.
Si somos cristianos maduros, debemos pedir con ímpetu por las maravillosas y espirituales obras que la Iglesia debe realizar. Así como el Señor, debemos orar con amplitud. Ante todo debe prosperar la obra de Dios. Debemos ser libres de las manos del diablo y tener la certeza del Cielo. Podemos tener un corazón agradecido y estar llenos de gozo por el glorioso futuro que está preparado para nosotros, porque, mientras habitó en este mundo, el Señor decidió negó realizar su voluntad y le dio prioridad a la voluntad del Padre.
El Espíritu Santo viene y habita en nosotros, y ora con vehemencia, por esta razón debemos sincronizarnos con su oración. Debemos orar a través de la guía y la inspiración del Espíritu Santo. Si oramos de esta manera los ángeles llevarán nuestras oraciones rápidamente delante de Dios (Apocalipsis 8:3). Debemos tener una vida llena de la ayuda, el poder y el obrar del Espíritu Santo. El Señor nos dijo que haríamos obras mayores que las de Él (Juan 14:12). Estas palabras se cumplirán en aquellos que buscan la ayuda de Dios a través de la oración.
Carta de Simuón
Aunque se desbaratan y se deshacen mis sueños, mi espíritu es verdaderamente feliz. Por su gracia, Dios me otorgó la fe. La fe que recibí manifiesta la justicia de Dios y por ella soy justificado, este hecho lo considero glorioso y me llena de felicidad. Dios me mostró su sangre y me permitió beber de ella, por eso mi espíritu es ciertamente feliz.
En este mundo hay muchas personas con un vasto conocimiento, pero muchos de ellos desconocen esta verdad; por el contrario, se burlan diciendo irónicamente, ¿Dios tiene sangre?. Sin embargo, ¿no es acaso, Dios único?, ¿no es acaso, el único Dios que tiene sangre e imagen?; por este motivo, a través de la fe, bebo de su sangre y tomo de su carne que fue rasgada por mí. Por esta razón, mi espíritu es realmente feliz.
Si no hubiera bebido de la sangre de Dios, no tendría vida, estaría bajo la herencia del pecado original y no podría llamar Padre a Dios. Como testimonio de la sangre que bebí y la carne que tomé, a través de su gracia me dio al Espíritu Santo, quien ahora habita en mí y por su testimonio los demonios se someten.
Algunos que llamándose cristianos y que no tienen este testimonio han sido usados por satanás para perseguirme. Tengo la justicia de Dios, por eso me persiguen; tengo el nombre de Dios, por eso me persiguen; soy lleno de la esperanza del reino de Dios, por eso me persiguen. Sin embargo, mi camino es completamente diferente. Algunos piensan que su tarea es perseguir a los otros, en cambio yo tengo la certeza de que mi tarea es ser perseguido.
El Señor dijo: “gozaos y alegraos, cuando os persigan”, pero yo todavía no he alcanzado esa gloria. Mi corazón sufre cuando soy perseguido y mi interior se contrista cuando con sus mentiras me insultan como si estuvieran maldiciéndome. ¿Estará lejano el gozo y alegría señalados por el Señor? Por esta razón oro sin cesar: “dame un corazón que se goce y se alegre en medio de la persecución”. Y aunque me trato de convencer a mí mismo que de todas formas no viviré en este mundo eternamente y que por eso no debo amar al mundo, hasta el día de hoy debo de luchar contra esto.
Amados hermanos, demos gracias por lo que hemos recibido. Los que tengan mucho den gracias y los que tengan poco den gracias.
Simuón
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación y traducción: Ministro Da Un Chung