2014.09.28 – De cierto, nazca de nuevo
in SermonesDe cierto, nazca de nuevo
(Juan 3:1-15)
Dios,
Habla con sinceridad.
Él
Envió a su Hijo al mundo, y permitió que fuera insultado.
Esta es la forma en que Él reveló su sinceridad, (Juan 13:3)
Para que al ver su sincero corazón creyeran en Él.
Nuestra fe no es recibir una religión,
Es recibir al Espíritu Santo, (Hechos 19:1-2)
Y experimentar la fe;
Esta es la razón por la cual el Espíritu Santo obra personalmente, (Juan 14:16-17)
Y por ende, sin el Espíritu Santo no hay cristianismo.
Jesús no proclamó una filosofía,
Él anunció el Evangelio del Reino de los Cielos, (Mateo 4:17)
Y este evangelio es la vida derramada sobre la humanidad. (Juan 11:25-26)
Los que no nacen de nuevo para recibir esta vida,
Caen en la religión.
Sólo los hombres del Espíritu Santo
Pueden ser hombres de Jesucristo. (Romanos 8:9)
Ser un verdadero cristiano es experimentar la fe.
Debemos experimentar el camino de la cruz
Y recibir la guía del Espíritu Santo. (Juan 3:8)
○ Grabemos en nuestro corazón la Palabra del Señor,
Venzamos la convicción y tengamos la fe,
Y tengamos una fe que ha nacido de nuevo a través del Espíritu Santo.
○ Seamos hombres espirituales que reciben la guía del Espíritu Santo.
Nuestra fe es espiritual, por tanto,
Aquellos que tienen vidas espirituales poseen la verdadera fe.
○ Cada uno debe arrepentirse
Recibir la gracia y ser lleno del Espíritu Santo,
Para así nacer de nuevo.
※ Ya que hemos dado un paso hacia el santuario,
Tomemos el siguiente paso,
Y seamos llenos del Espíritu Santo.
Juan 3:1-15
1Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?
10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?
11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.
12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
De cierto, nazca de nuevo
(Juan 3:1-15)
Pastor Sung Hyun Kim
La notable carencia de verdad en el hombre
Dios habla con sinceridad. Las personas que desconocen esta realidad no pueden entender el verdadero valor de la Palabra de Dios, por esta razón sólo la consideran como palabra de hombre.
No hay nada en este mundo que pueda proveerle completa paz al corazón del hombre. Además, lo que más inquieta al corazón del hombre es saber que el hombre no puede confiar en el hombre. No hay forma de distinguir a un hombre engañador y a uno no engañador únicamente por la apariencia; tampoco podemos saber con seguridad, quién es aquel que busca hacer daño. Lo único que podemos decir con certeza es que la honestidad no tiene fuerza en este mundo.
Lo más interesante es ver cómo la falta de honestidad es mayor en el hombre que en los animales. Por ejemplo, los perros son fieles a sus dueños; sin embargo, el hombre fue capaz de matar a su creador. La cuestión es, ¿cuál es la razón por la cual el hombre dejó el camino del creador?. Podríamos decir que la razón fundamental es la concupiscencia que hay en el hombre. A diferencia de los animales, a pesar de tener el estómago lleno, el hombre siempre quiere comer más, y a pesar de tener sus propios bienes, siempre quiere los bienes del otro. Este tipo de concupiscencia viene por la incapacidad de reconocer las mentiras, ya que para satisfacer los deseos terrenales hay que desechar la verdad.
La causa de la carencia de honestidad en el hombre
La Biblia nos dice que el engaño del diablo es la fuente de la carencia de honestidad en el hombre. En el jardín del Edén, el diablo sembró la concupiscencia en Eva diciéndole que tomara del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal para así ser como Dios. Eva hizo suyas esas palabras y empezó a repetirse, “el fruto es bueno para comer, es agradable a los ojos, es codiciable para alcanzar sabiduría, seré como Dios”, de esta manera su propio monólogo la engañó. El diablo busca engañar al hombre, así como trató de hacerlo con Jesús. De hecho, al ver superficialmente las palabras del diablo, sus palabras parecen tener lógica, pero la realidad es que no hay ni un poco de verdad en ellas.
