2018.01.28 – El yugo de Jesús
in SermonesEl yugo de de Jesús
(Mateo 11:25-30)
Dios
Es gracia.
Él
Tuvo misericordia del mundo
Y derramó su gracia sobre él. (Juan 1:16)
¿Hay alguien libre como Dios? (Juan 8:32)
El hombre pierde su libertad cuando es pecador.
El hombre carga un yugo
Que el mismo desconoce.
El pecado, la muerte y el castigo son un yugo de temor
Que el mundo carga.
Jesús vino al mundo siguiendo la voluntad del Padre
Para cargar el yugo de la humanidad. (Juan 1:36)
Además
Nos dijo que nosotros carguemos su yugo
La carga de la humanidad
Es la vida del Señor Jesús
Y el yugo de Jesús
Debe convertirse en la vida de la humanidad.
El yugo de Jesús es yugo y Verdad. (Juan 14:6)
El Espíritu Santo es nuestro yugo.
◌ Quien carga el yugo de la Ley es destruido.
La cruz de Jesús cargó nuestro yugo
Esta es nuestra fe.
◌ Jesús tiene el yugo de Verdad.
El yugo de la Verdad es liviano
Y permite entender qué es la felicidad.
◌ Nuestro cuerpo carga el yugo de la Ley
Pero nuestro espíritu debe cargar la gracia.
Hay vida cuando en el espíritu hay verdadera libertad.
※ Dejemos nuestro yugo
Y recibamos el yugo de Jesús.
Seamos libres eternamente con Jesús.
Mateo 11:25-30
25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
26 Sí, Padre, porque así te agradó.
27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Resumen
El evangelio es la fe
Dios es quien da la gracia. El hombre conoce la gracia de Dios a través del evangelio. El evangelio y la fe son inseparables. El libro de Mateo es el testimonio de la fe de Mateo sobre Jesús, el libro de Marcos es el testimonio de la fe de Marcos sobre Jesús. Podemos decir que el evangelio en sí es la fe.
Aunque en el libro del Antiguo Testamento es escrita la obra de Dios, no enseña a Dios como el Padre ni introduce al Hijo de Dios. Sin embargo, según Marcos 1:1 el cual es el primer libro escrito en el Nuevo Testamento dice: “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”. Finalmente nos revela a través de Jesucristo la relación entre Dios Padre y el Hijo, y el hecho que por medio de Jesucristo el evangelio comienza.
Dios ama al Hijo y se complacé de Él. El experimentar dentro del Hijo, la maravillosa relación entre el Padre y el Hijo es nuestra fe. Nuestra fe no es una religión. La religión da la ley al hombre, y los que han cumplido con ella tienen paz en sus corazones. En la superficie, la religión parece dar la libertad a las personas. Sin embargo, es todo lo contrario. La religión solo da el yugo del martirio a las personas.
Aunque la ley de la religión da el remordimiento a la conciencia, las personas podrán anhelar la salvación, pero esto en sí no puede llegar a salvar al hombre. Esto es igual para la Ley del Antiguo Testamento. Aunque la Ley hubiera podido llegar a disciplinar el cuerpo de hombre, esto no puede salvar el espíritu. La Ley es un tipo de yugo. El yugo es una barra que es amarrada en el cuello del caballo o vaca para empujar un coche o la aradura. Jesús uso el ejemplo del yugo para hablar sobre la diferencia entre la Ley y el evangelio.
Los que conocen al Padre y al Hijo tienen la vida
Mateo 11:25-30 dice: “En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”
El evangelio no puede ser recibida con la sabiduría del hombre. Cualquier personas que se considere sabio tendrá dificultad en obtener la fe por su propia teoría. La fe es obtenida por aquellos que tenga los oídos abiertos. Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Para obtener la fe no se necesita ser inteligente sino tener un corazón puro.
El evangelio habla sobre la relación entre Dios Padre y el Hijo. Jesús siempre enfatizo diciendo: “El Padre me ama. Yo obedezco al Padre. El Padre es el Altísimo. Y delante de Él yo soy menor.” ¿Quién es Dios? Es la fuente de vida. ¿Por qué le llamamos Padre? Porque es el más alto de todas las alturas. El decir: “¿Para usted, Dios existe?”, es lo mismo que decir: “¿Usted tiene la vida?” El experimentar esta relación entre Dios Padre y el Hijo, es el obtener la salvación y la vida eterna.
Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados”. La ley es quien da al hombre esta carga pesada. La ley pide la mortificación a las personas. Las personas que están en el dominio de la ley tratan de ser libres de la maldición y el castigo que trae el pecado por medio de las buenas acciones o la mortificación, en cambio de recibir la gracia. Esta es la forma como ellos tratan de ser libres del yugo que los está oprimiendo. Sin embargo, Jesús nos dice: “Vengan a mí y tomen mi yugo.”
Tome el yugo de Jesús quien es manso y humilde
¿Quién es Jesús para que nos diga que tomemos su yugo? Él dijo que: “Soy manso de corazón”. ¿Qué es el ser manso? Jesús dijo: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” (Mateo 5:5). La persona que es manso en esta tierra tendrá muchas personas a su alrededor. El ser manso es el no tener odio en el corazón. Podemos encontrar la mansedumbre en el amor de la madre hacia sus hijos. No importa que tantas cosas malas haga su hijo, la madre no podrá odiar a su hijo. En el caso de que si nosotros constantemente recibimos ataque y persecución de alguien, podemos terminar odiando a esa persona. Sin embargo, una persona que es manso sobrepasara esto.
