No matarás (Ama la vida)

No matarás. (Éxodo 20:13)

Nuestro Dios es vida. En Dios, la vida y la muerte no pueden coexistir. Dios es vida. Y Dios está exigiendo algo del hombre para poder habitar entre los hombres: que amen la vida. Uno puede odiar la vida. El hombre puede rendirse ante la vida. Tal persona no es digna de Dios. No puede vivir con Dios. Tenemos que amar la vida. Por eso Él dice: “No matarás”. No destruye la vida. ¿Cuál es la peor clase de asesinato? Matarse a uno mismo. Ese es un asesinato terrible.

Dios dio Su propia vida para salvar la nuestra, pero si el hombre odia su vida y renuncia a ella, no hay esperanza. Aunque Dios quiera hacer muchas cosas por él, si él renuncia a su vida y la destruye, está eligiendo un camino completamente contrario al de Dios, por lo tanto, Dios no puede hacer nada por él. Además, si alguien hace daño, derrama sangre o destruye a otros, Dios definitivamente no puede estar con tal persona. Y aún más, cualquiera que se hace daño a sí mismo y se rinda, no puede estar con Dios. Por eso Dios nos dice que amemos la vida.

Dios dice: “Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.” Esto no se trata de si Dios me salvará o no. Es mi propia decisión. Dios desea salvar a todos los hombres. No es que haya escogido salvar solo a algunos y destruir a otros. De hecho, Él quiere que todas las personas, toda la humanidad, reciban vida.

No solo quiere salvar a toda la humanidad, sino incluso la hierba del campo. Así, Jonás se alegró cuando una planta creció para cubrirlo del sol y darle sombra, pero cuando se secó, se entristeció. Dios le dijo: “Tú tuviste compasión de la planta que nació en una noche y en una noche pereció, pero mira en tu propio corazón. ¿No habría yo de tener compasión de Nínive, esa multitud de personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y también de sus muchos animales? ¿Cuántos animales y cuántos seres vivos hay? ¿Acaso podría yo destruir esa ciudad? ¿No habría de tenerles compasión?” Esto es lo que Dios dijo. Así que Dios tiene compasión aun de esas cosas y desea que estén bien.

La vida. Por eso, la disposición fundamental que debemos tener para estar con Dios es amar la vida, tener afecto por la vida y luchar por vivir. Lo opuesto sería tener una mentalidad de “sea lo que sea”, querer rendirse, vivir en desesperanza, pensar que todo terminará algún día, o decir “quiero morir así”, y cosas por el estilo. Pero la vida continúa creciendo. Sigue creciendo y restableciendo. Así, una iglesia llena de vida experimenta un avivamiento continuo. Incluso en las personas, quienes están vivos siguen creciendo. Una persona no solo crece físicamente, sino también mentalmente, y madura en sabiduría y conocimiento. Pero si ese crecimiento cesa, la persona es como muerta. Aunque esté viva, está como muerta.

Hacemos esfuerzos constantes, crecemos y aprendemos mientras estemos vivos. Las personas del mundo, que no son conscientes de esto, simplemente piensan que al envejecer, la vida sigue y luego se acaba. Pero no importa cuán viejos seamos, nos esforzamos por crecer hasta el día en que morimos. Eso es lo que agrada a Dios. No somos de los que retroceden para perdición.

¿Qué es la vida? La vida es cuando todo va conforme a la voluntad de Dios. Miren al ser humano. Si un hombre está muerto, tiene un cuerpo, y dentro del cuerpo hay células, huesos, sangre y todo. Pero no puede moverse. Aunque tenga ojos, no puede ver; aunque tenga boca, no puede comer; aunque tenga piernas, no puede caminar. Tiene pulmones, pero no puede respirar. Eso es estar muerto. Tiene un cuerpo, pero no se puede mover. El cuerpo no funciona, aunque existe. Eso es estar muerto.

Estar vivo significa que todo funciona. ¿Por qué tenemos ojos? Para ver. Dios hizo los ojos con el propósito de que el hombre vea. Así que si alguien tiene ojos, pero no puede ver, es como si estuviera muerto. Por lo tanto, una persona sana, llena de vida, así como toda la creación, funciona normalmente. Pero para una persona que está enferma, algunas partes no pueden funcionar ni moverse. Tiene ojos pero no puede ver; tiene manos pero no puede moverlas. Todo esto es porque la sombra de la muerte está sobre ellos. Las personas llenas de vida utilizan al 100% lo que tienen, pero aquellos que están muertos, heridos o enfermos, esas personas están bajo la sombra de la muerte. Son personas limitadas, que no pueden usar todo lo que tienen, aunque lo tengan.

Aunque las personas estén llenas de vida, se dice que solo pueden usar el 2% de su cerebro, que Dios creó. Incluso eso está limitado. Todos estamos ya oprimidos bajo la sombra de la muerte y la debilidad. ¿Por qué creen que Dios hizo nuestro cerebro? Para que el hombre lo use y lo utilice a su máxima capacidad. Pero está siendo restringido. Si el cerebro no estuviera limitado, funcionaría cincuenta veces mejor. Sería increíble. Incluso usando solo el 2% del cerebro, el hombre es tan inteligente, así que imagina si pudiéramos usar nuestro cerebro en su máxima capacidad.

