2018.02.04 – Clamen el nombre de Jesús
in SermonesClamen el nombre de Jesús
(Romanos 10:1-15)
Dios
Es único.
Él
Es nuestra única vida (Juan 17:3)
Y único Salvador. (Juan 3:16)
¿Quién es Dios?
Es el único de nuestro espíritu
Es el principio y fin de nuestros espíritus. (Apocalipsis 22:13)
Por lo tanto,
No trate de guardar su nombre
Sino el de Jesús. 2 Corintios 13:5)
Si el espíritu vive y tiene la victoria
Clama el nombre de Jesús.
Si quiere vencer la autoridad del Hades (Mateo 16:16-20)
Clame el nombre de Jesús.
Si quiere vencer al diablo y a los demonios (Marcos 16:17)
Clame el nombre de Jesús
Si quiere vencer el pecado y la pobreza clame el nombre de Jesús
Exalte el nombre de Jesús.
Solo por el Espíritu Santo
Podemos ser llenos de ese nombre.
◌ Si quiere vencer los deseos de su carne
Llame y exalte el nombre de Jesús.
Exalte la autoridad del nombre de Jesús.
◌ La Palabra que nos salva
Esta en nuestra boca y corazón.
Clame el nombre de Jesús y adórele.
◌ Quien llama el nombre de Jesús no es pecador
Es hijo de Dios.
Si es lleno del Espíritu Santo llame su nombre.
※ Encienda el fuego al clamar el nombre de Jesús.
Que su espíritu encienda el fuego
Y así nuestra familia.
Romanos 10:1-15
1Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.
2 Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.
3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios;
4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
5 Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas.
6 Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo);
7 o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos).
8 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón.Esta es la palabra de fe que predicamos:
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;
13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: !!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
Resumen
Busque la vida de Dios
Dios es el único quien nos pude salvar. Muchas personas piensan que el poder, el honor, y la riqueza les pueda dar la salvación por lo cual las buscan. De hecho, las personas caen por ello. Pero a pesar de esto, las personas gastan su vida para poder obtenerlas. Tenemos que tener en claro la verdad de que solo Dios es la única vida, y el origen de ella. El buscar a Dios es buscar la vida: y el afrimar diciendo: “En mí esta Dios”, es lo mismo que afirmar: “La vida esta dentro de mí”.
Hay personas que aunque dicen que han encontrado a Dios, son desinteresados sobre la vida. Cuando vienen a la iglesia en el día del Señor ellos participan en el culto, alaban y escuchan la predica, pero los que ellos buscan por medio de ello no es más que tener paz en sus corazones como una vida religiosa. Sin embargo, la vida de fe no es una religión. La razón por la cual nosotros aunque enfrentemos todo tipo de persecuciones en esta tierra y continuamos en la vida de fe es para que la vida que hemos recibido pueda ser nuestra por la eternidad.
Aunque muchas personas buscaron a Jesús y habla sobre la vida eterna diciendo: “Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.” (Juan 6:55-56), la mayoría de ellos le dejaron. Eso es porque ellos fueron indiferentes a la vida eterna que Jesús hablo. Como Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.” (Juan 6:26), ellos no deseaban la vida eterna sino que no era más que el beneficio que ellos pudieran obtener por medio de Jesús.
La justicia de Dios que es obtenida por la fe, y no por el bien y el mal
Las personas que tienen una vida religiosa toman su consciencia como la justicia. Ellos definen lo que esta bien y mal por medio de su consciencia, por lo cual viven para satisfacer su conciencia. Sin embargo, esto delante de Dios no tiene ningún significado. La ley ofrece una consciencia a los israelitas como base de su fe. Esta consciencia tiene el importante rol de hace que las personas comprendan que son pecadores y hace que se arrepientan. Según esta perspectiva podemos ver que la consciencia tiene el mismo rol en el proceso en llevar el evangelio de Jesucristo. Pero el problema está en que las personas aún luego de que hayan recibido el evangelio siguen tomando como justa a las personas y sí mismo según los términos de su consciencia, y llegan a juzgar a los que son injustos.
