2015.02.08 – Sea alegre por el Espíritu Santo
in SermonesSea alegre por el Espíritu Santo
(Juan 3:1-15)
Dios
Es nuestro Padre.
Él
Nos otorgó la vida eterna.
La fe que Dios da es vida eterna. (Juan 3:16)
Nuestra fe no es rendir devoción religiosa,
Sino experimentar el verdadero amor de Dios. (2 Corintios 13:5)
No experimentar el amor de Dios
Es no tener fe ni santidad.
Los que creen en Jesucristo son nuevas criaturas
Son renacidos por el Espíritu Santo. (Juan 3:5)
Los renacidos por el Espíritu Santo no viven según los sentimientos,
Sino a través de Él.
Los nacidos del Espíritu Santo
Disfrutan la alegría por el Espíritu Santo. (Romanos 12:1-2)
En los que viven por el Espíritu Santo
Los dones, el poder y la inspiración
Se manifiestan incluso en el bienestar de su cuerpo, (1 Corintios 12:7-11)
Se convierten en testigos espirituales. (1 Corintios 2:16)
Sólo los alegres por el Espíritu Santo
Pueden ver y experimentar el reino de Dios.
○ No pierda el tiempo.
Desde que recibe al Espíritu Santo hasta la muerte
Sirva a Dios.
○ Los que sirven realmente Dios
Reciben su bendición,
Esta es la alegría que viene por el Espíritu Santo.
○ Quien no recibe el perdón de los pecados
No puede recibir el Espíritu Santo.
El bautismo es el testimonio del arrepentimiento.
※ Nuestra fe es una experiencia absoluta,
No es un concepto, sino una experiencia absoluta
Así como la muerte de Jesús en la cruz.
Juan 3:1-15
1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?
10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?
11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.
12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Sea alegre por el Espíritu Santo
(Juan 3:1-15)
Busque la alegría espiritual
Dios es nuestro Padre. Esto no significa que debemos despreciar al padre terrenal. El cuerpo tiene a su padre. Dios es el padre de nuestro espíritu. Podemos llamar a Dios padre, porque nuestro espíritu nació de nuevo a través del Espíritu Santo.
Quien no sirve a Dios a través del Espíritu Santo lo hace según sus emociones. Las personas que se dejan guiar por las emociones sirven con diligencia a la iglesia cuando se sienten bien, pero cuando no se sienten bien llegan a odiar al pastor, e incluso, pueden irse de la iglesia.
El cuerpo es como una vasija donde se guarda el espíritu. Aunque el cuerpo es débil y se quiebra fácilmente, el espíritu en su interior existe eternamente. Es peligroso darle prioridad al cuerpo. La vida de fe es la vida espiritual. Dios nos envió al Espíritu Santo para ayudar a nuestro espíritu.
¿Qué razón tiene que el cuerpo tenga éxito cuando el espíritu se pierde? Antes del beneficio de la carne, debemos buscar el beneficio del espíritu. Por más que se guarden riquezas en la tierra, estas desaparecerán. Por otro lado, las riquezas guardadas en el cielo son eternas (Mateo 6:19-21).
Las emociones cambian constantemente. Las emociones no pueden ser dominadas por la tentación, porque cuando lo hacen es cuando la gente empieza a odiar al pastor y a dejar sus cargos para luego salirse de la iglesia.
No siga la carne, sino al Espíritu Santo
Al ver a Jesús podemos conocer lo que es la vida guiada por el Espíritu Santo. Jesús nació, llevó su vida pública, murió y resucitó por el Espíritu Santo. Él dijo: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.” Aunque no hizo nada malo, en todo lugar era perseguido y vituperado, fue azotado y al final fue colgado en la cruz por nuestro pecados. Las personas dicen fácilmente: “yo puedo seguir el camino de Jesús”, pero los que realmente conocen su vida no afirman esto tan fácilmente.
Muchos desean con sus labios ser llenos del Espíritu Santo, pero en el interior de su corazón lo que más desean es lo mejor para su cuerpo, piden que sus negocios prosperen y que no tengan ningún obstáculo para su carne. Por esta razón, cuando las cosas no salen de acuerdo a sus deseos, son tentados y su espíritu se corrompe. No hay nadie que buscando la alegría del cuerpo pueda seguir el camino de Jesús. ¿Quién desea ser perseguido, vituperado o asesinado?
En cambio, vemos que cuando nos dejamos guiar por el Espíritu Santo pareciera que los negocios no mejoran, incluso, dejamos de hacer lo que hacíamos antes para hacer cosas nuevas. En ese momento es cuando debemos decidir seguir la guía del Espíritu Santo. Jesús advirtió que no debemos blasfemar, apagar o contristar al Espíritu Santo, ya que los que hacen esto no tienen perdón ni en este siglo ni en el venidero (Mateo 12:31-32). Por esta razón, los que reciben la guía del Espíritu Santo deben llevar su cruz. En otras palabas, debemos recibir el mandamiento de Señor de morir a nosotros mismos.
