2017.03.12 – Jesús, el que vino en carne
in SermonesJesús, el que vino en carne
(1 Juan 4:1-4)
Dios
Es el Creador.
Él
Es quien reina sobre todos los seres vivos.
Su Hijo, Jesús,
Vino en carne
Para gustar la muerte. (Hebreos 2:9)
Su sangre es poder para redimir,
Y negarla es anticristo.
Él vino a llamar pecadores (Marcos 2:17)
Y los espíritus redimidos por sus sangre son los fieles.
Por lo tanto, los santos reciben el bautismo
Y la regeneración por el Espíritu Santo.
Esta
Es la Palabra de Dios y la promesa eterna.
Por esta razón
Quien escucha la Palabra de Dios le pertenece a Él
Y quien no creen en Él es anticristo.
La gran fe de los cristianos
Es tener la certeza de haber recibido la gracia
Y tienen la certeza del testimonio de la sangre del Cordero. (Romanos 10:9-10)
○ Nuestro espíritu debe vencer el pecado y la tentación.
Debe vencer la duda.
Los creyentes son justificados eternamente.
○ La conciencia y la sabiduría de los incrédulos
Les hace dudar de la gracia
Y permanecen por siempre en el mundo como pecadores.
○ El espíritu de Jesucristo
Siempre escucha la Palabra de Dios
Y se considera justo hasta la muerte.
※ Tengamos fe
Dejemos las obras de la carne
Y vivamos en la gracia.
1 Juan 4:1-4
1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.
2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;
3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.
Resumen
El espíritu que pertenece a Dios
Dios es el creador. Dios no solo creo al mundo que vemos con los ojos sino que también creo el mundo espíritual que no podemos ver. Él no solo lo creo, sino que ahora lo sostiene. Por lo tanto, la existencia de toda la creación y el manejo de ello es evidencia de la existencia de Dios.
Dios es todopoderoso. Dios aunque es un ser que el hombre no puede ver se manifestó delante del hombre, y siendo un ser que no puede morir padeció la muerte. Para entender estas palabras hay algo que tenemos que tener en cuenta. El Padre Dios no puede ser visto por el hombre y no puede morir. Por lo cual, Dios por medio de su Hijo se mostró asimismo al mundo y padeció la muerte. El Hijo de Dios vino al mundo a manifestar a Dios, y sufrio la muerte (Hebreos 2:8).
Jesucristo es el Verbo que se hizo carne y vino a esta tierra. Por lo tanto, Jesucristo es la palabra. Nuestro espíritu solo con la palabra será limpio (Juan 15:3). Aún una persona que en el exterior no tenga ni una mancha o tenga una personalidad sobresaliente, si ese espíritu no tiene la palabra no es limpio. La persona que desea obtener los frutos que Dios desea su espíritu tiene que estar limpio, por lo cual para esto ciertamente tiene que recibir la Palabra de Dios.
Sin embargo, un problema es que la capacidad de distinguir la Palabra de Dios entre las muchas palabras del mundo es poca. 1 Juan 4:1 dice, “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.” Si una persona ora mucho y asiste fielmente a las reuniones puede verse que tiene una vida devota, por lo cual es fácil que las personas piensen que es una persona espiritual. Sin embargo, solo con esto es difícil distinguir si es una persona pertenece al espíritu de Cristo.
1 Juan 4:2-3 dice, “En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo.” El que confiesa que Jesucristo vino en carne le pertenece a Dios, y el que no es así es el espíritu del anticristo, osea es persona que pertenece al espíritu que va encontra de Dios.
1 Juan 4:1 dijo, “Probad los espíritus si son de Dios.” Como por medio del examen de los genes se confirma la paternidad, nosotros tenemos que saber claramente a que espíritu está perteneciendo nuestro espíritu. Jesús dijo, “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí, apartaos de mí, hacedores de maldad.” (Mateo 7:22-23). Sorpredentemente estas palabras fueron dichas a las personas que confesaron a Jesucristo como Señor y con ese nombre realizaron poderes. Para realizar poderes con el nombre del Señor tiene que tener un nivel en la vida de fe alta. El Señor también entre ellos también distingue a los que reciben al espíritu de anticristo.
Jesús dijo, “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y vida.” (Juan 6:63). Hay personas que escuchan la predica como palabras de hombre. Con este pensamiento vienen y se sientan en la iglesia y aún escuchando mucha palabra no puede recibirla como palabra de Dios. La razón por la cual muchas personas del mundo no pueden recibir la salvación es porque escuchan la Palabra de Dios como palabra de hombre. La Palabra de Dios es espíritu. Esta es también la razón por la cual la Palabra de Dios puede salvar nuestro espíritu. ¿Será que usted está escuchando la Palabra de Dios? ¿Será que aún realizando el poder de echar fuera a los demonios, en el momento de escuchar la Palabra de Dios la está escuchando como palabra de hombre?
El que pertenece a Dios confiesa que Jesús vino en carne
“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo.” (1 Juan 4:2-3). El Hijo de Dios al venir en carne a esta tierra redimió del pecado a la humanidad. El pagó el precio del pecado que todo hombre tenía que pagar.
