2016.12.25 – Vine a servirte
in SermonesVine a servirte
(Mateo 20:20-28)
Dios
Es Padre.
Él
Reveló cuánto ama al Hijo. (Mateo 3:16-17)
Dios estableció al Hijo para cumplir su voluntad,
Por esta razón el Hijo se encuentra en el centro de la voluntad del Padre; (Juan 6:39)
Por lo tanto,
Creó por medio del Hijo, (Hebreos 1:3)
Estableció la Ley por el Hijo (Gálatas 3:18)
Y preparó la cruz por el Hijo. (Mateo 16:21)
Además,
Al hombre que es criatura,
Para que viva con Él para siempre, (Juan 3:16)
Le otorgó vida eterna, la cual es su gracia. (Efesios 2:8)
Dios no nos entregó una religión,
Sino a Jesucristo,
Quien es el Hijo de Dios.
Él no vino para ser servido,
Sino para servir. (Mateo 20:28)
La verdadera fe recibe la gracia
Y su servicio.
○ Tener como carga la fe en Jesús es ateísmo.
Tener la fe en Jesús como bendición es fe
Y la voluntad de Dios.
○ Revístase de las obras de Jesús.
Las obras de Jesús son justicia.
Llene su alma de la justicia de Jesús.
○ Reciba al Espíritu Santo.
El Espíritu Santo nos ayuda.
Recibir la ayuda del Espíritu Santo es nuestra fe.
※ Tenga fe,
Reciba el servicio de Jesús
Reciba el amor de Jesús.
Mateo 20:20-28
20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.
21 El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.
22 Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos.
23 El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.
24 Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.
25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.
26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,
27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;
28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Resumen
La justicia y gracia de Dios
Dios es nuestro Padre. El padre o la madre tienen el mismo corazón hacia sus hijos. Sin embargo, cuando escuchamos la palabra, “amor de los padres”, comúnmente las personas piensan en el amor de la madre. Generalmente en la familia el padre es el estricto y la madre es la amorosa. Esto no es porque la madre ama más al hijo que el padre, sino que esto es porque el rol del padre y la madre son diferentes. El padre entrena al hijo para que sea fuerte para que así él pueda vencer al mundo cruel, y el rol de la madre es tapar todos los errores del hijo y abrazarlo. Cuando estas dos son mezcladas el hijo podrá recibir un crecimiento perfecto.
Aunque el Padre Dios es quien tiene amor en abundancia, no sobrepasa su justicia. Su palabra es palabra de justicia. Cualquier cosa que Dios haya dicho una vez no la puede cancelar o cambiar (Números 23:19). Esta es la razón por la cual la justicia de Dios es temerosa.
Dios le dijo a Adán quien fue hecho un ser viviente, “Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:17). Sin embargo, Adán desobedeció a la palabra, y según las palabras, “ciertamente morirás” murió. En el caso de que si Adán no hubiera tenido espíritu, con solo morir Adán hubiera terminado. Sin embargo, la muerte de Adán quien fue hecho un ser espiritual causó que toda la humanidad contenida en él muere, lo que significa el castigo eterno. Por el pecado de una sola persona toda la humanidad en Adán recibirá el castigo eterno. Aunque el hombre haya llegado a la peor de las circunstancias, como la palabra de Dios es justicia, Dios no puede contradecir esa palabra.
Sin embargo, Dios tuvo misericordia del hombre, y les envió a Jesucristo. Envió a otra verdad a esta tierra la cual puede contender con la justicia de Dios. Jesús muere colgado en la cruz que el hombre hizo. Esto significa la salvación de la ley. La ley es representante de la justicia de Dios. Jesús para salvar a la humanidad de esa ley de justicia murió. Él en cambio de nosotros pago el precio del pecado de la humanidad la cual tenían que ser destruida. De esta forma, el Dios de justicia manifestó Su amor hacia nosotros por medio de Jesucristo.