Esperemos la venida del Señor
Nuestra vida es esperar la venida del Señor. Una persona edificó grandes graneros para guardar sus frutos y luego se dijo “Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.” Sin embargo, Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” (Lucas 12:20)
“¿De quién será?” es la pregunta que Dios le manda a todos los que están en Cristo. Nuestro Señor nos dice: “Almas que están en Cristo, el cuerpo que tienen desaparecerá cuando venga Cristo, entonces, ¿qué será de lo que hicieron por sus cuerpos? Si no hicieron nada por su cuerpo no tendrán nada en el Cielo.
Nadie sabe si el Señor vendrá hoy o mañana. No importa cuando venga el Señor, nuestro cuerpo desaparecerá. Debemos estar preparados para ese momento. El Señor llama necios a los que no están preparados y dice de ellos: “Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.” (Lucas 12:21).
Seamos alegres por el Espíritu Santo
Dios nos otorgó el Espíritu Santo e hizo renacer nuestro espíritu. Así como Dios llamó Hijo a Jesús por el Espíritu Santo, nosotros somos llamados hijos de Dios. Por esta razón, debemos ser alegres por el Espíritu Santo.
Rendir servicio de adoración es encontrarse con el rostro de Dios. ¿Qué pasará si el espíritu de uno no se alegra cuando se encuentra con el Señor? Nuestra oración no debe priorizas las cosas de la carne, sino la alegría del espíritu. Los santos que renacen por el Espíritu Santo son diferentes a las otras personas que sólo piden cosas para su carne. Debemos servir por el Espíritu Santo. Las personas desfallecen fácilmente, porque buscan agradar a los hombres.
Por el Espíritu Santo, debemos hacer que nuestro espíritu sea alegre. El Señor regresará pronto, cuando lo haga, nuestro espíritu cambiará súbitamente y se encontrará con el Señor en el Cielo. Por el bautismo dejamos al hombre viejo. Ahora, nuestro espíritu debe estar agradecido con el Padre y a través de la Iglesia debe servirle. La Iglesia es la casa de oración de las naciones (Isaías 56:7). Lo que debemos pedir en ese lugar, no es la alegría para la carne, sino para el espíritu. A través de la vida en la Iglesia, podemos hacer que nuestro espíritu sea alegre por el Espíritu Santo.
Carta de Simuón
Un gusano de seda que está ocupado comiendo de la hoja de una morera produce seda cuando la rama de un pino es puesta sobre su cuerpo, desde entonces comienza a producir seda diligentemente y se cubre a sí mismo para convertirse en un capullo. Finalmente, el gusano de seda deja de existir para avanzar a la siguiente etapa de su vida. Estas etapas de su vida no pueden ser reemplazadas o saltadas.
Como el gusano de seda que come de una hoja de morera, debemos construir y nutrir diligentemente nuestros cuerpos. Posteriormente, debemos producir seda y cubrirnos una y otra vez para esconder nuestra horrible imagen y permanecer en estado de pupa.
¡Qué bueno es haber leído la palabra de Dios tantas veces cuando era joven! Si no lo hubiera hecho, ¿me habría usado Dios de tantas maneras? Sufrí mi periodo de juventud y adolescencia. Pasé la principal parte de mi vida y ahora me encuentro en mi vejez.
Sin embargo, por cualquiera que sea la razón, parece que hubiera saltado mi pubertad y súbitamente me convertí en un joven adulto. De hecho, durante mi juventud, use mis días viajando como evangelista. Sin embargo, planeo ir al Padre celestial y recibir la recompensa por todos los años que perdí.
A veces, un pensamiento nace en mi corazón. “¿Qué prevaleció realmente en la colisión entre la carne, el intelecto y el espíritu?” La esperanza de mi carne excava en la tierra, mientras las pasiones de mi mente divagan en sus sueños. Por otra parte, mi espíritu continúa el solitario camino de este mundo.
Durante mi vida, no recuerdo algún momento donde haya reído mucho, porque realmente no tuve ninguno. Mi mente que continúa soñando sigue agonizando. No estoy seguro si mi espíritu alguna vez rió o si siempre está riendo, pero deseo reír en algún momento. Creo que mi espíritu reirá fuertemente cuando mi espíritu deje este cuerpo.
Me duele mucho el corazón y hay un profundo arrepentimiento debido a las cargas de mi carne. Estoy atemorizado de que las cosas que han oprimido mi mente hayan expulsado el gozo de mi espíritu. Se levanta un anhelo por el pasado cuando el viento de lo familiar viene suavemente y las memorias de antaño toman vida y danzan, incluso con el sonido del agua. Sin embargo, ¿dónde podrá encontrar gozo mi espíritu en este mundo?
El gozo de mi espíritu sólo puede encontrarse en la fe, el gozo no puede ser alcanzado a través de la carne o el intelecto. Mi espíritu sólo anhela el amor del Señor Jesús que vino a este mundo, fue abusado y matado. Mi espíritu no puede ser feliz si está apartado de su amor.
Ambos, la carne y el intelecto son enemigos del espíritu; sin embargo, no puedo negarlo, no hay otra forma, hay que obrar con ellos. Los años de adolescencia no pueden ser rescatados; sin embargo, quiero mantener el amor. Cuando estoy en negación, pierdo convicción en mis escritos y la honestidad de mi lenguaje se congestiona. El amor es la mente que me puede acompañar hasta el final. Es el alma.
Simuón
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación y traducción: Ministro Da Un Chung