Para redimir el pecado de la humanidad, el aún siendo inocente murió colgado en la cruz derramando su sangre. Las palabras, “Jesucristo vino en la carne” es igual a “vino para derramar su sangre”. La Biblia dice, “Sin derramamiento de sangre no se hace remisión.” (Hebreos 9:22). También el pueblo de Israel al derramar la sangre de un cordero cada año por mil quinientos años desde el Monte Sinaí hasta Jerusalén fue para ser redimidos del pecado. Esto era parábola de Jesucristo que vendría más adelante.
Arriba del arca del pacto, donde el sumo sacerdote derrama la sangre del cordero para el perdón de pecados, hay dos querubines extendiendo sus alas para cubrirla. Esto significa que luego de que el perdón de los pecados es realizado Dios tapará todo el pecado del hombre. Nosotros aunque delante de Dios somos pecadores con la sangre de Jesús recibimos el perdón. Luego de esto nosotros obviamente volvemos a cometer pecado. Sin embargo, no hay la necesidad de que Jesús vuelva a ser colgado en la cruz.
La persona que se reviste del mérito de Jesucristo y se une a Él puede cometer pecado. Si esa persona ha pecado solo tiene que confesar y recibir el perdón. En medio de la oración que el Señor nos enseño dice, “El pan de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” (Mateo 6:10-11). De la misma forma como todos los días pedimos por el alimento, tenemos que recibir el perdón por los pecados que cometemos cada día. 1 Juan 2:1 dice menciona esto diciendo, “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” En resumen, nosotros no solo nos hemos revestido de mérito de ser redimidos por medio de la sangre de Cristo, sino que cada día podemos recibir el perdón de los pecados.
El que confiesa que Jesús vino en carne no condena
El fundamento en la fe del cristiano es creer que Jesús vino en la carne. Vuelvo y repito, es creer que cuando estamos en el pecado Jesús al tomar responsabilidad de ese pecado nos da la redención. Hay personas que cada vez al orar dicen, “Soy un pecador”. Tal vez esta confesión signifique que esta aceptando la verdad de que es un ser débil. Sin embargo, para ser más exacto la persona que ha recibido la redención del pecado por la sangre de Jesús ya no es más un pecador. Nosotros en cualquier situación no debemos tomarnos como pecadores. Dios no es Padre de pecadores, ni escucha la palabra de pecadores. Aún así si uno mismo se condena que es pecador es evidencia de que está recibiendo la tentación del espíritu de anticristo.
Colosenses 2:18 dice, “Nadie los prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles.” Lo que el ángel dio es la ley. La ley es algo que fue encargado hasta la venida de Jesucristo al mundo, por lo cual su trabajo es condenar. El decir “Soy pecador” en cualquier significado en conclusión es igual que inclinar su cabeza delante del ángel que llevo la ley. La Biblia está advirtiendo que estas personas aunque reciban la salvación perderán el galardón.
1 Juan 4:4 dice, “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.” El que pertenece a Dios ya ha vencido al espíritu de anticristo, y nunca recibe la condenación. Sin embargo, la persona que para ser humilde se condena a si mismo aún sigue debajo de la ley, y está recibiendo la tentación del espíritu del anticristo. Nosotros tenemos que examinarnos y tener cuidado si nosotros estamos recibiendo la tentación del espíritu de anticristo.
Esto así, hay personas que condenan a otras personas fácilmente. Cualquier persona que se reviste de los méritos de Jesucristo y se une con Él ya nos es más un pecador. ¿Cómo es que una persona que ha recibido la redención del pecado y vive por la gracia puede condenar a un hermano que está dentro de Cristo?, esto es negar la sangre de Jesucristo que lo santificó. El negar la sangre de Cristo es lo mismo que negar que Jesucristo vino en carne. Por lo tanto, la acción de que un cristiano condene a un hermano es que está manifestando por si mismo que esta recibiendo la tentación del espíritu del anticristo.
Un día cuando los saduceos y fariseos al capturar a una mujer en acción de adulterio la trajeron a Jesús. Y le dijeron, “Según la ley de Moisés nos manda que apedreemos a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?” Por lo tanto, si Jesús dice que no maten a aquella mujer se convertirá en quien no cumplió la ley. Pero si por el contrario dice que la mataren se convertiría en homicida. Entonces Jesús dijo que la matarán. Pero también dijo que el que no tuviera pecado fuera el primero en arrojar la piedra. Luego de que las personas escucharan estas palabras uno por uno dejaron el lugar. Al estar solo con la mujer Jesús le dijo, “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” Dentro de Jesucristo no hay nadie que sea condenado (Juan 8:1-11).
Dios hizo a los que compró con su sangre, la iglesia. Amemos a la iglesia. No expongamos los pecados de los demás sino realicemos la voluntad del Señor. 1 Pedro 4:8 dice, “El amor cubrirá multitud de pecados.” Debemos tener el corazón que los padres tiene al pensar en sus hijos. Aunque su hijo tenga una discapacidad no hay padre que abandone a su hijo por aquello. Aún si tiene debilidades el amor maternal es cubrirlos. Si ama a la iglesia no debe condenar a otros. Tenemos que aceptar la obra que Jesús hizo al venir en la carne y amar. Tenemos que hacer que nuestro espíritu pertenezca a Dios.
Carta de Simuón
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Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Interpretación: Ministro Da Un Chung y Eun Sol Jang
Traducción: Ministro Da Un Chung, Eun Sol Jang y Richard Olivieri