El determinar si uno recibe la vida eterna no es juzgada por la consciencia de lo bueno y lo malo. El hecho de tomar la consciencia como justicia es lo mismo que tratar de ser justo por medio de la ley, lo cual es lo mismo que escoger el estar debajo de la maldición. Gálatas 3:10 dice: “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.” A diferencia de lo que las personas que dependen de la consciencia esperan, en conclusión serán juzgadas y perecerán.
Los que son esclavos de la consciencia discuten de lo bueno y malo en términos morales y éticos. Sin embargo, la discusión sobre lo bueno y malo ya fue dada por terminado cuando el espíritu del hombre murió en el huerto del Edén. Por lo que ahora la salvación no es determinada por medio de lo bueno y lo malo. En los días postreros cuando Jesús vuelva de nuevo Él salvara a los que son justo, entonces ¿quiénes son estos justos? Jesús no considera a los que tienen una vida buena según la consciencia como justos, sino a los que tienen la fe.
Romanos 10:2-3 dice: “Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.” Las personas que ofrecen su propia justicia, no podrán obedecer la justicia de Dios. Jesús da por terminada la ley para poder dar la justicia a todos los creyentes. Por lo tanto, para poder recibir la salvación, tenemos que creer en la obra que Jesús realizo y clamar en ese nombre. La vida que diferencia lo bueno y lo malo según la consciencia no tiene relación con la salvación. El hecho de que las personas diferencien lo bueno y lo malo comienza cuando el diablo sedujo al hombre en el huerto de Edén. Pero el resultado de ello no fueron para obtener la justicia de Dios, sino todo lo opuesto.
Jesús quien da la vida y la vida eterna a la humanidad que estuvo dentro de Adán
El espíritu de la humanidad murió en Adán. Esto no significa que el espíritu de algunas personas hayan muerto y otros no. La muerte en el espíritu no es por medio de las acciones de cada uno. Como el primer Adán desobedeció a Dios, el espíritu de toda la humanidad que estuvo dentro de Adán muere. Por lo cual toda la humanidad en los postreros días tienen que ir al infierno. De esto, Romanos 5:12 dice: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” Por lo tanto, el hecho de que el hombre tiene que ir al infierno no son por las acciones que cada uno hace, sino por medio del pecado que Adán cometió.
La forma para salvar al hombre del castigo del infierno es por medio de la paga del pecado de Adán. Solo así es como el espíritu que murió dentro de Adán puede vivir. La estado del espíritu que tiene el hombre por medio de Adán, no es algo que uno puede cambiar por medio de las buenas acciones. Como el pecado de Adán llevo a la muerte del espíritu del hombre es necesario la paga del precio de ese pecado para que pueda vivir. Para eso, Dios envía a su Hijo a este mundo como el último Adán. Este es Jesucristo. Romanos 5:19 dice: “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.”
Jesús murió derramando la sangre en la cruz. Las personas al ver esto consideraron a Jesús como pecador. Sin embargo, la razón por la cual Él recibió la condenación no es por su propio pecado. En Él no hay pecado. ¿Quién podría dar testimonio sobre esto? Quien testifica es Dios. Dios testifica la justicia de Jesús al resucitarlo de entre los muertos. Hechos 3:14-15 nos dice: “Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios a resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.”
La resurrección de Jesús demuestra que su muerte en la cruz no fue por su propio pecado. Entonces se podrán preguntar, ¿por qué Dios dejo que el Hijo de Dios quien no tiene pecado fuera crucificado en la cruz? Dios hace que Jesús redimiera el pecado de Adán. Como el último Adán tomo el pecado del primer Adán y recibió el castigo, limpio por completo el pecado del primer Adán. Por lo tanto, la humanidad que estuvo dentro del primer Adán no tienen la necesidad de pagar la deuda del pecado por si mismos.
