2015.07.26 – Reciba la corona
in SermonesReciba la corona
(1 Tesalonicenses 2:17-20)
Dios
Es el Dios de gloria.
Él
Amó de tal manera al mundo que envió al Verbo
El Verbo es Jesucristo (Juan 1:14)
Jesús es su nombre (Juan 17:11-13)
Y Cristo es su cargo.
Por el sacrificio y obras de Cristo
Enterramos al hombre viejo (Gálatas 5:24)
Y en el nombre de Jesús obtuvimos vida eterna. (Juan 20:31)
Luego de la ascensión del Señor Jesús
Tomamos y comemos de la sangre y cuerpo de Jesús. (Juan 6:53-55)
Ahora nos vestimos de Él y somos suyos. (Romanos 13:14)
Hacemos las obras de Jesús, es decir, salvar almas. (1 Corintios 11:26)
El final de cada hombre se acerca rápidamente (Lucas 12:20)
Por lo tanto, cada uno debe dar fruto. (Juan 15:4)
Los religiosos son como la paja,
Mientras los verdaderos cristianos tienen corona. (1 Tesalonicenses 2:19)
Cada uno tendrá corona de gloria, corona de vida,
Y corona de justicia (2 Timoteo 4:8)
Cuando venga el Señor Jesús las otorgará.
○ Debemos esforzarnos
Para que nuestro espíritu reciba la corona incorruptible,
No la incorruptible. (1 Corintios 9:25)
○ No es sólo evangelizar,
Debemos enseñar a que guarden
Para que nadie nos quite la corona. (Apocalipsis 3:11)
○ Cuando venga el Señor Jesús
El que permanezca
Recibirá la corona de vida. (Santiago 1:12)
※ Para obtener la corona que no desaparece
Debemos esforzarnos por salvar almas y enseñar,
De esta manera nuestro espíritu recibirá la gloria. (1 Pedro 5:4)
1 Tesalonicenses 2:17-20
17 Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, tanto más procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro;
18 por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbó.
19 Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?
20 Vosotros sois nuestra gloria y gozo.
Reciba la corona
(1 Tesalonicenses 2:17-20)
Dios Envió a su Hijo para que Tengamos su Gloria
Dios es el Dios de gloria. Su gloria no es como la luz que fue creada, sino que es una luz que existe por sí misma. Esa luz es tan brillante que hasta el sol pierde su luz al estar delante de ella. La razón por la cual Dios envió a Jesucristo al mundo es para perdonar los pecados de la humanidad y dar su gloria con el derecho de manejarla.
El Verbo, que se hizo carne, vino al mundo; la mayoría lo consideraban como un Nazareno y un joven judío pero algunas personas encontraron la gloria de Dios en Él. Por lo cual Juan escribió diciendo “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” (Jn 1:14). Los que no encuentran la gloria de Dios en Jesús no pueden recibir la salvación. Solo los que han visto la gloria de Dios en Él al dejar este mundo de oscuridad podrán entrar al reino de gloria.
El Hijo de Dios Tomó el Cargo de ser el Cristo y Obtuvo la Autoridad del Cielo y la Tierra
‘Jesús’ es el nombre de Dios. Ese es el nombre del Padre, el nombre del Hijo, y el nombre del Espíritu Santo. El Padre le dio su nombre a su Hijo (Jn 17:11-12), y los que creen en ese nombre reciben el Espíritu Santo (Jn 14:26).
Debemos conocer a Dios. Si desconocemos a Dios, Dios tampoco nos va a reconocer. (Mt 7:22-23). La razón por la cual nosotros vamos a la iglesia a escuchar la palabra es para poder conocer a Dios. Los que no conocen a Dios son lo que no tienen fe. Los que en la mitad dejan la vida de fe son los que no han conocido a Dios. La fe viene del oír y al oír viene por la Palabra de Dios (Rom 10:17). Pero la palabra de Jesucristo no fue hablada por su propia cuenta, sino que cada palabra fue dada y hecha según el Padre ordenó (Jn 12:48-50). En resumen, la fe es conocer a Dios por medio de Jesucristo.