Los incrédulos piensan que estas cosas existen y funcionan por casualidad de alguna manera, pero todo fue planeado y hecho conforme a la voluntad de Dios. Por eso, cuando las capacidades y las actividades del hombre se alinean con el plan de Dios, hay vida. Pero esto es cero. Según el plan original de creación de Dios, esto era cien, pero la funcionalidad del hombre es cero. Es como si estuviera muerto. Cuanta más vida tenga, más se acercará a su máximo potencial. Más adelante, cuando recibamos la eternidad que está llena de la vida de Dios, seremos lo que Dios quiso que fuéramos desde el principio, sin ninguna deficiencia. Esta es la vida que tendremos en el cielo.

Entonces, ¿qué es la vida? Hay una voluntad de Dios que Él determinó, y la creación que deben cumplir esa voluntad. Y cuando ambos sea alinean, eso es vida. La vida es que se cumpla plenamente la voluntad de Dios. Ahí está la vida. Por lo tanto, ¿qué debemos hacer para obtener la vida? A través de la palabra. Cuando recibimos la palabra de Dios y obedecemos, se convierte en vida porque al hacerlo se cumple la voluntad de Dios. Es entonces cuando tenemos vida. Tratamos de comer bien y consumir buenos alimentos para tener vida, pero no podemos estar llenos de vida solo por eso. Aunque comamos, nos agotamos y nos limitamos en lo que podemos hacer. Pero la obediencia a la palabra de Dios es la esencia de la vida. Cuanto más obedezcamos, más vida tendremos en abundancia.

¿Por qué una persona está llena de vitalidad y del Espíritu Santo? Porque obedece. Por el contrario, uno puede comer bien y dormir bien, pero siempre carecer de energía. Esto es porque está alejado de Dios. Ya es tan evidente en su rostro. Las personas comienzan a tener una expresión fea cuando están en tentación. ¿No es cierto? Pero cuando se recuperan y se llenan del Espíritu Santo, ya se ven diferentes, empezando por su rostro. Se ven más hermosos. Nuestra hermana Gayoung tenía el rostro apagado por un tiempo, pero ahora se ve mucho mejor. Siempre debemos vernos bien y hermosos.

Por lo tanto, para estar llenos de vida siempre, debemos obedecer la palabra de Dios. Así es como podemos estar llenos de vida. Los demonios no tienen vida. No pueden obedecer. No obedecieron, no pueden obedecer y no tienen oportunidad de obedecer. Son inmundos. Pero el estado de estar lleno de vida es estar limpio. Dios es vida. Él es santo. De la misma manera, el hombre debe estar lleno de vida para ser santo y estar con Dios. Sin santidad, nadie puede ver al Señor. Sin vida, no podemos ver al Señor.

Por eso Jesús dijo: “Yo soy la vida”. En otras palabras: “Debes obtener la vida a través de mí para venir delante de Dios. Yo soy el camino. Ven a Dios por medio de mí. Yo soy la luz. Te mostraré el camino.” Él se llamó a sí mismo la vida. Debemos tener vida para ir ante Dios; necesitamos un camino para llegar a Dios; necesitamos luz para encontrar nuestra dirección e ir a Dios. La voluntad ferviente de obedecer la palabra de Dios es lo mismo que tener afecto por la vida. Tener afecto por la vida significa que tenemos la disposición de obedecer. Debemos estar llenos de una sincera voluntad de obedecer la palabra de Dios.

El hombre puede elegir libremente desobedecer en su vida. Está escrito que nada bueno sale del corazón del hombre. Todo lo que sale es inmundo. Y no es nada fuera de lo común. Desde nuestro interior, constantemente surgen dudas, angustias, envidias, celos y cosas impuras. Por lo tanto, no vivimos nuestra vida de fe conforme a nuestros propios corazones. Por medio de la palabra, seguimos reprimiendo esas cosas. Tenemos que dominarnos. No hay necesidad de pensar: “¿Qué me pasa?” Si lo hacen, significa que aún no se han arrepentido. Así somos. Así soy yo por naturaleza. Por eso me esfuerzo en vivir por la palabra de Dios.

Si piensan: “¿Qué me pasa?” y tratan de vivir según sus propios deseos, serán destruido. Por lo tanto, no vivimos conforme a lo que sale de nuestros corazones, sino conforme a lo que Dios desea. Así que no piensen: “¿Por qué estoy haciendo esto?”, sino reconozcan que esta es su naturaleza original. Y por esa razón, decidan vivir por la palabra de Dios. El resultado de vivir por la palabra es vida y paz. Oremos y pidamos al Señor que nos ayude a ser aquellos que cumplen la palabra de Dios. Quien no hace esto es un homicida. Oremos para que podamos obedecer la palabra del Señor y así estar llenos de vida.

Dios Padre, así como Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”, ayúdanos a ser aquellos que se unen a Tu voluntad. Ayúdanos a tener vida, y que sea en plenitud y abundancia. Mientras trabajamos para que muchos otros también obtengan esa vida en abundancia, llénanos de la sabiduría, conocimiento y poder. Hemos orado en el nombre de Jesús. Amén.