Aun el precio del pecado de los incrédulos fuera de la iglesia ya ha sido pagado. La muerte del último Adán no solo soluciona el pecado de un grupo especial de personas, sino que como paga el pecado del primer Adán, toda la humanidad que esta dentro de él reciben la redención. En el mundo no existe ninguna persona que vaya a ir al infierno por el pecado de Adán. Sino por el no aceptan la obra que Jesús hizo. Por lo tanto, lo que cada persona tiene que hacer es aceptar lo que Jesús realizo al derramar su sangre, y revestirse del merito de Jesús para que su espíritu pueda vivir. Y las personas que han vivido tienen que entrar en Jesús y hacer la obra que Jesús nos ha ordenado. Jesús nos ha dicho que tenemos que tomar de su sangre para obtener la vida, y tenemos que comer de su carne para que obtengamos la vida eterna.
Clame el nombre de Jesús
Romanos 10:13 dice: “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Dios nos hace conocer Su nombre. El nombre de Jesús no es el nombre de un joven de Nazaret. Originalmente ese nombre es el nombre de Dios Padre. Dios Padre heredo ese nombre a su Hijo, y también ese nombre entra en nosotros por medio del Espíritu Santo. Ese nombre es el nombre de Dios Padre, Hijo y del Espíritu Santo. Los discípulos de Jesús teniendo este conocimiento y según el mandamiento del Señor de ir a todos las naciones bautizándolos en el nombre del Padre, Hijo y el Espíritu Santo, ellos al bautizar siempre lo hicieron en el nombre de Jesucristo. (Hechos 10:48)
Nosotros no hemos visto a Dios con nuestros ojos. Sin embargo al clamar al nombre de Dios confesamos su existencia. Esto es lo mismo como si un granjero, aunque no haya visto al rey en toda su vida, reconoce la existencia del rey al usar su nombre para dirigirse sobre él. El culto es ver el rostro de Dios. ¿Cómo podemos ver el rostro de Dios nin ni siquiera haberlo visto? Al clamar el nombre de Dios, osea el nombre de Jesús, vemos a Dios. El clamar al nombre de Jesús es posible porque conocemos al Dios único. No trate de ver a Dios con los ojos, sino clame el nombre de Jesús.
En el pasado como no conocían el nombre de Dios no tenían más opción que clamar: “Señor, Señor”. Sin embargo, nosotros ahora conocemos el nombre de Jesús. Llame al nombre de Jesús. Obviamente, esto nos significa que Dios podrá su oído a todo aquel que clame: “Jesús, Jesús”. Además muchos entre los Israelitas tenían el nombre de Jesús. Cuando clamemos en el nombre de Jesús tenemos que hacerlo sabiendo que ese nombre es el nombre compartido por el Padre, Hijo y el Espíritu Santo. Si clamamos el nombre de Jesús es escuchado por el Padre, por el Hijo y por el Espíritu Santo.
Si vamos a orar tenemos que hacerlo creyendo en el nombre de Jesús. También al rendir el culto tenemos que hacerlo creyendo en el nombre de Jesús. También al sanar las enfermedades tenemos que hacerlo creyendo en el nombre de Jesús. También al escuchar la palabra tenemos que obedecerla creyendo en el nombre de Jesús. El nombre de Jesús nos da la salvación, el nombre de Jesús nos da la sanidad. Nosotros en el mundo enfrentamos situaciones que necesitamos la ayuda de Dios. En esos momentos clame el nombre de Dios. Clame: “Jesús, Jesús.” Esta palabra: “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” (Romanos 10:13) es realizada en las personas que claman el nombre de Jesús.
Carta de Simuón
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Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Traduccion de la sintesis: Da Un Chung
Traducción del resumen: Eun Sol Jang
Interpretación: Eun Sol Jang