Jesucristo nos da Su carne y sangre. Las palabras creer en Jesucristo significan depender de las obras de Jesús, es decir significa recibir la gracia. El que cree en Jesucristo es quien ha recibido una gran gracia. Una vez la gracia es recibida es continua. Pero a pesar de todo algunas personas niegan toda la gracia y tratan de volver a recibirla. Una vez que un virus entra en el cuerpo de una persona el virus se queda dentro del cuerpo toda la vida. En el caso de que por ese tipo de virus se enferme, aunque el medicamento pueda controlarlo, no puede ser eliminado en sí. Esta es la razón por la cual una vez que el cuerpo se debilite la enfermedad del pasado vuelve a reaparecer. Una vez que la justicia de Dios es dada no se puede cancelar o cambiar. Por eso, para poder vencer la justicia de Dios la gracia fue dada como medicamento. Sin embargo, aunque haya recibido la gracia, la persona que no la sostiene no tendrá más opción que volver a entrar dentro de la ley de la justicia.
La ley y Jesucristo
Para que el hombre entendiera como es la justicia de Dios, Dios tomo a Israel como ejemplo. Dios les da la ley e hizo que las personas que desobedecían a ella pagaran el precio por ello. Las personas de Israel sabían que al desobedecer la ley recibirían la muerte y maldición. Esta es la justicia de Dios. También para los gentiles hubo algo que era igual a la ley. La cual era la conciencia. Lo único diferente es el nivel, pero todas las personas tienen conciencia. Esto se podría decir que es la ley que Dios sembró en el corazón de los hombres. Simplemente que la diferencia entre la conciencia y la ley es que aunque haya desobedecido no recibirá el juicio en esta tierra.
La conciencia no puede salvar al hombre. Los fariseos eran personas que eran extremadamente honestas. Sin embargo Jesús les dice “¡ay de vosotros!”. Y dijo que solo las personas que tengan una mayor justicia que los fariseos, podrán entrar al Reino de los Cielos (Mateo 5:20). Judas Iscariote también era una persona honesta. La razón por la cual Judas Iscariote se suicido fue porque sintió culpa en su consciencia. Sin embargo, la Biblia no brinda ningún cumplido a Judas Iscariote. Sino que al contrario dice, “Él es el diablo. Hubiera sido mejor para él si no hubiera nacido.” (Juan 8:44). ¿Dónde será el lugar donde la conciencia de Judas Iscariote lo llevo? Delante del diablo. 1 Corintios 15:56 dice, “Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.” El diablo guía al hombre que peco ante la justicia de Dios para que sean destruidos. Así de temerosa es la justicia de Dios. Esto no significa que la justicia de Dios tenga que desaparecer. La justicia de Dios existe por la eternidad.
Dios da al hombre quien peco una nueva ley para que puedan vencer la justicia de Dios. Esta es Jesucristo. Dentro de la justicia de Dios el hombre no tiene más opción que ser destruido. Aunque sea una persona que viva honestamente no podrá evitar el juicio de la justicia. Romanos 8:2 nos dice, “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” Solo Jesús puede hacer que el hombre pueda vencer la justicia de Dios. Solo Jesús es quien puede salvar a la humanidad de la justicia de Dios, hace que el hombre puede vencer la conciencia de la humanidad y ser libre de la destrucción. Por lo tanto, no debemos sostener a la consciencia. Las personas que están debajo de la ley y los que están debajo de la consciencia en conclusión no tendrán más opción que recibir la ira de Dios.
Moremos en la gracia con el Espíritu Santo
La voluntad de Dios es darnos la gracia y guiarnos por el buen camino. Pero a pesar de todo las personas de hoy en día sienten como carga la fe en Jesús. Una de las razones es que si reciben la gracia tendrán que ir a la iglesia, y por consiguiente tendrán que ofrendar. Dicen que como pueden ellos ofrendar del poco salario que reciben. Sin embargo, lo que tenemos que saber es que en la vida de fe esta acción tiene recompensa. El Señor nos dijo que no acumulemos nuestras riquezas en la tierra sino en los Cielos (Mateo 5:19). El no ofrendar no afecta con respecto a recibir la salvación. Sin embargo, la falta de esto será manifestado en el Cielo.
¿Usted ha recibido la gracia? Si esto es así usted debe manifestar el testimonio de una persona que ha recibido la gracia. La persona que ha recibido la gracia debe manifestar el poder del Espíritu Santo. El Espíritu Santo garantiza la gracia que ha recibido el creyente. Por lo tanto, el que ha recibido la gracia al estar lleno del Espíritu Santo hablará en lenguas, profetizará, discernirá a los espíritus, sanará a los enfermos. La persona que ha recibido la gracia conoce que tan temeroso es no recibir la gracia. Por eso, tratan de todas formas para que el hermano que no ha podido recibir la gracia la reciba.