Jesús dijo: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo dijo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?” (Mateo 5:43-47). El no odiar al enemigo y en cambio el amarlos, es el ser manso.
Jesús también dijo: “Soy humilde”. Él aun siendo igual a Dios, no estimo el ser igual sino que se rebajo a los más bajo. Filipenses 2:6-8 nos dice sobre esto: “El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó así mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombre; y estando en la condición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” De esta misma forma, Aquel que se rebaja a sí mismo delante del Padre Dios y obedeció hasta la muerte en la cruz es el Hijo de Dios; y el conocer y creer en Él es el evangelio.
Jesús nos dice: “Tomen mi yugo”. Las palabras tomen mi yugo son las mismas palabras que, reciba la gracia. Aunque para el hombre el sostener el yugo de la ley es difícil y una carga pesada, el yugo de Jesús es fácil y ligera. Pero a pesar de esto, hay ocasiones en que las personas tratan en cargar lo difícil y pesada, y no le dan valor a la carga liviana. Sin embargo, solo el yugo de Jesús es quien nos puede dar el descanso verdadero.
Permanezca en la gracia
Algunas personas dice: “Pastor, me siento muy triste. ¿Como puede esa persona reciba la gracia? Luego de que vi que recibió la gracia, ya no deseo recibirla.” Aunque puedo entender ese deseo de que una persona que ha pecado reciba el castigo. Sin embargo tenemos que esforzarnos en no tener ese corazón sino tenemos que sobrepasarlo. Tenemos que examinarnos cada uno de nosotros si somos personas que han aprendido de Jehová o personas que han aprendio de Jesús.
El hecho de que Jesús haya recibido el castigo no es para que nosotros la recibamos de la misma forma. Sino que Jesús dijo: “Pecadores, para pagar el precio de su pecado yo ya he recibido el castigo. Por lo cual, no hay la necesidad de que ustedes vuelvan a tomar la responsabilidad. No traten de recibir la salvación por medio de la mortificación sino por la gracia.” Cuando el dolor venga a ustedes no piensen: “Eso es lo que recibo por ser un pecador”. Cuando el dolor venga ante nosotros arrepiéntase y salir de aquí.
Hay personas que piensan que si no cumplen con el Día del Señor la ira de Dios vendrá en ellos, por lo que asisten a la iglesia a la fuerza. Aunque estas personas rinden el culto, cuando ofrendan e oran no tienen el gozo sino que todo lo hacen a la fuerza. Tenemos que tener en claro que el Día del Señor no es un yugo pesado, sino es un yugo de gracia que bendice y enriquecé a nuestro espíritu.
Permanezca dentro de la gracia. Tome el yugo de Jesús. La conciencia el hombre condena sin parar. No solo por las acciones que hace, sino también cuando tiene deseos carnales en su corazón, celo en su corazón u odio en su corazón. Si uno acepta estas acusaciones, no tendremos más opción que alegarnos de Dios. Una persona que esta lejos de Dios al tener un problema en el cuerpo piensa que es el precio que tiene que pagar por su pecado, en cambio de revestirse de la gracia de Dios.
Las personas que cargan el yugo pesado no acepta la gracia que ha recibido y la gracia que otros han recibido. Ellos con frecuencia dicen: “Si uno peca tiene que pagar ese precio. De que gracia me está hablando.” Sin embargo, las personas que pertenecen en la gracia aunque hayan cometido un pecado, experimentan con más profundidad la gracia de Dios por medio de ello. De esto, Romanos 5:20 dice: “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia.”
Cuando las personas al diezmar e ofrendar no lo pueden hacer con un corazón de gracias y gozo, sino que lo hacen con tacañez y a la fuerza. Esto es porque no están dentro de la gracia. Dios dice a los que hipócritas que no conocen la gracia: “Ustedes quienes han menospreciado mi nombre. Cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? Quisiera que alguien cerrará la puerta del templo para que ustedes no puedan entrar.” (Malaquías 1:6-10).
Sea libre del yugo de la conciencia. No hay ningún problema el vivir en el mundo con solo la consciencia. Sin embargo, en la consciencia no hay la obra del Espíritu Santo. El Espíritu Santo solo obra por medio del yugo de Jesús. ¿Tiene la enfermedad? Permanezca dentro de la gracia. ¿Es pobre? Permanezca dentro de la gracia. ¿Está lleno de diversos problemas? Permanezca dentro de la gracia. ¿Sí le molesta que las otras personas reciban la salvación fácilmente y sin ningún sufrimiento? Entonces, permanezca dentro de la gracia. Venga hacia Jesús y cargué Su yugo y aprenda de Él.
Carta de Simuón
Pronto
Créditos
Centro Misionero de Traducción Simuón
Resumen: Pastor Ki Taek Lee
Centro Misionero de Traducción Simuón. Departamento de Castellano
Traduccion de la sintesis: Da Un Chung
Traducción del resumen: Eun Sol Jang
Interpretación: Eun Sol Jang