Antes de utilizar estas artimañas, el diablo le hace creer al hombre que puede alcanzar la felicidad por sí mismo, ya que sólo de esta manera puede sembrar cualquier tipo de concupiscencia con sus mentiras. Primeramente debemos reconocer que el hombre nunca podrá alcanzar la felicidad por sí mismo. Aunque es sano que el hombre se esfuerce por alcanzar la felicidad, si pretende hacerlo su objetivo final, perderá muchas cosas, y entre ellas la pérdida más grande será su espíritu (Santiago 1:15).
Al pensar en el aspecto del diablo, muchas personas se lo imaginan como un ser horrible con grandes cuernos. Sin embargo, lejos de este estereotipo, el diablo es un ser de hermosa apariencia (2 Corintios 11:14). El problema está en que detrás de esa hermosa apariencia está la carencia de honestidad. Jesús señaló al diablo como el padre de la mentira; por esta razón quienes deciden ser dominados por el diablo desechan la verdad y son destruidos.
La honestidad de Dios
Ciertamente, la gente de hace dos mil años era más honesta y simple, y mucho más si habían sido entrenados a través de la Ley. Por esta razón, cuando Jesús enfatizó al decir “de cierto, de cierto te digo”, quiso manifestar que la verdad que estaba declarando era mucho mayor a la verdad que ellos tenían como base.
Dios concertó un pacto con Abraham; sin embargo, Abraham falleció. Posteriormente, Dios hizo un juramento con Isaac, el hijo de Abraham; pero Isaac también falleció. Luego, Dios buscó a Jacob y a su descendencia para confirmar su pacto, y sabiendo que Jacob fallecería, estableció su pacto por decreto (Salmos 105:8-10).
Con el tiempo, toda promesa tiende a perder su efecto; pero las promesas de Dios son eternas (Salmos 105:8). Después de la muerte de Abraham, Dios no le dijo a su descendencia, “olvídenlo, el pacto no era con la descendencia de Abraham, no tengo ninguna relación con ustedes”; por el contrario, conociendo la limitada memoria de los hombres, les recordó el pacto que había concertado con Abraham y su descendencia para que así no fuera obstaculizado el camino de la cruz.
El Hijo de Dios vino a este mundo y derramó su sangre para consumar el pacto, ya que su sangre es una sangre con promesa. El pacto que Dios concertó con Abraham se emparejó con el pacto que Jesús hizo al estar con sus discípulos en la última cena. Dios uso a la familia de Abraham como el camino para entregar su sangre, la sangre con pacto.
Dios cumplió por todos los medios su pacto, pero no se detuvo allí, sino que envió al Espíritu Santo para que la realidad de su promesa fuera eterna. El Espíritu Santo garantiza que la sangre del pacto estará en nosotros desde que la recibimos hasta que alcancemos el Cielo, Él es el Espíritu de Verdad que manifiesta la más certera verdad acerca de Dios.
La Iglesia que responde a la honestidad de la Palabra de Dios
Una noche, un fariseo llamado Nicodemo vino a Jesús. A éste Jesús le enfatizó, “de cierto, de cierto”. Juan 3:3 dice, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Sólo al nacer de nuevo podemos ser considerados hijos de Dios. Los versículos 5 y 6 dicen, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” Las costumbres que teníamos antes de conocer a Jesús no nos sirven en el Reino de los Cielos. Luego de recibir el perdón de los pecados y al Espíritu Santo, debemos recibir su guía.
Juan 3:11 dice, “De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.” A Jesús le pareció lamentable ver cómo la gente no recibía la verdad de su testimonio, por eso dijo lo anterior. El versículo 13 dice, “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.” Jesús salió del seno de Dios, por lo tanto únicamente Él ha visto y escuchado a Dios, y todo lo que Él habló es cierto; tristemente, la gente se niega a creer en sus palabras.