La justicia y la gracia toda es la ley de Dios. ¿Usted entre estas dos leyes cual va a escoger? El que escoge la justicia será destruido, pero el que escoge la gracia obtendrá la salvación. Aunque los Israelitas sellados con el Espíritu Santo solo serán ciento cuarenta y cuatro mil, la cantidad de los gentiles que serán sellados es un número que no podremos contar. Entonces, ¿quienes son los que son sellados? La Biblia nos dice, “Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.” (Apocalipsis 14:4-5). Los que recibieron la gracia tienen que hacer que su confesión de que recibieron la gracia no desaparezca. Esta es la razón por la cual debemos estar llenos del Espíritu Santo.
Aunque Jesucristo haya venido hace dos mil años atrás, nosotros hoy en día aún tenemos que depender de Él. Él vino a esta tierra y nos da la gracia. La Biblia nos dice que en el día de hoy debemos escuchar la Palabra y no endurecer nuestro corazón. ¿Será que todavía usted no ha creído en Jesucristo quien Dios envió? Arrepiéntase. Y reciba la gracia. Si ha recibido la gracia sea lleno del Espíritu Santo. Solo al estar llenos del Espíritu Santo podemos estar firmes en la gracia.
Carta de Simuón
Durante los diez años como avivador y predicador en las carpas, el cual comenzó en la primavera del 1963, cada día fue un reto. Sin embargo, con la misión de esparcir el evangelio de Jesucristo, no evite ningún tipo de dificultad, sino que fui a cualquier lugar para predicar el evangelio. Lo que más necesitaba en aquel entonces era estar lleno de poder espiritual, por ende oré día y noche, batallando para salvar las almas junto al Espíritu del Señor. No pude haber estado más feliz.
Cuando plante la iglesia que se convertiría en mi ministerio, no considere más ninguna otra cosa que la oración como la fundación para establecer la iglesia. Mientras oraba para que las personas fueran añadidas a la iglesia gritaba, “¡Señor, dame diez almas!”. Incluso, hacia esto mientras estaba caminando por la calle.
Así que cuando las personas comenzaron a venir a la iglesia una por una, sinceramente ame a cada una de sus almas por igual. Amé cada una de sus almas como mí propia alma. De esta forma, sin importar si eran ricos o pobres, enfermos, sin educación, solo ministraba con amor por sus almas. Nutria a mis hijos espirituales a los cuales di a luz al igual que una madre sin hacer ninguna distinción entre hijos o hijas, o buen hijo o mal hijo. Nunca ignore a los pocos miembros de la iglesia cuando la iglesia parecía apenas crecer, aprecié cada uno de ellos porque son frutos preciados de mí trabajo.
He mantenido esta misma actitud toda mi vida. No soy un juez, así que en mí corazón no he juzgado a nadie, sino que he amado a las almas desde que me fue encomendado el cargo de evangelista. Verdaderamente amé tanto las almas que no creo que hubo alguien que amó las almas como yo. Estuve hambriento y sediento por los miembros de la iglesia a los cuales había dado a luz uno a uno. Ellos eran mi gente. Esta fue la forma de pensar que recibí del Señor Jesús, y seré el mismo hasta el día en que muera.
Una pequeña esperanza… ¿Verdaderamente entenderán mi corazón y reconocerán mi esfuerzo? Y aún, donde quiera que estén, la verdad que sembré en sus mentes y corazones crecerá para dar frutos. Algunos me han acusado falsamente de hereje, pero, ¿habrá entre las personas que han sido enseñadas por mí por los últimos sesenta años alguien que se ha convertido en un verdadero hereje? ¿Habrá alguno entre ellos que ha traicionado a Jesucristo? La verdad no tiene mentira, y en este testimonio Dios es glorificado.
Mis amados santos, amen al Señor su Dios incluso hasta la muerte. Amen las almas. Y también amen a su iglesia. La iglesia es la raíz que sostiene el alma. ¡Oh! Cuan hermosos son los eventos pasados cuando las memorias pasan ante mi como fotografías.
Columna de Adoración del Día del Señor
Pastor Ki-Dong Kim
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri