Servicio del Día del Señor del 21 de abril del 2024
Él da el poder a cada uno de nosotros como regalo
(Efesios 4:7)
Pastor Sung Hyun Kim
“¿La obra en la iglesia? Alguien más lo estará haciendo. La verdad yo no sé mucho, así que estaré en silencio.” ¿No será que meramente somos espectadores de la obra en la iglesia? Obviamente, existen aquellos que entregan sus vidas por ello. Sin embargo, esto no significa que esto reemplazando el trabajo que cada uno de nosotros debe hacer en la iglesia. Cada uno de nosotros tenemos diferentes roles que Dios espera que hagamos. Dios reparte diferentes regalos a cada uno de nosotros para que podamos sostener ese rol. Cuando todos los miembros de la iglesia usan esos dones en armonía y se unen, solo entonces la obra de Dios será hecha favorablemente.
Dios ha otorgado a cada uno de nosotros un cierto poder, haciendo posible que sirvamos la iglesia, esto no es simplemente para cumplir la misión de la iglesia. Por otro lado, esto también es la manera en la cual Dios guía a cada uno de nosotros a entrar en el reino de los cielos. Nuestra redención es igual a un aviso de separación del dominio del pecado, y luego de hacer esto lo importante es no volver a caer en el pecado. Para ello, Dios nos permite la oportunidad de servir a la iglesia, y más allá, nos da el poder acorde a Su medida a cada persona para que sirva a la iglesia según Su voluntad.
Lo que verdaderamente agradecemos es que cuando Dios nos da el poder y hace posible que hagamos Su obra, Él no nos traba uniformemente como si fueras simplemente parte de una máquina. En cambio, Él respeta la individualidad de cada uno de nosotros y nos guía en medio de una comunión íntima. ‘Como Dios estima la unión, no tendrá ningún interés en una persona insignificante como yo.’ Estos pensamientos son completamente opuestos a la realidad. El énfasis de la unión de Dios no resta en la uniformidad, sino está en armonizar la diversidad. Por lo tanto, cada individuo es una parte preciosa y estratégica en el plan de Dios.
Lo que es desafortunado es que muchos individuos, a pesar de que lleven sus vidas de fe, menosprecian a la presencia de Dios. El llevar la vida en la iglesia es caminar junto con Dios, no es meramente satisfacer su deseo religioso al venir a la iglesia. Cuando la iglesia necesita el poder que uno posee, algunos podrán pensar, ‘Mi talento es tan valioso que es un desperdicio usarlo en la iglesia.’ Pero cuando el mundo requiere de esos dones, se enorgullecen. ¿Cómo se sentirá el Señor, que soporto todo tipo de sufrimiento para concedernos estos dones para servirle?
Las personas del mundo con frecuencia piensan que todas sus posesiones son lo que ya han tenido o adquirido mediante sus propios esfuerzos excepcionales. Pero nosotros, que estamos en Cristo, aceptamos que todo lo que tenemos es un regalo de Dios. Por lo tanto, reflexionemos por qué Dios nos ha otorgado estas cosas. Tengamos cuidado de no olvidar la presencia de Dios y perseguir solo nuestros propios objetivos. Abandonemos la actitud de espectador hacia la obra de la iglesia y usemos los dones que Dios ha dado para que sean usados en la obra que Dios desee. Aceptemos que Dios quien nos redimió está junto con nosotros ahora y continúa guiándonos.