Aunque ‘Jesús’ es un nombre, ‘Cristo’ es un cargo. La palabra ‘Cristo’ significa el enviado de Dios. Dios envió a su hijo unigénito al mundo para que derramara su sangre y muriera. El Hijo de Dios, al morir en la cruz, obedeció el mandamiento del Padre. Por lo tanto, Dios lo resucitó de entre los muertos y finalmente lo levantó hacia los cielos y fue sentado en el trono.
Hasta que Jesús recibiera el trono, el gran ángel de Dios tenía la autoridad sobre los cielos con el nombre de Jehová y sobre Israel en la tierra. Igualmente, los profetas de aquella época no podían realizar sus obras fuera de Israel. Pero cuando Jesús resucitó y recibió la gloria la situación cambió. Como Jesús dijo “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.” (Mt 28:18), Jesús tiene la potestad de arriba en los cielos y potestad no de solo Israel sino de toda la tierra.
Debemos Predicar y Enseñar Como nos Ordeno Él que tiene Autoridad en los Cielos y en la Tierra
Jesús recibió la potestad de todos los cielos y la tierra, y nos ordena diciendo: “Por tanto, id, y haced discípulos a toda las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mt 28:19-20). Por lo tanto, debemos predicar a toda las naciones enseñando todas las cosas que el Señor nos ha enseñado. ¡Esto es lo que debemos cumplir! Este es nuestro deber de hoy en día ya que estamos dentro de Jesucristo.
Al cumplir con nuestro mandamiento podemos ver que el Señor nos da la oportunidad de recibir galardón. Lo que no creen que Dios da galardón y los que no anhelan recibir el galardón son personas que no tienen la fe (Heb 11:6). Debemos anhelar el galardón que Dios nos va a dar y predicar en este tiempo o fuera de tiempo (2 Tim 4:2). También debemos enseñar cada enseñanza que el Señor nos ha dado a todos los que viene a la iglesia y poder cumplirlas.
Obtenga la corona
Cuando Jesús venga de nuevo, los espíritus a los cuales les hemos predicado y enseñado están firmes en la fe serán nuestros galardones (1 Tes 2:19). El galardón se refiere a la corona que usan los reyes. Las personas que participan de la primera resurrección van a reinar con Jesús toda la tierra por mil años (Ap 20:6) y reinarán en el Reino de los Cielos eternamente (Ap 22:5).
Desde el comienzo, los que tienen la vida de fe deben tener el anhelo de recibir el galardón. En 1 Pedro 5:4 dice: “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiereis la corona incorruptible de gloria.” y 1 Corintios 9:25 nos dice “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene, ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.”.
También es importante no dejarnos quitar la corona por la que hemos luchado (Ap 3:11). Cuando le predicamos a alguien, debemos asegurarnos que esa persona pueda cumplir lo que aprendió y debemos guiarlo continuamente para que este firme hasta la venida de Jesús. La razón por la cual hacemos esto es porque ellos eran nuestros galardones. Si ese espíritu es engañado por el diablo y sale de Jesús podemos decir que nuestra corona fue quitada por el diablo.
Hay personas que convencen a otras personas que están sirviendo en la iglesia a que se unan a grupos creados por su propia cuenta. Pero el Espíritu Santo aborrece estas obras de los nicolaítas (Ap 2:6). Aunque en el mundo cualquier pecado es perdonado, el pecado de desobediencia contra el Espiritu Santo no será perdonado en esta generación ni en la venidera. Debemos predicar a los incrédulos, enseñando y predicando la Palabra. Cuando ese espíritu crece lo suficiente para que sin la ayuda de alguien cumpla la palabra y sirva a la iglesia, podrá predicar y enseñar a otras personas.
¿Cuántos galardones tiene? Cuando el Señor vuelva, nuestro espíritu que hasta ese momento va a ser criado por la Palabra, tendrá un nuevo cuerpo y reinará por mil años en la tierra con el Señor. No solo reinaremos en la tierra sino que también vamos a reinar en los cielos por toda la eternidad. Si queremos reinar como el Señor nos ha prometido, debemos preparar galardones cuando estemos en esta tierra. Por lo tanto, debemos dejar de imponerle nuestra sabiduría a otras personas, y predicar a los incrédulos llevándolos a la iglesia, enseñándoles todas las enseñanzas el Señor y hacer que cumplan esas enseñanzas.
Carta de Simuón
Muy pronto
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung
Traducción: Ministro Da Un Chung y Richard Olivieri