Sin embargo, los santos debemos postrarnos y darle la bienvenida a las palabras de Jesús. Jesús enfatizó al decir, “de cierto, de cierto os digo”, y nosotros debemos responder “amén, amén”. En el pasado corríamos en medio de la oscuridad y las mentiras, pero ahora, siendo guiados por el Espíritu Santo, debemos vivir de acuerdo a la Palabra de Dios.
La Iglesia es el lugar donde la voluntad de Dios es una realidad presente, donde actúa la palabra de Dios, donde se alcanza la esperanza de Dios y donde se realiza la obra de Dios. A través de la Iglesia, el corazón de Dios se debe sentir complacido y el plan de Dios se debe expandir grandemente. Para esto toda la congregación debe hacerse una en el Espíritu Santo, dejar toda concupiscencia y cumplir su responsabilidad, mientras que Dios prepara el perfecto camino de la vida eterna y cuida con amor y fidelidad a sus familias.
Carta de Simuón
Desde que empecé a servir a Dios en el verano de 1962, que fue el tiempo en el que fui invitado a servir como revivalista en una iglesia, fui completamente excluido. Definitivamente, era más una persecución que una exclusión. En ese entonces, el impacto de la persecución era mínima, ya que había empezado con un pequeño ministerio; sin embargo, a medida que crecía el ministerio, también lo hacía la crueldad de la persecución. De acuerdo a los otros, la razón por la que me perseguían era la expulsión de demonios, y la sanación de los enfermos a través de la oración. Este era el motivo por el cual no querían que yo hubiera nacido en este mundo.
Soy una persona ordinaria. No recibí una educación adecuada, pero recibí la gracia del Señor y el poder de Su Palabra. Por esta razón, en cada lugar que visitaba se reunían muchos enfermos, y la gente se congregaba como nubes para ser bendecidas por la Palabra, esta es la razón por la cual la persecución se volvió despiadada.
Fui perseguido por enseñar, “reciban al Espíritu Santo” y “reciban la sanidad de las enfermedades por el poder del Señor Jesús”, también fui perseguido porque muchas personas de mi iglesia hablaban en lenguas y veían visiones. Igualmente, recibí persecución y me tildaron de hereje por el avivamiento de la iglesia.
No sé si es el espíritu de los coreanos o la cruel naturaleza del hombre, pero padecí con paciencia un mal tiempo. Incluso, hubo personas que se negaban a participar de las reuniones a las cuales yo asistiría. Durante el Movimiento Nacional de Evangelización fui asignado para enseñar en una de las iglesias rurales, pero fui removido de mi puesto en poco tiempo, porque hacía parte de otra denominación. Me rechazaron por hacer énfasis en que todos pueden recibir el poder de Dios, haciendo que los líderes perdieran credibilidad.
He resistido y resistido. De acuerdo al presidente de un periódico cristiano, no hay otra persona que haya sido tan brutalmente perseguida como el pastor Ki Dong Kim. Yo pienso en las palabras de Jesús, “el Padre me ama, por eso me quieren matar”. Antes de conocer a Jesús no era perseguido, pero la persecución inició luego de recibir la gracia, el poder y la misión que arden con pasión en mi corazón.
Es difícil, pero no por eso voy a detener la obra que el Señor me mandó a completar. Tengo la misión y el llamado de completar la obra del Señor hasta que respire por última vez. No cree el poder que reside en mí, este me fue dado por las ensangrentadas manos del Señor, por eso no puedo negar la gracia que recibí. Aunque no sé cuánto me quede, hasta ese día seré perseguido. Conozco la verdad, soy siervo de esa verdad y por ella seré perseguido.
Así como un muerto fue levantado luego de que el cuerpo muerto de un profeta ungido por el poder de Dios le tocara; aunque deje este mundo, las personas que lean mis escritos y escuchen mis prédicas serán levantadas. Yo recibí esa autoridad del Señor.
Simuón
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación y traducción: Ministro Da Un Chung